El futuro de la izquierda

'No a la guerra', sí a Irene Montero: Podemos activa la maquinaria de las elecciones europeas

La exministra de Igualdad, Irene Montero, participa este sábado en un desayuno de trabajo con cargos y militantes de Elkarrekin Podemos AV celebrado en San Sebastián.

Feministas por la paz. Ese fue sido el lema escogido por Podemos para este 8 de marzo. Una consigna que, más allá de reiterar su apuesta por las vías diplomáticas para resolver conflictos como el de Ucrania o el de Palestina, forma parte de una estrategia por parte de la formación morada de cara a los próximos comicios europeos, que se celebrarán el 9 de junio. "Las mujeres somos defensoras de la paz y somos las que gritamos que lo que está ocurriendo en Palestina es un genocidio y que no vale mirar para otro lado ni la hipocresía de las instituciones", defendía este viernes la exministra de Igualdad Irene Montero, ratificada como la candidata del partido a las elecciones europeas. Un mensaje de paz que desde Podemos contraponen con las recientes declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en las que pedía a los europeos "ponerse en guardia" y rearmarse ante las "múltiples" amenazas que enfrenta.

La dicotomía que plantea Podemos es que Europa debe decidir "si va a la guerra o defiende la paz", tal y como lo ha expresado en más de una ocasión la propia Montero. A su juicio, lo que propone la Comisión Europea es "avanzar hacia un régimen de guerra" apoyándose en Estados Unidos, un país que definen como "cómplice" del genocidio en Palestina, de Marruecos y de las empresas de armamento. "No a la guerra, no con nuestro silencio, no en nuestro nombre", sentenció Montero en un acto organizado por Podemos el pasado 2 de marzo, con motivo del 8M. Los mensajes de la dirección de Podemos han ido todos por esa línea. "Mientras otros jalean el aumento del presupuesto militar, piden gastar más en armas y extienden el fervor bélico, nosotras alzamos la voz por la paz", resumió la líder del partido, Ione Belarra, en un vídeo difundido en sus redes.

Así, los morados buscan reimpulsar la proclama del no a la guerra, tan efectiva durante la guerra de Irak, para posicionarse frente a otras formaciones que compiten en ese mismo espacio como Sumar o el PSOE, que son menos contundentes que los morados en esta materia. Sucede lo mismo con su posición sobre la Alianza Atlántica, que de cara a la campaña electoral de las municipales y autonómicas de 2023, utilizaron para diferenciarse de otras formaciones como Más Madrid o Compromís, contra las que competían en esos comicios, y que más tarde confluyeron en Sumar. Además, Podemos sigue oponiéndose —como ya lo hizo la legislatura pasada, cuando tanto Montero como Belarra estaban en el Gobierno de coalición— al envío de armas. La tesis de la formación es que esta estrategia no resuelve nada y sólo contribuye a sostener el conflicto durante más tiempo.

Irene Montero, la gran apuesta de Podemos

Podemos se encomienda a la cita en las europeas en un momento de debilidad extrema tras haber quedado por detrás del Pacma en las elecciones gallegas. Su apuesta para cristalizar la remontada es Irene Montero, una cabeza de cartel que en algunos sectores se ve penalizada ante la opinión pública por las polémicas que han generado normas como la del sólo sí es sí o la ley trans, pero que para los suyos, y precisamente por esas normas, es un símbolo, también fuera del país. Desde Podemos insisten en que Montero tiene "muy buena imagen" a nivel internacional y "es un referente" de los derechos feministas, tal y como la definía recientemente la eurodiputada Idoia Villanueva. No tienen dudas de que Bruselas acogerá bien a Montero, pero solo si antes España la elige como eurodiputada.

El hecho de que la exministra de Igualdad, a quien desde Podemos definen como su mayor "activo político", sea la candidata de esos comicios es "una apuesta", según fuentes de su entorno, para comprobar si los españoles demandan una izquierda "más combativa" de lo que es, a su juicio, Sumar, con quien se presentaron en los comicios del 23J y abandonaron el pasado diciembre, integrándose en el Grupo Mixto del Congreso. Es decir, quieren comprobar si el proyecto político de Podemos, que nació hace una década, está agotado o si, por el contrario, hay espacio para reconstruirlo.

El resultado de las generales, que Belarra calificó como "decepcionante" pese a la posibilidad de formar un gobierno con los socialistas —como finalmente ocurrió—, tampoco les dio lo que más anhelaban: la continuidad de Montero frente al Ministerio de Igualdad, un ministerio que el socio minoritario del Ejecutivo perdió pasando, de nuevo, a menos de los socialistas. Finalmente se quedaron fuera del reparto ministerial, lo que precipitó su marcha del grupo parlamentario. Ahora buscan medir sus fuerzas con la líder de Sumar, Yolanda Díaz, porque consideran que les ha dado por muertos antes de tiempo y ha minusvalorado su fuerza.

Los ejes sobre los que pivota la campaña: del 'no' a los recortes al "conformismo" del Gobierno

Otro de los ejes sobre el que está pivotando su campaña es el del "recorte" en derechos que, a su modo de ver, está impulsando el actual Gobierno formado por el PSOE y Sumar. Ese fue el motivo que llevó a los morados a votar en contra el pasado enero del decreto ley del Gobierno para modificar el subsidio de desempleo que abanderaba el ministerio de Trabajo, dirigido por Díaz. Su negativa implicó que el decreto decayera, ante el enfado de Sumar, que ahora busca consensuar un apoyo más amplio de la mano de los sindicatos. Los morados entendía que esa reforma suponía un "recorte" en las pensiones de los mayores de 52 años al rebajar del 125% al 100% la base mínima de cotización fijada legalmente cada año.

Además, según explican fuentes del partido a infoLibre, se trata de una postura que van a mantener de cara a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, que el Gobierno quiere empezar cuanto antes. Todo el mundo da por sentado que la negociación con Junts Per Cataluña será la más compleja, mientras que otras formaciones como Esquerra Republicana han prometido "estabilidad" si se cumple con lo pactado y otras como EH Bildu piden acentuar la parte "social", desde Podemos desconfían de que las nuevas cuentas, tras muchos años consecutivos de Presupuestos expansivos, sufran algún recorte.

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Lo que quieren visibilizar los morados es que su formación es la garante de que que se produzcan avances, tanto en España como en Europa, lo que, a su juicio, contrasta con el "conformismo" del actual equipo de Gobierno. Según explican fuentes de la dirección, la coalición está impulsando políticas que "no se atreverían" a realizar desde el Partido Popular hace una década —a lo que se suma la dependencia de formaciones conservadoras como Junts y el PNV— y aseguran que es fruto de un proceso de "derechización" de la política, impulsado por el PSOE por el contexto internacional y avalado por Sumar.

Si Montero fracasa, Podemos se planteará su continuidad

Para Podemos un resultado preocupante en las elecciones del Parlamento Europeo sería no lograr el acta de la propia Montero. En ese caso, la número dos del partido, según explican fuentes cercanas, haría "autocrítica" la misma noche electoral, porque se constataría "el fracaso" de su estrategia, especialmente si Sumar —su principal competidor en ese espacio— sí que consigue apoyo electoral o hay una enorme diferencia de votos entre ambas candidaturas. En ese sentido, Montero asume que el futuro del partido pasa por las europeas y aunque las citadas fuentes evitan adelantar escenarios, sí que detallan que eso implicaría realizar una "profunda reflexión" sobre la viabilidad de Podemos.

¿Y qué sería un buen resultado? Oficialmente desde la dirección de Podemos evitan hacer cábalas sobre el número de actas que podrían conseguir, aunque algunas voces apuntan a que podrían obtener dos e incluso tres en las previsiones más optimistas: la de Montero y la de los coportavoces estatales de la formación morada, Isabel Serra y Pablo Fernández respectivamente. Sin embargo, también asumen que en las europeas participará menos gente que en unas generales y que la derecha aprovechará para convertirlas en un plebiscito sobre la continuidad de Pedro Sánchez al frente del Ejecutivo.

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