Husni Abdel Wahed: “Ya han hecho todo por la creación del Estado de Israel, ahora falta que hagan algo por el Estado de Palestina”

Husni Abdel Wahed: “Falta que hagan algo por el Estado de Palestina”

Al menos 60.000 palestinos han sido asesinados, 120.000 están heridos y hay dos millones de desplazados desde que Israel inició un genocidio en territorios palestinos en octubre de 2023 del que el mundo es testigo prácticamente de forma impasible. Además, hay miles de kilómetros cuadrados de territorio palestino que han sido usurpados y existe una orden para la anexión ilegal de la Franja de Gaza a Israel, que parece que Netanyahu ha activado justo en los últimos días. 

Hablamos de todo esto con el embajador del Estado de Palestina en España, Husni Abdel Wahed. Y lo hacemos precisamente tras una intensificación de la ofensiva por parte de Israel, que la ONU empieza a calificar de crímenes de guerra. De hecho, horas antes de hacer esta entrevista, Israel ordenaba a los palestinos evacuar Jan Yunis, la segunda ciudad de Gaza, donde viven más de 200.000 personas, para efectuar un ataque que el propio Netanyahu ha calificado, antes de perpetrarlo, como “intenso y enorme”. 

Israel ha bloqueado durante más de sesenta días la entrada de ayuda humanitaria a Gaza. Está bombardeando hospitales, centros médicos… acciones que la ONU ya ha empezado a calificar como crímenes de guerra. Desde hace una semana, cada día hay centenares de asesinados. Dice Francesca Albanese, la relatora especial de la ONU para los territorios ocupados palestinos, que está segura de que los 60.000 muertos son muchísimos más, que todavía no sabemos la cifra real. Después de un año y medio de aniquilación israelí, por favor, explíquenos cuál es la situación real ahora mismo del pueblo palestino. 

Lamentablemente es más de lo mismo, pero cada vez con una intensidad mayor. Cuando es posible hablar con los amigos en la Franja de Gaza, porque no siempre tienen red o línea, la situación que describen es apocalíptica. Todos tenemos acceso a ver parte de lo que ocurre en Palestina. Pero la verdad es que el día que esto se detenga y el común de la gente tenga acceso a ver la realidad, esto va a superar todo lo que puedan imaginar. 

Yo siempre digo que los políticos israelíes tienen un mérito y es que no dejan nada para el análisis ni para la imaginación, porque ellos dicen todo lo que pretenden y hacen lo que dicen. Habían anunciado lo que viene y lo que está pasando. No puede sorprender a nadie. Aquellos que dicen estar sorprendidos es porque o mienten o simplemente no viven en este planeta, porque todo ha sido anunciado.

Son 78 días desde el 2 de marzo, la fecha desde la que Israel no ha permitido el ingreso de un vaso de agua, de una tableta de medicina, ni siquiera una pastilla de medicamento. Hay un ensañamiento con la vida en Palestina. Ya en el norte de Gaza no hay ningún hospital.

Nunca han demostrado que los centros hospitalarios sean centros de mando de algunos milicianos o dirigentes de Hamas. Pero toda la franja de Gaza ha estado ocupada por Israel y los centros hospitalarios han estado bajo su su dominio. ¿Por qué no han mostrado nada de lo que luego aducen como motivo del bombardeo? Ellos simplemente han planificado la destrucción total de la franja de Gaza.

El propio Netanyahu hace pocos días ha reconocido que están destruyendo viviendas de la gente común. Escuelas, universidades, hospitales, viviendas, centros sociales, gubernamentales, potabilizadoras de agua, [infraestructuras de] electricidad, absolutamente todo es objeto de destrucción. Por no hablar de la destrucción de la vida de la gente. La vida de aquellos que sobreviven está destruida por los horrores que han vivido. Son las consecuencias de que el padre vea a sus hijos ser asesinados, de que el hijo vea a su padre ser asesinado, cómo se rescatan algunos debajo de los escombros y sobreviven. Cuando uno pierde a todos y todo, su vida está destruida. Y yo tengo la certeza de que no van a recibir ni la atención ni los cuidados necesarios una vez terminada esta guerra, si es que sobreviven.

Y luego nuestros amigos en Europa rehúsan calificar lo que ocurre en Palestina como un genocidio, salvo un solo gobernante europeo que ha tenido el valor de decirlo así de claro: Pedro Sánchez. Y la verdad es que aquí tengo que destacar la postura de el Gobierno de España; en general, de España, salvo algunas excepciones, y el apoyo incondicional del pueblo español, lo cual agradecemos enormemente, pero esto no puede continuar.

Nadie puede aducir que no sabe, que no está enterado. Todo el mundo sabe lo que está ocurriendo y esto ocurre por el consentimiento cómplice de muchos. Decían en la antigüedad que lo peor no es lo que hacen los malos, sino el silencio de los buenos. Y hay mucho silencio, lamentablemente.

Hace apenas dos días, las Fuerzas de Defensa de Israel aseguraron que la ofensiva no cesará hasta que Hamás ya no sea una amenaza y todos los rehenes estén de vuelta. Dijeron haber atacado más de 150 objetivos terroristas en toda la Franja de Gaza en 24 horas y ahí es donde enmarcan los ataques a los hospitales. Pero tras la devastación causada por Israel desde el 7 de octubre de 2023, ¿cuál es la situación actual de Hamás? ¿Puede seguir siendo considerado un enemigo de Israel? 

Mire, entonces no sé qué han estado haciendo durante los más de 20 meses de bombardeos ni qué estaban atacando si ahora atacan 150 objetivos de Hamás. No ha quedado nada en la Franja de Gaza para atacar. Simplemente es un ensañamiento. Esto es la prepotencia, la arrogancia de un Estado genocida que no encuentra quien le pare. Por eso quiere imponer más poder y más destrucción, para que sea una lección para los demás.

Fíjese, el Estado genocida de Israel dice que hace tiempo anunció que ya había eliminado a la plana mayor de Hamás. Entonces, ¿qué están haciendo ahora? ¿Cuántas veces han anunciado la aniquilación, la eliminación, la destrucción de tantas cosas? Están mintiendo. Lo peor es que hay quienes les creen. Y estos que les creen, al fin y al cabo facilitan el genocidio, porque al creer al genocida simplemente están sentenciando de muerte a las víctimas.

En otros casos la comunidad internacional ha actuado con contundencia. Pero cuando se trata de Israel, simplemente cambia el tono, el lenguaje y la acción. Anteayer [por el festival de Eurovisión, cuya final se celebró el sábado] es un ejemplo. A Rusia, inmediatamente después de su invasión de Ucrania, le fue prohibido participar. ¿Y qué pasa con Israel? ¿Esta doble moral, este doble rasero, hasta cuándo va a continuar? La pregunta va dirigida, individual y colectivamente, a nuestros amigos en Europa y en otros lugares. ¿Hasta cuándo?

Hacía referencia a Pedro Sánchez y a que ha sido el único líder europeo que ha pronunciado la palabra genocidio. Pero en los últimos meses hemos conocido que España está comprando armamento a empresas israelíes. ¿Eso también es doble vara de medir, doble moral?

Nosotros no vamos a pronunciarnos en los medios de comunicación sobre temas que tratamos en los canales diplomáticos. Se lo hemos planteado a nuestros amigos en el Gobierno, ellos nos han dado una respuesta y afortunadamente esta transacción no se efectuó. Sí, hay que tener congruencia entre lo que se dice y lo que se hace y yo confío en que el Gobierno español no lo va a hacer más.

Desde hace seis meses Netanyahu tiene una orden internacional de detención. ¿Por qué no se le ha detenido? 

Buena pregunta. Quiero remitirles a una entrevista que realizó CNN hace unos meses con el fiscal general de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, donde él afirma que cuando asumió como fiscal general, le dijeron que no lo tomara muy en serio, que este instrumento, la CPI, se hizo para los africanos y para los malos como Putin, no para ellos y sus amigos. ¿Quiénes son ellos y quiénes son sus amigos?

El derecho internacional, los derechos humanos, las convenciones de Ginebra y otras, los tratados, convenios, protocolos, etcétera, al menos en los últimos 80 años han sido de autoría norteamericana y europea. No hay nada que haya sido de autoría palestina o africana. Y hoy estamos siendo testigos de que los mismos que han creado estas instancias, se vuelven en su contra porque, cuando se trata de ellos y de sus amigos, está claro que están por encima de todo y cuentan con inmunidad e impunidad.

Llama la atención que países que dicen ser democráticos y respetuosos del derecho internacional actúen de la forma que actúan. Llama la atención que Estados Unidos, que se presenta como custodio de la democracia y de los derechos humanos, legisle y sancione tanto a jueces como fiscales de la Corte Penal Internacional por haber emitido una orden de arresto del primer ministro israelí y del ministro de Defensa.

Pero no es sólo Estados Unidos. Hay otras potencias europeas que también se han lavado las manos de sus compromisos, hasta el punto de que algunas han insinuado la retirada de los protocolos de Roma. Están evidenciando que no han abandonado sus posiciones colonialistas, racistas y discriminatorias. 

En una especie de cumbre que se celebró a puerta cerrada en Madrid hace un año, aproximadamente, en la que se abordaba la situación de Palestina, se trajo a algunas personas que negociaron la paz en Sudáfrica. ¿Creen que la vía sudafricana es un modelo para resolver el asunto en Palestina o no tiene nada que ver y queda descartada? 

Muchas veces se dice que las comparaciones son fastidiosas. Pero la verdad es que hay ciertos elementos en común [entre los conflictos en Sudáfrica y Palestina]. Quiero recordar al reverendo Desmond Tutu, premio Nobel de la paz sudafricano. Cuando visitó Palestina hace unos años, le preguntaron si se podía comparar la situación en Sudáfrica y en Palestina. Y dijo que no se pueden comparar, porque esto [Palestina] es mucho más grave que lo que ocurrió en Sudáfrica. Yo no voy a calificar si es más o menos grave, porque toda violación de derechos humanos y toda pérdida de una vida humana es lamentable y es inaceptable. Por lo tanto, que sean 50.000 o 600.000 no es aceptable, ni una [cifra] ni la otra. Nosotros, que somos defensores de los principios y de los valores de la vida, no podemos aceptar esto. Pero hay un elemento en común que es el apartheid. Y es muy evidente el apartheid que se vive en Palestina.

Lamentablemente, muchos amigos europeos aún rehúsan aceptar que lo que ocurre en Palestina es apartheid. No lo aceptan, lo toman como una ofensa. Me gustaría que estos amigos nos digan cómo lo califican si esto no es apartheid, si esto no es genocidio. Que, por favor, nos digan de qué se trata. Yo pienso que hay que aplicar el mismo criterio sobre situaciones similares. Si hay una definición, si hay un concepto de genocidio, tomemos lo que ocurre en cualquier sitio, y si es lo que define la concepción, esa parte es genocidio. Y lo que ocurre en Palestina es esa parte. 

Pero este eurocentrismo, que respetamos y que admiramos en muchos aspectos, simplemente impone sus moldes desde su perspectiva de acuerdo a sus intereses y sus amigos. Y la verdad es que no tenemos por qué aceptarlo. Y yo pienso que muchos europeos no lo aceptan tampoco.

Fíjense, nos han convencido de que la globalización es algo bueno y ahora nos quieren convencer de que no es tan bueno. Nos convencieron de que la Primera Enmienda en Estados Unidos es algo sagrado y ahora están castigando a quien se pronuncia a favor de Palestina; dónde queda la libertad de expresión. Nos han convencido de que la autonomía universitaria es algo sublime y ahora no queda nada de la autonomía universitaria. Está claro que han hecho las cosas para algunos y no para para todos. Y nosotros no tenemos que aceptarlo. 

Es muy curioso cómo se aborda el genocidio en Palestina desde fuera, no solo desde países europeos, sino también en América Latina y otros. Porque parece que cualquier cercanía o cualquier muestra de solidaridad con Palestina se interpreta automáticamente como antisemitismo. ¿Qué máquina de propaganda ha activado Israel en todos estos años para conseguir esto?

No es el aparataje israelí. Hay un vídeo que circula en las redes en el que expresidente Biden afirma que él es sionista y que su padre le enseñó que no hay que ser judío para ser sionista. Y esto es una gran verdad. Luego confirma su apoyo al voto a favor de ayuda económica de Israel, y dice que esta es la mejor inversión. Porque plantea la siguiente pregunta: "¿Pueden imaginar lo que habría que invertir para mantener nuestros intereses en esta región si no existiera Israel?". Y finalmente viene la sentencia: "Si no existiera Israel, habría que inventarlo". El vídeo resume la esencia de todo en menos de dos minutos. 

Israel es un proyecto colonialista de Occidente que han creado las grandes potencias. Pero no sólo lo han creado: lo han creado, lo mantienen, lo financian, lo arman, lo protegen, lo blindan y lo promocionan como modelo. Y, por lo tanto, como es su proyecto, también embellecen su imagen y tratan de proyectarlo como un ejemplo, como un modelo a seguir. Y para esto, no solamente la prensa israelí, sino los grandes medios de las grandes potencias están al servicio del mismo proyecto y repiten el mismo relato. No hay cabida para otro relato. 

En el año 1977, Naciones Unidas en la Asamblea General calificó el sionismo como una forma de racismo. Hace 48 años. Y ahora se está castigando a cualquiera que cuestione y critique el sionismo, y lo califican como antisemita. Es un juego diabólico –y disculpen que lo diga, diabólico– confundir los conceptos de una forma intencional. El ser judío, el ser israelí, el ser hebreo, el ser semita, el ser sionista, etcétera, los presentan como sinónimos. Una cosa no tiene absolutamente nada que ver con la otra. Israelí es una nacionalidad, judío es una religión, hebreo es una etnia, semita es una lengua, sionista es una ideología.

Son cosas que no tienen nada que ver una con la otra y las presentan como sinónimos para condicionar cualquier posible crítica a las políticas del Estado de Israel. Nosotros [la mayoría de palestinos] somos semitas. Y, por favor, vuelvan a la definición del semitismo: ¿qué es? Yo soy semita y soy antiisraelí, soy antisionista. Y no soy antiisraelí por ser antiisraelí, estoy en contra de la ocupación israelí, estoy en contra de esta ideología supremacista racista del sionismo. Y que me digan que soy antisemita… ¡Si soy semita!

Pero siempre tendrán algo que decir, porque a los propios judíos que critican las políticas israelíes los califican como autoodio; autoodio, dicen que tienen autoodio [sonríe]... La verdad es que son muy ingeniosos, pero se les está quedando corto. 

Hablaba de los medios internacionales y del papel que han tenido. Precisamente Israel prohibió a cualquier periodista internacional entrar en Gaza e informar de lo que estaba sucediendo allí. Por lo tanto, la información que nos llega al resto del mundo es a través de periodistas palestinos que a su vez están siendo masacrados. Es el conflicto en el que más periodistas han sido asesinados en los últimos años con mucha diferencia. Usted es periodista. ¿A qué reflexión le lleva observar que los periodistas a nivel internacional no se hayan agrupado para exigir que se permita la cobertura periodística desde Gaza? 

En política no existe la casualidad. Y cuando los periodistas son el objetivo, no es ninguna casualidad. El objetivo es silenciar, no permitir que se transmita la realidad y lo que ocurre en Palestina. Y como cuentan [los israelíes, Israel] con blindaje, entonces pueden hacer lo que los otros no hacen o lo que no pueden. Lamentablemente, las reglas son válidas para todo excepto para Israel-Palestina.

Yo entiendo que nuestros amigos en Occidente tengan un complejo de culpabilidad porque han perseguido a los judíos durante siglos. Pero están haciendo lo mismo con el pueblo palestino. ¿Acaso hay que cometer los mismos errores que se cometieron contra los judíos para que adquieran otro complejo de culpabilidad y que luego, cuando sea tarde, sientan la misma simpatía por el pueblo palestino? Espero que no. Porque este camino ya fue recorrido una vez y no hace falta que se vuelva a recorrer. 

Yo he conversado con periodistas españoles que en privado tienen una claridad envidiable de lo que ocurre en Palestina. Pero a la hora de transmitir, de escribir, no son tan contundentes. Les he preguntado y me dicen: "Es la línea editorial". Ahí está la explicación. Hoy el periodismo son empresas comerciales y los dueños son los que fijan la línea.

Cuando yo estudié periodismo, nos enseñaron que los principios del periodismo no son solo informar; también enseñar, educar, entretener… una serie de objetivos sublimes. Hoy, muchas veces, más que informar se desinforma, porque decir una verdad a medias es desinformar. Inventar una mentira es desinformar. Tergiversar es desinformar. Y hay muchas formas de desinformar. Y yo diría que en el caso de Palestina es excesivo, pero también en otros casos hay mucha desinformación. Hay quienes se han convertido en magos de la desinformación y están teniendo mucho éxito. Hoy hay que tener presente que los medios están compitiendo con las redes sociales y deberían demostrar su capacidad para no desaparecer, porque si siguen por la misma línea, yo pienso que muchos abandonarán los medios tradicionales. Por eso tienen que presentar una alternativa seria y convincente.

Lamentablemente, la prensa y los periodistas en Palestina están pagando un costo muy alto y lo poco que llega es gracias a esta gente muy valiosa y valiente que en muchos casos tienen la oportunidad de salir [del país], pero por su compromiso con la profesión y con la humanidad [no lo hacen]. Saben que corren el riesgo de perder la vida, pero ahí están y a ellos hay que enviarles un homenaje, un un reconocimiento, y yo pienso que los más indicados para hacer esto son los periodistas, que deben simpatizar y solidarizarse con sus colegas, porque son sus colegas, y los colegas en todo el mundo esperan recibir solidaridad cuando les ocurre algo. Entonces, hay que ser congruentes. Si ellos esperan solidaridad, tienen también que demostrar solidaridad con los otros. 

Pedro Sánchez ha vuelto a decir que va a insistir en la solución llamada de los dos Estados para Palestina. ¿Realmente es factible la vía de los dos Estados?

El presidente Sánchez fue el único líder europeo invitado a la cumbre de jefes de Estados árabes en Bagdad el pasado fin de semana y la verdad es que su discurso ha sido muy clarividente, muy claro, muy contundente y congruente con lo que ha mantenido en los últimos 20 meses de este genocidio. Y esto es algo que hay que destacar, porque España ha conquistado un lugar muy especial en el corazón de los pueblos, no solamente árabes. España ha demostrado una gran capacidad de iniciativa de gestión y liderazgo que hay que reconocer y agradecer.

Hay muchos que piensan que la solución de dos Estados es un proyecto palestino o árabe. No lo es. Fue planteado por un presidente norteamericano, y no hace tanto tiempo, en el año 2002: el presidente Bush, hijo. Posteriormente fue acogido y adoptado por organismos regionales e internacionales. Y lógicamente, sí, nosotros estamos de acuerdo con la solución de los dos Estados. La pregunta no es si esto es factible sino, si no es factible, ¿cuál es la solución?

El presidente Sánchez, y nosotros y muchos otros, inclusive los que no coinciden con la política del presidente Sánchez, están de acuerdo con que esta es la única solución. Pero hay que actuar conforme a esta afirmación de que es la única solución. Y no dejar esto como una consigna vacía de contenido. No, esta consigna hay que traducirla en hechos concretos. Tampoco el reconocimiento en sí es el objetivo o la meta. Es un paso que tiene que ser seguido por otros que implementen la solución de dos Estados. Y esta es la política de hombres y mujeres valientes en Europa que han tenido el valor y la claridad de plantearlo. 

El fin de semana que viene hay una reunión ministerial árabe-europea preparatoria para la reunión que se va a realizar en Nueva York a mediados del mes de junio y nosotros confiamos en que esta reunión –que es iniciativa franco-saudí– tenga la posibilidad de empezar a concretar, y no seguir hablando de generalidades. Es importante que todos se comprometan por la estabilidad y paz no solamente de la región, sino del mundo, porque esta situación no es normal, tiene un costo alto tanto político como económico, por no hablar del coste humano.

Es importante detener este genocidio ya y dar una solución definitiva. Porque, si no, este episodio puede repetirse en cualquier momento. Recordemos en los últimos diez, quince años, ¿cuántas veces ha habido semi genocidios o mini genocidios? Y esto se va a repetir si no hay una solución definitiva. Pero no solamente en la franja de Gaza. En Cisjordania también hay otro episodio que pasa desapercibido, prácticamente están implementando las mismas políticas en Cisjordania. Pero tampoco es solo Palestina: están ocupando posiciones en Líbano, han ocupado una enorme superficie en Siria... ¿Hasta cuándo va a continuar esto?

Normalizar la idea de la ocupación es sumamente peligroso, porque cuando se normaliza la ocupación de Palestina, se normaliza el principio de ocupación. Por lo tanto, cuando se ocupe otro territorio, no será de sorprender. Y por eso, porque se ha normalizado la ocupación de Palestina, ahora el presidente Trump les pide a los ucranianos renunciar a las fronteras del año 2014; es decir, que tendrían que aceptar la ocupación de parte de su territorio. Pero no se conforman con esto: el presidente Trump pretende anexionarse Canadá, Groenlandia, Panamá… porque se ha normalizado la idea.

El tema de la expulsión del pueblo palestino, la limpieza étnica. Si esto pasa y se permite, ¿qué garantías hay de que no ocurra en otros lugares? Por eso, ojo con lo que está ocurriendo en Palestina, porque es una especie de experimento que posteriormente puede ser implementado en otros sitios.

Entonces, ¿qué es lo que sería necesario para alcanzar esa solución de los dos Estados

Para empezar detener el genocidio. Ya. [Dejar] entrar la ayuda humanitaria. Fíjese en lo modestas que son las demandas: [dejar] entrar la ayuda humanitaria, agua, comida, medicamentos… Esto sería un gran logro y seguramente el presidente Trump se arrogará el valor de haber conseguido el ingreso de la ayuda humanitaria, algo que nunca se debió cortar. Esto es un crimen. Usar el hambre como arma es un crimen. Y lo están haciendo. Privar a los enfermos de tratamiento médico, bombardear sistemáticamente los hospitales... son crímenes de guerra. Bombardear la población civil, el castigo colectivo… son crímenes de guerra.

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Entonces, [es necesario] detener el genocidio, permitir el ingreso de la ayuda humanitaria incondicionalmente, la reconstrucción de la franja de Gaza y un compromiso serio de la comunidad internacional con la solución de los dos Estados. 

Han hecho todo por la creación del Estado de Israel, hace falta que hagan algo por el Estado de Palestina. No pedimos todo, pero algo sí. Y confiamos en que la historia va hacia adelante y en que esto es algo anormal, antinatural y no puede seguir. 

Nuestro poeta nacional, Mahmud Darwish, decía que ayer anhelábamos la libertad, hoy anhelamos el amor, me temo que mañana anhelaremos la humanidad. Pero él mismo dice que los palestinos tenemos una enfermedad incurable: la esperanza. Estamos llenos de confianza y de esperanza en que el futuro es nuestro.

Al menos 60.000 palestinos han sido asesinados, 120.000 están heridos y hay dos millones de desplazados desde que Israel inició un genocidio en territorios palestinos en octubre de 2023 del que el mundo es testigo prácticamente de forma impasible. Además, hay miles de kilómetros cuadrados de territorio palestino que han sido usurpados y existe una orden para la anexión ilegal de la Franja de Gaza a Israel, que parece que Netanyahu ha activado justo en los últimos días. 

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