Cataluña

"Catalans, us estimem": Sánchez llega a los indultos con la promesa de sumar "a millones de personas a la convivencia"

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Nadie sabe si saldrá bien o saldrá muy mal pero el plan ya está en marcha. En un acto solemne, Pedro Sánchez se subió a mediodía de este lunes a las tablas del Liceu para lanzar definitivamente la apuesta política más arriesgada de cuantas haya decidido afrontar en su carrera. Y, en su caso, decir eso no es poca cosa.

A falta de la liturgia del Consejo de Ministros, que se producirá este mismo martes, el presidente del Gobierno indultó en la práctica a los nueve líderes independentistas subido al escenario de un teatro en pleno corazón de Barcelona. “El Gobierno de España ha decidido afrontar el problema, buscar la concordia”, anunció entre varios gritos de independentistas catalanes que, desde la penumbra del patio de butacas y al igual que hicieron unas 500 personas a las puertas del teatro, rechazaron la medida de gracia: “¡Indults no és la solució! ¡Amnistía! ¡Independència és l’única solució!”.

Ese plan, con los inmensos riesgos que conlleva tanto a nivel personal para el propio presidente como a nivel político para el conjunto del país, resultará a partir de ahora estratégico. Y no por el apoyo parlamentario puntual que pueda significar un posible acercamiento con los partidos independentistas, especialmente ERC, y que puedan evitar sobresaltos en lo que quede de mandato. La mirada del Gobierno está puesta mucho más allá y trasciende con creces las fronteras de una legislatura.

"Sacamos a nueve, sumamos a millones"

“Con este acto sacamos materialmente de la cárcel a nueve personas, pero sumamos simbólicamente a millones y millones de personas para la convivencia”, pronunció Sánchez en una declaración de intenciones que resumió bien la hoja de ruta expuesta durante los 26 minutos de su intervención. El presidente trasladó con esa frase el objetivo de desinflamar Cataluña y, de paso, desinflar la burbuja de afectos del separatismo, inflada exponencialmente desde la crisis abierta con el Gobierno central del Partido Popular antes incluso de la celebración del referéndum.

Sánchez defiende que los indultos a los líderes del procés son “el primer paso” de ese tortuoso camino que queda por recorrer pero que puede significar “un mensaje para miles de personas que los apoyaron y que los siguen apoyando y se sienten solidarias con su destino. Y más aún”, prosiguió, “es un mensaje para los miles y miles de personas que discreparon de su conducta pero que estiman que ya es suficiente el castigo que recibieron”, añadió en alusión a los tres años y medio que los políticos independentistas llevan en prisión. Tras ese primer hito de la normalización política y social de Cataluña, el Gobierno dibuja un horizonte (imaginando seguramente mayorías con menos peso independentista) en el que sea posible poner en marcha “un nuevo proyecto de país con Cataluña al frente de España”.

"Lealtad y legalidad"

El de la “utilidad pública” de los indultos será uno de los principales sustentos políticos que el Gobierno desarrollará en cada uno de los nueve expedientes que serán elevados y aprobados este martes en Consejo de Ministros, en una medida que, en cuanto fue oficializada por Sánchez, el president de la Generalitat calificó desde Tarragona como “solución parcial e incompleta” que, sin embargo, contribuye al diálogo. En su balance, Pere Aragonés insistió en que sus planes para ese diálogo son las metas de siempre: amnistía y autodeterminación. Algo que el propio presidente del Gobierno normalizó en su alocución: “No esperamos que quienes defienden la independencia abandonen sus ideales, porque tampoco vamos nosotros a renunciar nunca a defender los nuestros a aquellos que defendemos la unión. Lo único que exigimos es que unos y otros nos atengamos al pacto constitucional. Fuera de la lealtad y de la legalidad democrática no hay espacio para la política”.

Así que las críticas e incluso abucheos del independentismo más reacio a los indultos se sumaron esta vez a la oleada de descalificaciones que, un día más, le llovieron al presidente desde la derecha. Desde el Liceu, Sánchez les contestó aludiendo a la legalidad y legitimidad de una medida “recogida expresamente en el artículo 62 de la Constitución española. El indulto es una figura necesaria en determinados momentos. Ni cuestiona ni revoca la sentencia firme condenatoria. Simplemente se trata de otro plano”, expuso el presidente antes de apelar incluso a “a la esencia misma” de la Constitución del 78: “La Ley Fundamental de 1978 fue una expresión de concordia entre españoles y españolas, y así fue conocida en su momento, como la Constitución de la Concordia”.

En su carta desde prisión como respuesta al anuncio de los indultos, el líder de ERC, Oriol Junqueras, expresó su voluntad de “volver a extender la mano a todos aquellos que se hayan podido sentir excluidos, porque nuestro objetivo debe ser justamente el de construir un futuro que incluya a todos”. En uno de los discursos más trascendentes de su carrera política, Pedro Sánchez concluyó este lunes en Barcelona: “Catalanes, catalanas, us estimem, os queremos”. El conflicto de fondo sigue siendo el mismo. No sería extraño, sin embargo, que la ciudadanía recibiera aliviada la noticia de que la próxima batalla será, esta vez, la de la seducción.

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