EL FUTURO DE LA LEGISLATURA

El Gobierno cree viable una legislatura sin una ley de amnistía y sitúa toda la presión sobre Puigdemont

Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo en Bruselas.

“El jefe va para adelante”. Estas cinco palabras salen del núcleo duro del presidente en el Consejo de Ministros y resumen la sensación que tienen en la cúpula del Gobierno y de Ferraz. Llegan días de incertidumbre hasta la próxima votación de la ley de amnistía en el Congreso con Junts deshojando la margarita, pero Pedro Sánchez, pase lo que pase, tiene la intención de seguir con la legislatura y deja toda la presión al posconvergente.

El líder del PSOE ya advirtió a los suyos de que sería una legislatura compleja. Nunca pensó que la convivencia con los de Carles Puigdemont fuera a ser fácil. Algo que siempre reflejaban en privado también los máximos responsables del PSC: el expresidente catalán es impredecible. Y la apuesta de Junts de facilitar la investidura era hacer virar a un transatlántico. Un partido nada homogéneo y con muchas almas, pero en el que siempre tiene la última palabra Puigdemont desde Waterloo.

La negociación sobre el texto de la ley de amnistía no ha encontrado su cauce. Con el ‘no’ a las enmiendas de Junts, el PSOE se plantó respecto a las exigencias de máximos para cambiar el redactado. Ahora mismo buscan alguna solución “inédita” para reconducir la situación. Y detrás de todos los trabajos están siempre el cerebro jurídico de La Moncloa, el ministro Félix Bolaños, y el número tres del partido Santos Cerdán.

El propio presidente del Gobierno apuntó al entendimiento dejando caer en Al rojo vivo el pasado lunes que estaría dispuesto a recortar los plazos de instrucción para contentar a los independentistas, que están muy condicionados por las decisiones de los jueces Manuel García-Castellón y Joaquín Aguirre por prorrogar las investigaciones de los casos de Tsunami Democràtica y de la trama rusa, que pueden acabar dejando fuera al expresident por la amnistía si persiste la idea de que hubo terrorismo o traición al Estado. Pero Junts no ha recogido el guante y da señales de que quiere más. Repiten y repiten que aspiran a una “amnistía integral”.

Una decisión personal, pero centenares de encausados

En el Gobierno y en el PSOE creen que hay que tirar hacia adelante con la ley de amnistía en el Congreso y que se comprobará que sirve para todos los implicados, incluido Puigdemont. En La Moncloa están convencidos de que finalmente no será condenado por terrorismo y recuerdan que García-Castellón sólo tiene en sus manos la instrucción, pero luego será otra instancia la que se encargue de juzgar los casos. Muchos socialistas recuerdan, por ejemplo, que en la sentencia final del Tribunal Supremo no se condenó a los líderes del procés por rebelión, sino por sedición, siguiendo las tesis de la Abogacía del Estado frente a las más duras de la Fiscalía.

Entre los miembros del Gobierno y del PSOE se comparte la esperanza de que Puigdemont acabe “recapacitando” y se avenga a algún tipo de acuerdo que no suponga retocar la ley y ponerla en peligro ante el Tribunal Constitucional y las instancias judiciales europeas. ¿Y qué puede hacer que cambie al en las próximas semanas? El PSOE y el resto de socios creen que el expresident tiene “presión” desde dentro del independentismo porque afecta a centenares de personas. El no a la amnistía no es una cosa que solo afecta personalmente al expresidente, sino que también supone dejar en la estacada a muchas personas anónimas que se jugaron su futuro judicial por seguir sus órdenes y poner urnas o abrir colegios.

Puigdemont siente ya esa presión en los dos sentidos y se encuentra en una encrucijada. El sector más duro le critica su relación con el PSOE, como se ha evidenciado con la salida de Lluís Llach del Consell de la República, un órgano en el que está la parte más ortodoxa del independentismo y que votó en contra de hacer presidente a Pedro Sánchez. Esto añade mucha agitación a un sector de Junts, como el de los afines a Laura Borràs, que siguen anteponiendo las esencias al entendimiento. Y esto resuena en la trapisonda de Junts: ¿aprobar la amnistía como quieren los pragmáticos o volver a la confrontación?

Junts: "No se ha cortado nada"

A pesar de esos cánticos, fuentes de la dirección de Junts reiteran que “no se ha cortado nada” con el PSOE en estos momentos. Lo que sí ha supuesto un golpe doloroso para el expresident ha sido la resolución no vinculante del Parlamento Europeo que insta a investigar las conexiones rusas en diferentes episodios europeos como el procés catalán. El mensaje que lanzó el posconvergente es que esta persecución en el Europarlamento y en los tribunales españoles no se hubiera producido si hubiera permitido que Alberto Núñez Feijóo hubiera sido presidente o hubiera rechazado la investidura de Sánchez.

Las dos partes vuelven a agarrarse a la “discreción” para no dar pistas de cómo está la negociación. La Mesa del Congreso ha estipulado un plazo hasta el 21 de febrero para votar el dictamen en la Comisión de Justicia, aunque se podría prorrogar quince días más. Fuentes socialistas sostienen que por ahora no manejan una fecha para esa votación y subrayan que les gustaría que se convocase ese órgano una vez se hubiera alcanzado un pacto. Por lo tanto, se ve más el desenlace en una fecha próxima al 6 de marzo.

El presidente se muestra convencido en público de que habrá sí o sí ley de amnistía, pero muchos cargos dentro del Gobierno y del PSOE empiezan a asumir un escenario en el que se ratificara el ‘no’ de Junts. Pero fuentes socialistas consultadas insisten en que también están dispuestos a seguir adelante con la legislatura y no piden que se convoquen elecciones anticipadas, algo que sólo, por mandato constitucional, se podría hacer a partir del 29 de mayo (un año después de la anterior disolución de las Cortes Generales). Como recuerdan miembros del Gobierno: “Esto sólo depende del presidente”.

La presión a Junts también llega desde la otra parte del independentismo: ERC. En una entrevista esta semana en infoLibre la secretaria general adjunta y portavoz de Esquerra, Marta Vilalta, defendía que la ley está bien hecha, por lo que emplazaba a los de Carles Puigdemont a votar “lo antes posible” la norma. Los republicanos lamentan que se ponga en riesgo una ley que parecía imposible hasta hace pocos meses y que, además, se dé tiempo a la oposición y a ciertos magistrados a actuar. Es la hora de la “responsabilidad”, según trasladaba la dirigente independentista. "Junts está en su fase extravagante", resume un miembro del Govern al hilo.

"¿Qué ganaría Puigdemont votando 'no'?

Es la hora también de la “templanza”, según repite Pedro Sánchez. Este mensaje está especialmente dirigido a Carles Puigdemont. El presidente espera que los nervios no se apoderen ahora de Junts después de haber ido trazando una hoja de ruta en la que también se ha dejado mucho la piel el socialismo. Además, creen en la cúpula del PSOE que debe tener en cuenta el expresident que la alternativa sería un Gobierno del PP y del Vox, a los que ha acusado el posconvergente de politizar precisamente a los jueces.

Marta Vilalta: "La ley de amnistía está bien hecha, emplazamos a Junts a votarla ya"

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Un alto cargo de Ferraz hace esta reflexión: “¿Qué ganaría Puigdemont votando no a la ley de amnistía y dejando a centenares de personas sin ella? ¿Cómo se presentaría luego Junts a las elecciones catalanas? La sociedad catalana dijo abrumadoramente lo que quería el pasado 23 de julio. Y si luego gana Salvador Illa, él quedaría como el gran perdedor. ¿Y dejar gobernar a la vez a PP y Vox, a los que acusa de manejar a los jueces en su contra?”.

En la cúpula socialista, según fuentes de Ferraz, ahora están centrados en las elecciones gallegas del 18 de febrero y van a poner todo el foco en esta contienda, con un desembarco en los últimos días en la comunidad de presidente, ministros y altos cargos de la dirección del partido. No van a centrarse en la amnistía por su parte, por lo que esa presión recaerá todavía más sobre Carles Puigdemont.

En la mente del Gobierno estaba aprobar en breve los presupuestos generales, pero la incertidumbre de la ley de amnistía y el rechazo de los objetivos de estabilidad por parte del Senado ha hecho que queden en barbecho durante unas semanas. En Hacienda sostienen que siguen trabajando para aprobar las cuentas en marzo, aunque también en el Gobierno admiten que siempre queda la opción de continuar con la prórroga actual de las cuentas. Quedan días cruciales, especialmente después de las gallegas, para ver hasta dónde pueden pactar el PSOE y Junts. Sánchez ha pedido a los suyos templanza en los últimos días y mostrar toda la disposición al diálogo. Toda la presión la tiene ahora Puigdemont. 

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