La falsa imagen de caos de la izquierda: los gobiernos de derechas son menos estables en España

Miembros del Gobierno antes del desfile militar por el 12-O

Caos, división, diferencias, inestabilidad. Los gobiernos de izquierdas siempre llevan mucho ruido alrededor, interno y externo. Pero esa imagen, potenciada especialmente desde la derecha política y mediática, no se corresponde con la realidad de España, donde los progresistas han forjado gobiernos más estables que los conservadores.

El ejemplo más cercano es el del propio Gobierno de coalición de PSOE y de Unidas Podemos, que parecía abocado a la ruptura desde el principio y, en cambio, lleva ya tres Presupuestos Generales en plazo desde su nacimiento, habiendo ampliado incluso en el Parlamento los votos que logró la investidura de Pedro Sánchez.

Esa prueba del algodón se ve especialmente en las comunidades autónomas, donde los pactos están a la orden del día. Pues los gobiernos más inestables y que acabaron rompiéndose para ir a elecciones adelantadas estaban conformados por la derecha: Madrid, Murcia, Castilla y León y Andalucía. Además, tampoco aguantó el catalán, con ERC y Junts.

Los gobiernos que surgieron entre PP y Ciudadanos, tras las elecciones de 2019, con un sello de centro-derecha resultaron ser extremadamente frágiles porque, además, se han utilizado por el Partido Popular como fichas a nivel nacional con el objetivo de intentar forzar un nuevo ciclo electoral y engullir a los de Albert Rivera, intentando mayorías absolutas o quedando en brazos de la ultraderecha. De hecho, en Castilla y León surgió el primero con Vox, donde los roces son constantes e incomoda a parte de los populares.

Pactos resistentes, ruido constante

Esto contrasta con los gobiernos progresistas que surgieron en estas elecciones, algunos de ellos a través de pactos con incluso cuatro partidos, como es el caso de Aragón. Pero ninguno de esas autonomías con acuerdos a varias bandas y aglutinando muchas sensibilidades, liderados por el PSOE con partidos a su izquierda y de corte nacionalista, han visto romperse sus ejecutivos e ir a las urnas. Dentro de esa estabilidad se enmarcan Baleares, Navarra, La Rioja, Canarias y Asturias. En Extremadura y Castilla-La Mancha gobiernan con mayoría socialista.

Lo que sí reconocen dentro de la izquierda es que a veces el ruido es mucho mayor que en la derecha. Principalmente a la parte del PSOE le gustaría que las tensiones internas no tuvieran repercusión ante los medios y se solucionaran puertas adentro. Sin embargo, desde Unidas Podemos se avisa de que, si no airearan esos choques, no se lograrían medidas como el Ingreso Mínimo Vital o el impuesto a las grandes fortunas. No obstante, como dicen fuentes gubernamentales, esa estabilidad se debe al pegamento de que legislan para la mayoría y se tienen que entender.

A pesar de esos choques, el PSOE y UP han sacado adelante hasta 169 iniciativas con rango de ley durante estos tres años, según datos de Moncloa, y han ganado todas las votaciones, con mucha labor detrás de Félix Bolaños. El único gran fracaso fue cuando el Congreso tumbó el decreto sobre los remanentes municipales. Se ha dado luz verde a normas clave como los propios presupuestos, los estados de alarma y la reforma laboral, esta última con susto de última hora incluido.

Aunque salen de ella esas críticas, la derecha es la que tiene más problemas a la hora de tejer alianzas en el Parlamento. El PP sólo ha conseguido acabar una legislatura cuando no ha tenido  mayoría absoluta (la primera de Aznar de 1996 a 2000). Esta debilidad se puede medir en la segunda legislatura de Mariano Rajoy, que no logró solidificar sus apoyos y fue desalojado por la mayoría del Congreso con la moción de censura. De este problema son muy conscientes en Génova 13, que se ve en La Moncloa dependiendo de Vox. Por eso, además, se quiere cortejar a otras fuerzas para intentar armar una mayoría futura, como el PNV, UPN, Coalición Canaria o partidos regionalistas.

La estabilidad del Gobierno también se evidencia en Europa, donde se viven en los grandes países del entorno cambios en sus gobiernos por la falta de fortaleza interna o de apoyos, como el cambio en el Reino Unido de Boris Johnson por Liz Truss o las elecciones en Italia convocadas por Mario Draghi, el tecnócrata que no pudo controlar su país, que ahora abre paso a la ultraderecha con Giorgia Meloni.

La politóloga Verónica Fumanal lo analiza así: “Se habla mucho de la precariedad del Gobierno central, pero lo cierto es que en este ciclo electoral los únicos gobiernos que han anticipado elecciones por inestabilidad y desencuentro han sido los de derechas, como Madrid, Murcia y Castilla y León. Andalucía no es la misma situación porque fue más un adelanto técnico”.

Y comenta que la “espiral” y los “estados de opinión” se deben más al “pedaleo” de las tribunas políticas y mediáticas de la derecha. “Los hechos muestran otras evidencias”, desliza Fumanal, que recuerda que el Ejecutivo central lleva tres presupuestos presentados en tiempo y forma, algo que no consiguió, por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso cuando estaba con Ciudadanos. Además, pone en valor la “revolución legislativa” que está sacando la coalición: “No hay leyes gordas que no se hayan aprobado”.

"Habilidad propia" y sin alternativas

También lanza sus reflexiones Félix Arrieta, politólogo y profesor de la Universidad de Deusto. Según él, el Gobierno del PSOE y de UP ha sabido coaligarse, algunas veces por “habilidad propia” y otras porque sabe que no hay más alternativas. “Una convocatoria electoral temprana llevaría al crecimiento de otros partidos”, sostiene.

El quinto párrafo: La estabilidad eres tú

Comenta que a veces el Ejecutivo no ha sido excesivamente hábil en la negociación con las otras formaciones que sustentaron la investidura, pero estas siguen apoyando también por el “miedo” a lo que pueda venir. La ruptura de los gobiernos de derechas, añade, responde a la “estrategia del Partido Popular de ampliar sus bases, frente a un Ciudadanos con una tendencia a la desaparición”. “Podían haber acabado la legislatura en Madrid o Castilla y León, pero un cálculo para fagocitar a Cs”, añade el profesor.

Su explicación sobre que la izquierda hace más ruido interno es “porque hay más diversidad, a pesar de que se ha mantenido muy cohesionada”. Con este encuadre: “Dentro del PSOE hay tradición de debate interno mayor que en el PP. UP es una coalición de partidos y son mucho más jóvenes. Todo eso más el altavoz de la derecha de ese ruido. Parece que haya una dispersión, pero es un Gobierno que ha aprobado tres presupuestos en el contexto más difícil para un Ejecutivo en democracia”. Sobre las dificultades de los populares para armar mayorías con otros partidos, explica que el Partido Popular tiende en la oposición “a lo radical” y “Vox es radical por definición”, lo que hace que a los partidos moderados, especialmente nacionalistas, les cueste posicionarse en esa foto.

Para Arrieta, la cultura de coalición está muy asentada en las autonomías, pero todavía queda “mucho” a nivel nacional. Ve aventurado decir que habría un Gobierno de PP y Vox y sostiene que los populares lo evitarán en función de los números que salgan. “No me atrevería a decir que la coalición será ya un camino siempre”, indica.

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