¿Diez días sin salir para una Nochebuena más segura? Los expertos lo ven "acertado" pero rechazan la "fantasía" de una Navidad normal

Este lunes empieza la cuenta atrás: quedan 10 días para Nochebuena, y once para Navidad. Y ni serán, ni deben ser, unas fiestas habituales: se celebran en mitad de una pandemia causada por un virus respiratorio que se transmite bien en espacios cerrados y que afecta con más gravedad a personas mayores y otros sectores vulnerables. Por lo que este tipo de celebraciones de carácter familiar son el caldo de cultivo perfecto.

Conscientes de la importancia de la tradición en tantas familias españolas, las autoridades sanitarias han permitido reuniones de "allegados" de más de seis personas en algunas comunidades y con un toque de queda ampliado, llamando a la responsabilidad individual ante la posibilidad de una tercera ola. En este sentido, un tuit del pediatra David Andina ha sido ampliamente compartido, también por WhatsApp: "Si vas a pasar estas fiestas con personas vulnerables a partir de hoy deberías restringir todo lo posible los contactos con personas no convivientes y las actividades con mayor riesgo de contagio. Haz ese esfuerzo tú que sí puedes". 

¿Por qué a partir de este lunes? Diez días es el plazo que establece Sanidad para aislarse, con test positivo o negativo, si se produce un contacto estrecho con una persona contagiada. También es el tiempo mínimo que se deben quedar en casa estos contagiados, en caso de ser asintomáticos. Se considera que, desde el primer contacto con el SARS-CoV2, y en la inmensa mayoría de casos, el virus deja de poder transmitirse a otras personas a los siete días, siempre que no se tengan síntomas. Por lo que estos diez días reducirían el riesgo de llevar el patógeno a la reunión familiar. 

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Los expertos ven bien la propuesta, pero con matices. "Es acertado. Lo mejor es evitar vida social y contactos que no sean con personas frecuentes", asegura la epidemióloga de la Universidad Europea de Madrid Patricia Guillem. Sin embargo, la secretaria de la Asociación Madrileña de Salud Pública, Pilar Serrano, tiene muchos más peros. Pide no desviar el foco: lo ideal es no reunirse con personas de riesgo, aunque se tomen todas las medidas preventivas, incluida esta: lo único que elimina el peligro es no acudir a la cena. No hay más. "Tiene sentido desde un punto de vista teórico, porque si no te relacionas con nadie no te puedes contagiar. Pero en un escenario real esto es imposible", asegura, contundente. "Si en una cena de Nochebuena hay miembros de dos domicilios, y cada una de esas personas ha visto a una persona, otra a tres, otra a cuatro... no entiendo cuál es realmente la seguridad", critica. 

Prosigue la experta en Salud Pública: "Es otra iniciativa más para intentar tener tener una Navidad que no esté limitada, y eso es una fantasía, porque nuestra Navidad obligadamente tiene que ser distinta. Si no es distinta no vamos a poder garantizar no tener una gran tercera ola, porque una tercera ola ya es inevitable". Reconoce que, limitando el número de contactos, "vamos a limitar el riesgo": pero insiste en que el peligro "no se va a reducir a cero" por hacer penitencia prenavideña. "Sigamos manteniendo nuestras limitaciones en las interacciones sociales, como es lo recomendado en este tiempo pandémico, e intentemos que en los encuentros navideños (con el menor número posible de personas) nuestros mayores especialmente estén protegidos". 

Serrano lamenta: "En esos encuentros va a haber personas altamente vulnerables. Los hemos cuidado, los vamos a ver con mascarilla y de repente va a haber un encuentro de tres horas sin mascarilla, ¿y vamos a pensar que ahí no hay un riesgo? Eso es una fantasía que no responde al conocimiento epidemiológico". La sentencia es clara: hay prácticas más cautas que otras, pero no hay ni varitas mágicas ni atajos hacia la antigua normalidad. 

Este lunes empieza la cuenta atrás: quedan 10 días para Nochebuena, y once para Navidad. Y ni serán, ni deben ser, unas fiestas habituales: se celebran en mitad de una pandemia causada por un virus respiratorio que se transmite bien en espacios cerrados y que afecta con más gravedad a personas mayores y otros sectores vulnerables. Por lo que este tipo de celebraciones de carácter familiar son el caldo de cultivo perfecto.

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