Las dependientas gallegas se rebelan en Navidad contra la liberalización comercial de la Xunta

Miguel Pardo (Praza.gal)

Detrás de las luces de Navidad, de la apertura diaria de las grandes superficies, de las compras masivas, de los regalos de última hora y de los comercios repletos, queda la realidad de los y las trabajadoras. En un mes de diciembre en el que la normativa autonómica permite abrir todos los domingos –más los dos primeros de enero– y en que muchas tiendas amplían sus horarios, personal de los grandes almacenes se movilizan para denunciar el "deterioro" de sus condiciones y las consecuencias de esa "liberalización horaria" en la (imposible) conciliación o en la carga de trabajo.

El calendario establecido por la Xunta de Galicia en este año y en el próximo para los establecimientos comerciales permite que las grandes superficies abran ininterrumpidamente 55 días, casi dos meses. Los que van de la semana del 30 de noviembre –primer domingo considerado hábil en otoño– hasta el sábado 17 de enero, tras habilitar también laborable el día 11, en plenas rebajas de enero. Pueden y lo hacen las grandes cadenas frente a la imposibilidad del pequeño comercio para mantener el ritmo de un largo calendario navideño.

"No es necesario abrir los domingos y los festivos cuando el comercio, por lo general, abre de lunes a sábado hasta las diez de la noche... Puedo comprarles lo de abrir la víspera de Reyes o el primer domingo de las rebajas de invierno, pero ¿el resto? No tiene sentido", dice una dependienta de una tienda en unos grandes almacenes en Galicia donde, como en todos, las puertas abren cada día en Navidad.

"Entiendo la postura de las empresas si se lo permiten: que abran si quieren pero que ese día festivo sea remunerado y no compensado con un día libre. ¿De qué me vale librar un lunes, martes o miércoles si no puedo estar con la familia? Que me lo paguen y bien", dice otro compañero, empleado de una gran superficie comercial que, como otras, obliga por convenio a su personal a trabajar un número mínimo de domingos al año.

"El mensaje que lanzan las grandes empresas del sector es el de que un fin de semana de compras es ocio; la gente entiende que el descanso es ir a un centro comercial a comprar, porque ya alcanzaron su objetivo: consiguieron vincular el ocio con las compras", denuncia Juan Zas, secretario de Acción Sindical de CCOO-Servizos. "El horario comercial es de 90 horas a la semana; pongamos que si una persona trabaja 40 horas, le quedan 50 para comprar... Parecen suficientes como para abrir también domingos y festivos, no es lógico", añade.

Su sindicato desarrolla a nivel estatal una campaña para denunciar el "malestar generalizado" del personal de los grandes almacenes por el "deterioro" de sus condiciones y denunciar la "sobrecarga laboral, la falta de conciliación y los bajos salarios".

Una encuesta a nivel estatal en los primeros días de diciembre y en la que participaron casi 25.000 personas trabajadoras del sector plasmó en datos ese malestar: casi la totalidad señaló el aumento de carga laboral y la reducción del descanso como principal problema y un 71% la obligación de trabajar domingos y festivos sin compensación como lo peor de su labor. Además, más del 75% considera la voluntariedad y compensación retribuida de estas jornadas la principal reivindicación. Un porcentaje similar considera que su salario no ve reconocido su esfuerzo.

"¡Tiempo para vivir!", reclaman en esta Navidad roja las y los trabajadores movilizados, que en Galicia se concentraron el pasado jueves en el Alcampo de A Coruña y en el Carrefour de Ourense, reclamando también la "voluntariedad" del trabajo en domingos y festivos y que estos sean "remunerados". Porque en grandes almacenes suele haber un número de días no laborables en los que es obligatorio ir a trabajar por convenio.

La campaña de Comisiones reclama "el fin de las sobrecargas, el esfuerzo de personal en los picos de ventas, como en este periodo de Navidad, y que se cubran las bajas y las ausencias". También "salarios dignos y justos, acordes con el esfuerzo realizado", e "incentivos reales que resulten motivadores". "Cuando el trabajo en domingos y festivos es voluntario y bien remunerado, no hay problemas, pero no suele ser así", insisten desde una tienda de un centro comercial.

Allí, la falta de personal voluntario llevó a la empresa a contratar personal externo sólo para esos domingos y festivos. Les hacen un contrato para todo el año de apenas 60 euros al mes. "Cobran todos los meses, pero entre diciembre y enero pueden llegar a trabajar ocho o nueve días y en las peores fechas por 120 euros", explica una empleada. Unos 15 euros por jornada.

"En Navidad las jornadas son más extensas, los turnos se alargan y se modifican horarios que dificultan la conciliación. Precisamente en estas fechas, casi no ves a la familia y hay una evidente sobrecarga de trabajo", insiste Zas, de CCOO. "Pero en Galicia la situación es ahora todavía peor", concluye. Y lo explica: la Xunta decidió que el próximo año el comercio pueda abrir los días 26 de julio, domingo, y el 15 de agosto, sábado festivo. "Lo hizo, además, sin consultar, como es habitual, con los sindicatos, en dos fines de semana de verano y en unas fechas especialmente señaladas", explica.

Una decisión que levantó las críticas de trabajadoras y de los sindicatos del sector. CCOO convocó dos jornadas de huelga para esos días y este mismo martes, en el Alcampo de Compostela, también hay una huelga convocada por el comité "en respuesta a la decisión de la empresa de abrir el 26 de julio y el 15 de agosto". "Afecta directamente al derecho al descanso y a la conciliación a pesar de ser días en los que apenas hay movimiento comercial", explican.

La Xunta decidió apostar por la apertura de esos señalados días al cuadrar en sábado los festivos 25 de julio y el propio 15 de agosto. En el Alcampo de Área Central nunca se abría en esas fechas, facilitando que el personal pudiese gozar de dos días completos de descanso al ser el 16 festivo local.

"La decisión de la Xunta prendió la chispa, fue la gota que colmó el vaso; nadie entiende la apertura en esos dos festivos que ayudaban mucho a la conciliación en unas fechas de fiestas, celebraciones familiares... Y en las que casi no hay ventas ni gente; trabajando, seguramente, a pérdidas", explica Roberto Alonso, de la CIG-Servizo de Compostela. "Nadie lo entiende, pero las grandes superficies lo hacen también para machacar al pequeño comercio, que no puede seguir su ritmo", añade.

Diez domingos y festivos al año

A esto se une, explica, la "complicada situación" que el personal sufre en Navidad: "Una barbaridad, trabajando casi todos los domingos, cerrando a las diez de la noche, llegando a casa a las once...". Y, por supuesto, sus "precarias condiciones laborales". "El personal cobra poco más del SMI, tiene un convenio estatal muy nuevo y los domingos y festivos se trabajan sin una compensación acorde", dice Alonso, que recuerda que en los grandes almacenes consiste en dar un día libre por semana, "lo que no tiene sentido, obviamente". En un sector, destaca, altamente "feminizado" y donde muchas de las mujeres "trabajan a tiempo parcial".

"Por suerte, la gente cada vez valora más la conciliación y poder gozar de la vida, se valora más el tiempo", dice el representante de la CIG, que encuentra ahí la explicación de que grandes cadenas "tengan cada vez más difícil encontrar personal para ciertos puestos". "No se debería abrir ningún domingo ni festivo, ni permitir aperturas hasta las diez de la noche; llegaría con cerrar a las ocho porque esa sería también la manera de acostumbrar a las personas consumidoras a horarios más razonables y respetuosos", añade quien denuncia que la Xunta quiera llevar Galicia al "modelo del Madrid liberalizado".

En esa comunidad autónoma, el comercio puede abrir cualquier día del año, sin límite. En Galicia, son diez los domingos y festivos en los que está permitida la apertura, una cifra similar a la de muchos territorios, pero aún lejos de los 16 de Andalucía y Murcia. Con todo, dejar abrir festivos de julio y agosto no es lo más habitual.

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"He trabajado algún sábado o festivo de julio y agosto y no hay casi nadie, puedes pasar el día sin hacer apenas nada; no tiene ningún sentido lo que hacen, es inútil", explican dependientas de grandes almacenes. "¿Un 25 de julio o un 15 de agosto abierto en el Área Central, lejos del centro de Santiago, con la gente en la playa o en las fiestas? ¿Pero a quién se le ocurre?", pregunta Roberto Alonso. Este año, siendo puente, se abrió el 16 de agosto. "No hubo nadie", recuerda. "Hacer esto en Galicia es un absurdo absoluto, supone estropearle un fin de semana señalado en verano a la gente, nada más", dice una trabajadora.

El malestar, evidente en el sector, se agranda en estas fechas. Por los horarios, por los festivos y por la masificación y sobrecarga que fomentan –recuerdan– las grandes superficies y las grandes cadenas comerciales. También por el estrés. "El día de Nochebuena y Fin de Año bastaría con abrir sólo por la mañana y no estar hasta las ocho de la tarde... Tienes familia y, en muchos casos, kilómetros por hacer para reunirte con ella. No tiene sentido, pero muchas empresas lo siguen haciendo", se queja un trabajador desde un gran almacén en una gran ciudad.

Pero el miércoles, a última hora, y poco antes de la cena, volverá a haber quien se acerque al centro comercial para las últimas compras. Y volverá a haber dependientas detrás del mostrador.

Detrás de las luces de Navidad, de la apertura diaria de las grandes superficies, de las compras masivas, de los regalos de última hora y de los comercios repletos, queda la realidad de los y las trabajadoras. En un mes de diciembre en el que la normativa autonómica permite abrir todos los domingos –más los dos primeros de enero– y en que muchas tiendas amplían sus horarios, personal de los grandes almacenes se movilizan para denunciar el "deterioro" de sus condiciones y las consecuencias de esa "liberalización horaria" en la (imposible) conciliación o en la carga de trabajo.