Expertos en seguridad vial desmontan las coartadas de Esperanza Aguirre

La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, volvió a colocarse este jueves en el centro de todas las polémicas. Aguirre detuvo su vehículo en un carril bus en plena Gran Vía madrileña, bajó a sacar dinero de un cajero y, a la vuelta, se negó a que su vehículo fuera inmovilizado, se dio a la fuga mientras los agentes completaban los trámites de la denuncia y arrolló la motocicleta de uno de ellos.

Ya en la tarde del jueves, la dirigente conservadora entró en una espiral declarativa para quitar hierro al asunto: frases como "fue sólo un minuto", "he decidido marcharme" o "el agente sabe perfectamente quién soy yo" integraron su relato, en el que además acusó de "machistas" y "prepotentes" a los funcionarios del Ayuntamiento de Madrid implicados en el suceso.

Este viernes ha ahondado en su estrategia. Aguirre ha participado en programas de radio y televisión para defender que recibió un trato desigual "por ser famosa": "No sabe cómo se puso de contento [el agente] –ha insistido–, se frotó las manos". La dirigente conservadora ha agregado que "los ciudadanos no quieren políticos prepotentes en sus coches oficiales" y que si arrolló una moto fue porque "estaba fatal aparcada en el carril bus".

Sobre el fondo de la cuestión, ha confesado que el jueves fue un "mal día" para ella. Esperanza Aguirre ha justificado su proceder en que le robaron la cartera en la calle Gran Vía, motivo por el que se vio obligada a sacar dinero en un cajero estacionando indebidamente en el carril bus. Aguirre ha llegado a comentar que en ese momento se dirigía a jugar una partida de cartas de carácter benéfico para excusarse.

También ha arremetido nuevamente contra los agentes de movilidad. Si se molestaron en seguirla hasta su domicilio cuando golpeó una moto y huyó del lugar de los hechos fue, ha dicho, porque "no tienen nada mejor que hacer": "¿Acaso no tienen nada mejor que hacer que perseguir a una sexagenaria?". Y del funcionario que completó la denuncia, ha dicho que si tuvo un ataque de ansiedad "por poner una multa a una señora" quizá no esté capacitado para cumplir con sus funciones.

Pero, más allá de las declaraciones, ¿puede pararse un conductor en un carril bus, aunque sea durante sólo un minuto? ¿Puede decidir cuándo termina la inmovilización del vehículo? ¿A qué sanción se enfrenta ahora Aguirre? Estas son las frases con las que la líder del PP se ha excusado en las últimas horas y la opinión de los expertos en seguridad vial al respecto.

La infracción

Esperanza Aguirre: "He dejado mi coche, con las luces de emergencia encendidas, en el carril bus de Gran Vía para sacar dinero de un cajero. Una operación que apenas me ha llevado un minuto y por la que he sido sancionada".

Los expertos: "En un carril bus está prohibida la parada y el estacionamiento", sentencia Ricardo Cano, secretario de la Asociación de Autoescuelas de Madrid. Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados explica la diferencia entre ambos conceptos: "Estacionar es inmovilizar el vehículo por un tiempo superior a dos minutos y detener es inmovilizarlo por un tiempo inferior, siempre y cuando el conductor no baje del coche".

"En cualquier caso –agrega Arnaldo– en un carril bus está completamente prohibido y calificado como una infracción grave". "La sanción es de 200 euros, y si se paga en menos de 20 días se accede a un descuento del 50%", concluye Arnaldo.

La huída

Esperanza Aguirre: "...he decidido marcharme y he comunicado a los agentes que podrían localizarme en mi domicilio para cualquier cosa...".

Los expertos: "El agente es quien da la orden de inmovilización, y no se puede reanuar la marcha hasta que el propio agente la deshace", explica Cano. Arnaldo, por su parte, expone las posibles consecuencias de este desacato. En el mejor de los casos, si tras la denuncia se considera que Esperanza Aguirre cometió una infracción administrativa, tendrá que pagar 200 euros y perderá 4 puntos de su carné.

Si se califica como falta, el juez podrá imponer en virtur del artículo 634 del Código Penal una multa de entre 20 y 2.400 euros en función de las rentas del imputado. Finalmente, si se considerase desobediencia grave Aguirre habría cometido un delito tipificado en el artículo 556 del Código Penal, que acarrea entre 6 y 12 meses de cárcel.

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Esperanza Aguirre: "El agente no me tiene que autorizar, sabe perfectamente quién soy yo".

Los expertos: Fuentes de la Dirección General de Tráfico (DGT) consultadas por infoLibre reiteran una vez más que es el agente que haya ordenado la inmovilización del vehículo el que tiene que dar una orden en sentido contrario para que se pueda reanudar la marcha. "Es siempre el agente quien tienen que indicarte que avances", aseguran.

El choque

Esperanza Aguirre: "En ningún momento he arrollado a nadie y mucho menos me he dado a la fuga. He arrancado mi coche y al salir he rozado la moto de un agente y la he tirado al suelo".

Los expertos: "El artículo 129 y el 130 del reglamento de tráfico –dice Arnaldo– dice que estoy obligado, si golpeo otro vehículo, a detenerme de forma segura, restablecer la seguridad en la zona, prestar auxilio a los heridos si los hubiera, a avisar a la autoridad y a comunicar mi identidad al resto de personas implicadas si así me lo solicitan".

Arnaldo agrega que, "si sólo hay daños materiales, la norma administrativa me obliga a tomar medidas para facilitar mi nombre y mi dirección". La omisión de esa obligación, apunta, acarrea una sanción de 100 euros, pues se trata de una infracción leve. "En definitiva –resume por su parte Cano– existe la obligación de inmovilizar el vehículo y comunicar los datos personales para que se tramite el parte".

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La denuncia

Esperanza Aguirre: "No me interesa la copia de la denuncia".

Los expertos: En este aspecto, Aguirre tiene razón. No está obligada a recibir el boletín de la denuncia, al igual que los agentes no están obligados a entregárselo. De hecho, precisa Arnaldo, el 90% de sanciones por circular por el carril bus o estacionar en él en la ciudad de Madrid se imponen únicamente tras tomar nota de la matrícula del vehículo infractor, sin ni siquiera detenerlo.