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Huelga 8M

Las mujeres rurales cogen fuerza para la huelga feminista: "Queremos pararlo todo"

Manifestación feminista..

"Si a mí me preguntan, diría que mi manera de celebrarlo sería con una huelga a la japonesa, trabajando más horas y demostrando la capacidad que tenemos las mujeres de este país". Con estas palabras ha expresado la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, su visión sobre la huelga feminista que se celebrará el próximo 8 de marzo con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Las mujeres rurales se han sentido interpeladas y han dado una respuesta rotunda: "Nosotras hacemos una huelga a la japonesa cada día". La organización de mujeres rurales Fademur emitió el jueves 22 de febrero un comunicado a través del que manifiestan su "enfado" por las palabras de la ministra. Se reconocen "muy preocupadas porque la integrante del Gobierno con la que el mundo rural debería tener más cercanía, no entiende" su realidad.

Trabajo invisibilizado

Fademur denuncia mediante su escrito el "trabajo invisibilizado" que realizan las mujeres. Si los obstáculos que deben sortear laboralmente en el ámbito urbano son ya de por sí complejos, el mundo rural presenta una serie de especificidades que agravan la situación.

Según datos del Ministerio de Agricultura, "el mercado laboral del medio rural se caracteriza por una baja tasa de empleo, que se acentúa en el caso de las mujeres, una fuerte asalarización y una marcada terciarización". El 78,5% se ubica en el sector Servicios. Existe, asimismo, una discriminación salarial de género de modo que las mujeres están sobrerrepresentadas en los rangos salariales entre los 400 y los 1.000 euros, mientras que los hombres lo hacen entre los 1.001 y los 1.400 euros.

Las mujeres se encuentran además, por lo general, en las posiciones inferiores de la jerarquía laboral. Por otra parte, subraya el ministerio, el tiempo que invierten mujeres y hombres en realizar las distintas actividades cotidianas se distribuye de forma marcadamente desigual. Ellas dedican más tiempo a actividades que tienen que ver con el trabajo doméstico y de cuidado. Los datos, a priori, no descubren un escenario radicalmente distinto al de las mujeres que trabajan en territorio urbano. Si bien los problemas que asumen las mujeres no entienden de geografía, las particularidades de los dos mundos obligan a cambiar la mirada.

Teresa López, presidenta de Fademur, explica en conversación con infoLibre que el trabajo de la mujer en el mundo rural, especialmente dentro de las explotaciones familiares, está considerado como "un complemento". La mayoría de mujeres, afirma, "tienen que recurrir al autoempleo, porque trabajar por cuenta ajena es muy complicado". El resultado es que las características del trabajo femenino –precariedad, brecha salarial, trabas a la conciliación– se reproducen en el ámbito rural "si cabe más acentuadas". Las mujeres, sentencia, "desarrollan un trabajo que está invisibilizado".

Inmaculada Idáñez comparte análisis. La presidenta de la Confederación de Mujeres del Mundo Rural (Ceres) añade la complejidad del rol de cuidadoras. "No sólo de los hijos y las hijas, sino también de los mayores y respecto a las tareas del hogar", relata. Las mujeres, al fin y al cabo, "hacen más trabajo que sus compañeros porque además de ser cuidadoras llevan las exploraciones agrarias pero no están reconocidas". El trabajo de ellas sostiene el mundo rural pero a menudo tiende a pasar desapercibido.

Esa dificultad para desarrollar una vida laboral plena lastra la posibilidad de una cotización prolongada. "Si sólo se puede asumir una cotización se prescinde de la mujer, por lo que muchas mujeres mayores al final no tienen acceso a una pensión o son más bajas". Habla Isabel Vilalba, secretaria general del Sindicato Labrego –uno de los convocantes de la huelga general de 24 horas en Galicia–. "En las granjas se da la situación de que el titular es masculino", expresa Vilalba, mientras que "la posición de la mujer es subsidiaria, nunca tiene atribuida su parte de los ingresos y tampoco puede representar a la granja". Esta situación de subsidiariedad y falta de autonomía, denuncia, "es una injusticia con la que miles de mujeres conviven cada día".

Por otro lado, la propiedad de huertas y granjas a pequeña y mediana escala presenta "un mar de obstáculos" para ellas. A juicio de Vilalba, "al sistema económico vigente no le interesa ni le da valor" al mundo rural. Cuestiones como "la gran diversidad de cultivos, la cultura alimentaria o el paisaje son despreciadas y se dificulta la vida de las mujeres que se dedican a la agricultura a pequeña escala".

Además, añade, ante una situación de violencia machista "no tienen ningún derecho reconocido y se tienen que ir sin ninguna garantía", siendo por ello más complejo salir de una situación de malos tratos. "Hay violencia económica, estructural, a todos los niveles", lamenta la sindicalista, quien censura que el hecho de que la mujer rural no tenga "derechos económicos y profesionales reconocidos agrava una situación que es global".

Déficit de servicios

Teresa López recuerda que la situación tras la crisis económica no deja de empeorar. "Se han recortado mucho los servicios con la crisis económica" porque "prestar servicios en el mundo rural es caro". López dice que apenas hay escuelas de cero a tres años, que se han cerrado consultorios médicos o han dejado de prestar servicios especiales y que se han eliminado líneas de transporte, entre "toda una serie de servicios que se han dejado de prestar". ¿Qué ocurre? Que "suplir esos servicios es tarea de las mujeres".

Isabel Vilalba coincide. "Vivir en el medio rural afecta especialmente a las mujeres porque el déficit de servicios es mucho mayor, con la excusa de que hay poca población", dice. Se han producido "fuertes recortes" que se "han incrementado" conforme han pasado los años. "El problema es que hay una población muy envejecida y una parte en situación de dependencia". Por tanto, añade, en un escenario donde "la estructura es patriarcal, toda la esfera reproductiva y de cuidados hace que caiga en exclusiva en las mujeres". Muchas, por tanto, "tienen que aparcar su vida laboral o renunciar a ella para hacer vida de cuidados y con menos infraestructuras" a su disposición. 

  Según el propio Ministerio de Agricultura, "el envejecimiento de la población incrementa las situaciones de convivencia con personas en situación de dependencia en el medio rural, lo que repercute en la carga de trabajo de las personas cuidadoras, por norma general mujeres, disminuyendo sus posibilidades de participación laboral, política o social".

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La suma de todos estos fenómenos da fuerza a la idea de huelga general. Teresa López detalla el modo en que se trabaja en el ámbito rural para llamar a la movilización feminista del próximo 8 de marzo. Su organización lleva a cabo "un llamamiento desde la implantación territorial" porque se reconocen "empeñadas en que se pueda dar a conocer y reivindicar ese trabajo invisible de las mujeres en el mundo rural".

López está convencida del éxito de las movilizaciones y augura visibilidad plena "en todos los ámbitos y a todos los niveles". El optimismo es compartido. Inmaculada Idáñez cree que "hay pequeños avances" para el movimiento feminista en el ámbito rural. "Ya no somos las cuatro locas que salimos y pedimos cosas, ya está justificado", relata. "Tenemos brecha salarial, segregación laboral, tenemos compañeras de hombres autónomos titulares de explotaciones que no aparecen en ningún lado", por lo que es necesario que "todas se sumen". "Queremos pararlo todo. No comprar, no trabajar, no ser cuidadoras, no hacer la comida, que sean nuestros compañeros quienes se encarguen". 

Isabel Vilalba también estima que existen "motivos graves" a la hora de respaldar la huelga, "como no poder estar seguras o tener miedo". "Es incuestionable que este hecho tiene mucha importancia y tendrá que venir acompañado de una respuesta muy contundente de las administraciones", sostiene. Vilalba rechaza la existencia de un "discurso políticamente correcto" que no esté acompañado por "medios o recursos". "Hay que parar y poner esto en su agenda" para lograr "políticas decididas" o de lo contrario "acabará siendo una especie de fraude". Finalmente, asegura en forma de predicción convencida, "habrá un 8 de marzo muy potente y será un momento importante para tomar fuerza y que exista un compromiso con la vida y con las mujeres".

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