El Gobierno asume que ERC no apoyará la reforma laboral: “Tendrán que explicarse los que voten junto a PP y Vox”

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Oficialmente nadie se atreve a dar la partida por cerrada pero, a poco más de 24 horas para que la reforma laboral se vote en el Congreso, casi todas las cartas parecen estar ya sobre la mesa. Desde hace días en el Gobierno ya daban por imposible el apoyo de Bildu y los esfuerzos se han centrado, principalmente por parte de la vicepresidenta segunda, en intentar sacar del no a ERC. Tras varias semanas de negociaciones, los independentistas catalanes se mantienen firmes en su postura de no apoyar el texto salido del acuerdo social entre sindicatos, patronal y el propio Ejecutivo, y en el Gobierno nadie apuesta ya por un cambio de opinión in extremis

El malestar es profundo en el Ministerio de Trabajo con la actitud de los republicanos. Durante las conversaciones de los últimos días llegaron a estar sobre la mesa algunas de las exigencias planteadas por ERC para dar su apoyo a la reforma laboral en cuanto a la prevalencia de los convenios autonómicos, aunque eso no ha servido hasta el momento para amarrar un sí. A estas alturas casi nadie cree ya que eso vaya a ocurrir porque, además, el margen de negociación es casi inexistente. 

En el entorno de Yolanda Díaz no esconden la decepción con la postura de ERC en una de las reformas clave de la legislatura. Acusan en el Gobierno a los republicanos de estar más pendientes de cálculos políticos y electorales que del contenido de la propia norma, que en gran medida supone dejar atrás algunos de los aspectos más lesivos de la legislación del PP. Y recuerdan desde Trabajo que todos los votos en contra pueden poner en riesgo medidas "que ya están cambiando las condiciones de vida de los trabajadores”. Este martes, en el Pleno del Senado, la vicepresidenta segunda recordó que lo que "vamos a discutir es si se mantiene o se cae una norma que ha entrado en vigor, la reforma laboral, para continuar mejorando la vida de los trabajadores. Quiere decir que los que voten no están diciendo a mantener el marco laboral del PP", defendió.

La postura de ERC

Tras la visita de la pasada semana de Yolanda Díaz a Barcelona para reunirse con los sindicatos (integrados en buena medida entre las bases de ERC y con un respaldo claro hacia la reforma) la conclusión en la Vicepresidencia segunda es que los republicanos temen electoralmente el impacto que pueda tener entre sus tradicionales caladeros de voto el proyecto político de Díaz. Las encuestas ya la señalan como una política que goza de una amplia simpatía entre los votantes republicanos. La conclusión es que, con la vía de la independencia aparcada, ERC tiene ahora la intención de potenciar su perfil más obrerista, y de ahí que pretenda desmarcarse por la izquierda de la líder política mejor valorada en todos los sondeos. 

El apoyo de Más País y Compromís facilita al Gobierno sacar adelante la reforma laboral sin ERC, PNV ni Bildu

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Hasta ahora, los grupos políticos que se han mostrado en contra de la reforma acordada entre patronal y sindicatos han señalado el posible apoyo de Ciudadanos como una muestra de que el texto no es lo suficientemente progresista. Desde el Gobierno le dan la vuelta a ese argumento y advierten de que “los que voten junto a PP y Vox tendrán que explicarse”. De hecho, sin los apoyos de Bildu, ERC y PNV la reforma depende ahora mismo de los de Inés Arrimadas, que ya han asegurado su apoyo “si no se toca una coma” de lo pactado en la mesa de diálogo social. Aunque Yolanda Díaz ha rehusado este apoyo explícitamente en las últimas semanas, desde el Gobierno se insiste ahora en que la reforma laboral es una reforma “de país” que tiene que salir adelante por el bien de trabajadores y empresarios. “Lo importante es que salga adelante”, subrayan fuentes socialistas de la coalición que le recuerdan a Yolanda Díaz que la configuración del Congreso, a menudo, no da para elegir. 

En el Gobierno no cierran del todo la puerta a que a última hora sí puedan sumarse los votos afirmativos del PNV, que a día de hoy sigue en el no aunque las conversaciones continúen en marcha. Públicamente, la postura del Ejecutivo seguirá siendo la de la mano tendida a todos los socios de investidura para que, en cualquier caso, sean ellos los que den por rotas las negociaciones y acaben “retratándose”. Sí se da por atado el voto a favor de los cuatros diputados del PDeCAT, así como los de formaciones de izquierdas como Más País o Compromís. Ese apoyo de Errejón y Baldoví, sumado a los del propio PSOE y Unidas Podemos más formaciones como Nueva Canarias, le sirven al Gobierno para vender que la norma sea apoyada “por una mayoría progresista” aunque se caigan formaciones como ERC o Bildu. 

Esos apoyos, sumados a los de otros grupos pequeños como Teruel Existe, Coalición Canaria, PRC y los nueve de Ciudadanos darían una suma final de 174 síes frente a una hipotética cuenta de 173 noes con los votos de PP, Vox, Bildu, ERC y PNV. Una votación agónica para la que aún nadie descarta que se pueda vivir algún sobresalto más durante la cuenta atrás para que la reforma laboral sea refrendada en el Congreso. 

Oficialmente nadie se atreve a dar la partida por cerrada pero, a poco más de 24 horas para que la reforma laboral se vote en el Congreso, casi todas las cartas parecen estar ya sobre la mesa. Desde hace días en el Gobierno ya daban por imposible el apoyo de Bildu y los esfuerzos se han centrado, principalmente por parte de la vicepresidenta segunda, en intentar sacar del no a ERC. Tras varias semanas de negociaciones, los independentistas catalanes se mantienen firmes en su postura de no apoyar el texto salido del acuerdo social entre sindicatos, patronal y el propio Ejecutivo, y en el Gobierno nadie apuesta ya por un cambio de opinión in extremis

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