LA NUEVA LEGISLATURA

La moción de Pamplona engrasa la relación PSOE-Bildu frente a una derecha aferrada a los insultos

Joseba Asiron, de Bildu, nuevo alcalde de Pamplona

15 votos a favor y 11 en contra. Joseba Asiron, de EH Bildu, ya es alcalde de Pamplona desde este jueves. Una moción de censura con carácter local, pero que tiene repercusión en el agitado tablero de la política nacional porque supone un nuevo capítulo de profundización de relación en las instituciones entre el PSOE y ese partido mientras la derecha se agarra a ese consistorio para subir el tono en el intento de asociar a Pedro Sánchez con el terrorismo.

La moción salió adelante en un pleno cargado de tensión con los votos a favor de EH Bildu, Geroa Bai, Contigo-Zurekin y el PSN, aunque este último partido no entrará a formar parte de la coalición. El nuevo bloque de gobernabilidad tiene un mayor porcentaje de apoyo, con cerca del 60% de los votos durante el pasado 28 de mayo, y se fija como principales metas salir del actual bloqueo y priorizar las políticas sociales.

Con esta moción, aunque el PSOE la enmarque dentro de la política municipal, se abre un nuevo capítulo de la relación de los socialistas con los abertzales, después de que hasta ahora habían rechazado darle algún importante gobierno a ese partido. Sí habían labrado apoyos para que EH Bildu apoyara parlamentariamente tanto a María Chivite en Navarra como a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados.

Los socialistas defienden, según fuentes de la dirección nacional, que se ha iniciado “un nuevo camino en Pamplona para recuperar la actividad propia de un Ayuntamiento paralizado por la incapacidad y la soberbia de UPN, que mantenían al consistorio sin presupuestos desde hace años y sin posibilidad de aprobarlos para el año siguiente. 

"Respeto y reparación a las víctimas del terrorismo"

 “Le pedimos a UPN, a su partido hermano el PP y a sus socios ultras que respeten la libertad de cada ayuntamiento para formar su equipo de gobierno, sobre la base democrática de los votos de los ciudadanos. Parece que al PP y a UPN solo les vale esta fórmula cuando ellos gobiernan”, lanzan desde Ferraz, donde denuncian el clima que quiere imponer la derecha con esta excusa. A lo largo de los últimos días el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha calificado de “pacto encapuchado” el acuerdo y el líder de UPN, Javier Esparza, llegó a llamar “escoria” a los dirigentes del PSN.

Frente a las críticas de la derecha de pactos con “batasunos” y “herederos de ETA”, en el PSOE argumentan que el acuerdo en Pamplona “refleja con claridad el respeto y reparación a las víctimas del terrorismo, así como que cualquier acto que suponga un agravio para ellas no tiene sitio en Pamplona”.

El segundo punto del acuerdo firmado por el PSN y EH Bildu se titula “Memoria, justicia y reparación”, y dice textualmente: “Nos comprometemos a trabajar para generar un clima político de entendimiento que mire al futuro, sin olvidar el pasado, desde la convicción política y ética de que es necesario el reconocimiento y reparación de las víctimas generadas por la violencia de ETA, evitando en todo momento que se puedan generar situaciones de humillación, así como manteniendo en buen estado los elementos de recuerdo y homenaje a las víctimas del terrorismo”.

La moción de censura en Pamplona marca también ese rumbo que ha confesado el presidente del Gobierno de que 2024 será el año de la plena normalización de las relaciones con todos los socios de investidura, como EH Bildu. En los próximos meses, además, tiene previsto el jefe del Ejecutivo verse con Carles Puigdemont una vez se apruebe la ley de amnistía. También concertará una cita con Oriol Junqueras, con el que ha reabierto la comunicación con la llamada que hizo a raíz de las negociaciones de la investidura. 

Respecto a EH Bildu, la relación también se ha materializado esta semana con el pacto entre las dos formaciones para que el paquete de medidas del escudo social incluyera la prohibición de desahucios a personas vulnerables durante el año que viene. En Navarra hace poco también se acordó dar al partido abertzale la Federación Navarra de Municipios. De esta manera, se entra de lleno en la colaboración entre los dos partidos, algo que había enfrentado a la federación del PSN con Ferraz tanto en la época de José Luis Rodríguez Zapatero como en la de Alfredo Pérez Rubalcaba. En este sentido, ha sido muy importante el papel desarrollado por el secretario de Organización, el navarro Santos Cerdán, al que Sánchez escucha con mucha atención.

“Si vais a elaborar una lista con las prioridades de Joseba Asiron, la primera prioridad son las políticas sociales", proclamó el nuevo alcalde en rueda de prensa tras ser elegido. Este es el camino que quiere emprender EH BIldu, y que ha visto que le funciona en las urnas. Frente a temas identitarios, los abertzales potencian su lado social, como sucede con sus apoyos en el Congreso. Y será la estela que sigan en las próximas elecciones vascas del año que viene, donde se ven con opciones de disputar al PNV el primer puesto, tras lograr empatar a escaños con el PSE-EE y los nacionalistas en los comicios generales del pasado 23 de julio.

"Nunca con Bildu, prefiero fregar escaleras"

La moción de censura en Pamplona ha servido a las derechas para subir aún más el tono contra el presidente del Gobierno. Las declaraciones llegaron al extremo de que la alcaldesa saliente, Cristina Ibarrola (UPN), dijo ante la prensa: “Nunca sería alcaldesa con los votos de Bildu. Jamás, pase lo que pase. Nunca apoyaría a Bildu a cambio de nada, pase lo que pase. Prefiero fregar escaleras”. Esto después de que en el Pleno manifestara que "Pedro Sánchez, como Judas Iscariote, vende Pamplona por seis votos de Bildu" o lamentara que era el “final de una macabra obra”. Sus palabras han sido criticadas duramente por los partidos de izquierdas por su componente “clasista”.

Posteriormente, la exalcaldesa dijo en la red social X: "Es evidente que lo que he querido decir es que prefiero realizar un trabajo digno, duro y mal pagado como el de la limpieza, a vender mis principios y ganar 100.000€ en un sillón pactando con Bildu de forma indigna. Cualquier otra interpretación es falsa, interesada y partidista".

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, buscó protagonismo al hacer coincidir su comparecencia de balance anula con la moción de Pamplona, espaciándola 24 horas respecto a la de Pedro Sánchez (lo que fue aprovechado por Isabel Díaz Ayuso para contestar el miércoles). El popular insistió en que se trata de un “pacto encapuchado” entre Otegi y Sánchez: "Esta es una de las cuestiones sobre la que nos mintieron, nos engañaron y nos ocultaron para llegar a la Presidencia del Gobierno. Que nadie se engañe, hoy España no gana a una alcaldía progresista, hoy España gana a una alcaldía reaccionaria".

Para Feijóo, el PSOE está “fuera del constitucionalismo” y ya no es un partido de Estado: "Sánchez ha elegido acabar el año brindando con Bildu. Nosotros hemos elegido acabar el año agradeciendo a los españoles su confianza y poniéndonos a disposición de todos los españoles, votasen lo que votasen, para defender sus derechos, sus libertades, su convivencia y la concordia de la sociedad española en el año 2024". Pero en el PP también volvió otro día con fuerza en sus críticas Isabel Díaz Ayuso, que subrayó: "Que los españoles nunca olviden que Sánchez vendió Pamplona al brazo político de ETA, al igual que vendió ante Junts la justicia y la policía, la historia de España, la igualdad ante la ley entre todos los españoles". "No quiero que estos criminales devuelvan a España a 1936, no quiero que esta gente se quede con España", apostilló sobre EH Bildu.

La moción es otro motivo de disputa dentro del espacio de las derechas por liderar la oposición, con Vox tratando de aprovechar la situación contra el Partido Popular: "El PP de Feijóo ha apostado por hacer borrón y cuenta nueva ante este golpe de Estado y ya se sienta con el PSOE a pactar subidas de sueldo para diputados en el Senado y sillones en las comisiones". Por eso, el partido de ultraderecha de Santiago Abascal avanzó que piensa hacer una oposición todavía más dura.

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