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4M | Elecciones en la Comunidad de Madrid

La izquierda puede movilizar a casi 100.000 votantes en las zonas humildes de la capital, el cinturón rojo o el Corredor del Henares

Vecinos pasean al lado del metro de Puente de Vallecas, en Madrid.

La izquierda madrileña se enfrenta el próximo 4M al enorme reto de poner fin a cinco lustros de dominio conservador en la región. La estrategia pasa, a priori, por ensanchar al máximo el espacio electoral con tres listas separadas. Pero, sobre todo, por evitar que la gente se quede en casa en una cita con las urnas fijada en día lectivo. Movilizar, movilizar y movilizar es la máxima que se repite desde hace un par de semanas en los cuarteles generales del PSOE, Podemos y Más Madrid. Las tres formaciones todavía tienen cierto margen de crecimiento entre los votantes progresistas. Al fin y al cabo, en las dos últimas generales las fuerzas predominantes de la izquierda consiguieron movilizar a más de 1,6 millones en la comunidad, frente a algo más de 1,5 millones en los comicios autonómicos de 2019. Una diferencia de apoyo que tiene su explicación, principalmente, en los distritos humildes de la capital, en el cinturón rojo y en algunas de las principales urbes del Corredor del Henares.

Si algo ha caracterizado a la Comunidad de Madrid desde hace décadas es la fuerza electoral de la derecha, que en varias ocasiones ha permitido al bloque conservador situarse o, incluso, superar la barrera de los dos millones de votos. Una cifra de apoyos que la izquierda nunca ha sido capaz alcanzar en ninguna cita con las urnas desde el cambio de siglo. La vez que más cerca estuvo fue en las generales de marzo de 2004, cuando reunió casi 1,77 millones. Luego, tuvo que esperar hasta abril de 2019 para superar la barrera de los 1,6 millones de votos. En aquella cita con las urnas, con el auge de la ultraderecha sobrevolando la batalla electoral, PSOE y Podemos fueron capaces de aglutinar a 1.634.255 electores. Unos apoyos que, sin embargo, mermaron un mes después. En los comicios autonómicos de mayo, el bloque de izquierdas –socialistas, morados y Más Madrid– se quedó en 1.541.121 papeletas. Cerca de 100.000 votantes no acudieron a los colegios o respaldaron a otro partido.

Vaya por delante que las comparaciones entre autonómicas y nacionales hay que cogerlas con cuidado porque el comportamiento de los electores varía dependiendo del tipo de comicios. Dicho esto, una aproximación a los datos permite ver en qué zonas las formaciones progresistas tienen mayor margen de maniobra para incrementar su base electoral. Una de ellas es la capital. Ahí, en el corazón de la comunidad autónoma, donde se acumula casi la mitad del censo, el bloque de izquierdas perdió alrededor de un 6% de las papeletas que rascó el 28A. Los socialistas se dejaron algo más de 83.000 y los morados algo más de 220.000, pérdidas en buena parte compensadas por el lado de Más Madrid –casi 263.000 papeletas–. Sin embargo, los de Íñigo Errejón no fueron capaces de taponar la pérdida de PSOE y Podemos al completo. El balance fue negativo. En total, casi 45.000 votantes menos en cuatro semanas.

Los mayores agujeros dentro de la capital se situaron, justamente, en los barrios humildes. De hecho, prácticamente la mitad de las papeletas –22.276– que el bloque de izquierdas perdió entre las generales de abril y las autonómicas de mayo se esfumaron solo en los cuatro distritos más pobres, donde la renta media por persona no alcanzaba los 11.000 euros anuales –frente a los casi 16.000 de media de toda la ciudad– en 2017, últimas cifras que ofrece el INE. En Puente de Vallecas se esfumaron 8.330 votos progresistas. En Carabanchel, 5.871. En Villaverde se perdieron 4.276. Y en Usera 3.799. De hecho, el candidato de Podemos, Pablo Iglesias, puso desde el primer minuto el foco en estas zonas. "Se trata de que seamos capaces de movilizar a gente de los barrios más modestos, que muchas veces es la que más se queda en casa, para lograr que esa mayoría que ya demostramos en las generales que teníamos en Madrid sea una mayoría también en las próximas elecciones autonómicas", decía en El Intermedio pocas horas después de anunciar su movimiento.

Más de 4.500 papeletas se dejaron también en Latina, mientras que en los distritos de San Blas, Ciudad Lineal o Tetuán se perdieron más de dos millares de sufragios en cada uno de ellos. Más de un millar de votos se esfumaron también en Villa de Vallecas, Moratalaz, Hortaleza, Centro y Fuencarral-El Pardo. Por debajo de esa cifra, Vicálvaro, Salamanca, Moncloa-Aravaca, Barajas, Chamberí, Chamartín y Arganzuela –los seis últimos, con una renta neta media por persona superior a la media de la ciudad–. De todos los distritos, el único del que salieron con un balance positivo fue Retiro: 103 votos más que en las elecciones generales del 28A.

Pérdidas de más del 10% en el cinturón rojocinturón rojo

No solo hay trabajo por hacer en la gran urbe para recuperar algo de músculo. La otra mitad del partido se juega en la periferia. En los 34 municipios con una población superior a los 20.000 habitantes, el bloque de izquierdas salió de la cita con las urnas con casi 53.000 papeletas menos que un mes antes. Únicamente en Navalcarnero el saldo fue positivo, gracias a medio millar de votos más que arañaron los socialistas respecto al 28A. Las fugas no fueron similares a nivel local. Así, mientras que en Torrelodones, Villanueva de la Cañada o Villaviciosa de Odón se dejaron un 1% o 2% –unas decenas de sufragios–, en otras localidades como Parla o Móstoles el apoyo a las principales formaciones progresistas retrocedió en más de diez puntos. Justo ahí, en todos esos municipios que bordean por el sur la capital, es donde socialistas, morados y verdes también tienen margen para arañar miles de papeletas de cara a las elecciones del próximo 4 de mayo.

En las trece localidades que forman parte del histórico cinturón rojo, el bloque de izquierdas se dejó 32.677 sufragios. El boquete fue importante en la mayoría de ellas. En ocho, la caída fue mayor que la experimentada de media en toda la región –5,7%–. En Parla, pasaron de movilizar a 30.266 votantes a quedarse en los 26.057, más de cuatro millares de votos menos, un desplome del 13,9%. Móstoles fue la segunda de estas localidades donde se registró un mayor desplome: 6.552 papeletas menos, un 11,3% por debajo de las generales celebradas un mes antes. Más de un 9% se dejaron en Leganés y Coslada; 8% en Fuenlabrada; casi un 7% en Mejorada del Campo o San Fernando de Henares; y un 5,8% en Getafe. Un desplome inferior al registrado de media a nivel autonómico se vivió en Alcorcón, Pinto, Rivas-Vaciamadrid y Arganda del Rey. Sólo en San Martín de la Vega el balance fue positivo: ocho votos más.

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El Corredor del Henares

El cinturón rojo será una de las zonas que estará también en el punto de mira de la campaña de Isabel Díaz Ayuso, según informó El Confidencial. La líder de los conservadores intentará durante la campaña electoral rascar votos en ese área, históricamente obrerista y escorada a la izquierda. De hecho, en el Ejecutivo regional confían en poder atraer a electores de clases populares poniendo sobre la mesa datos de empleo y ligándolos a la estrategia de apertura económica en la que el Gobierno autonómico ha insistido durante toda la pandemia. El objetivo es recuperar parte del terreno que la ultraderecha arrebató al PP en el sur madrileño en las últimas elecciones generales. Una zona en la que el liderazgo de la derecha estuvo en manos de Ciudadanos en las últimas elecciones autonómicas. En aquella cita con las urnas, los conservadores se hicieron en el sur con el 16,5% de las papeletas, frente al 18% de la lista liderada entonces por Ignacio Aguado.

El bloque de izquierda también tiene margen para movilizar votantes en algunas de las principales ciudades del Corredor del Henares. En Torrejón de Ardoz, con una población superior a los 120.000 habitantes, las principales candidaturas de izquierdas pasaron de aglutinar 31.705 sufragios en las generales a quedarse en las 27.517. Algo más de cuatro millares de papeletas menos, una caída de apoyos del 13,2%. Casi siete puntos y medio se dejaron, por su parte, las formaciones progresistas en Alcalá de Henares, una de las ciudades más pobladas de toda la región. Allí, en concreto, pasaron de 48.669 a 45.040. 

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