Primarias del PSOE

Sánchez y López restan importancia a los avales mientras Díaz se vuelca en la recogida

Patxi López, aspirante a la Secretaría General, este lunes en Ferraz.

Ibon Uría

La batalla por el liderazgo del PSOE ya está oficialmente en marcha: este lunes comenzó el plazo para que los aspirantes formalicen sus candidaturas, y los equipos de Susana Díaz y Patxi López completaron el trámite en las primaras horas. El de Pedro Sánchez lo hará este mismo martes. A partir de entonces los tres aspirantes se medirán en una primera fase, la recogida de avales, a la que el ex secretario general y el exlehendakari restan importancia, mientras que la presidenta andaluza quiere emplear para hacer una demostración de fuerza.

De acuerdo con las reglas internas del PSOE, los precandidatos –ese es el nombre que reciben oficialmente los aspirantes a la Secretaría General una vez oficializan su intención de competir en el proceso– deben reunir las firmas del 5% de la militancia del partido. Aunque el censo no se cerrará hasta el próximo 28 de abril, ese porcentaje se traducirá en algo más de 9.000 rúbricas –hay en torno a 182.000 afiliados socialistas–. El plazo para presentarlos concluye el 4 de mayo, y no hay un tope: pueden entregarse tantos avales como se quiera.

Fuentes del equipo de Díaz apuntan que esta recogida es "la primera gran batalla" de las primarias y reiteran que su intención es "avasallar" a los otros dos contendientes: quieren dejar "claro" que "el caballo de Susana es el ganador" en esta competición, porque siempre hay indecisos que se suman al carro ganador. También porque todos la ven como favorita en esta fase del proceso, de modo que si Sánchez consigue acercarse en el número de firmas, eso supondría una fuerte inyección de moral para los sanchistas, comenta un colaborador de la presidenta de la Junta.

A priori la número uno del PSOE-A parte con ventaja: ella lidera la federación más fuerte, la de Andalucía, con en torno a 45.000 militantes. A falta de las cifras finales, son más o menos tantos como los de las tres siguientes federaciones juntas: en la Comunitat Valenciana hay unos 17.000, en Madrid en torno a 14.000 y el censo del PSC rondará los 13.000. La maquinaria del socialismo andaluz está preparada para lanzarse a recoger la firma de cuantos más afiliados mejor, y Díaz también cuenta con numerosos afines en otros territorios que se volcarán con ella.

La propia precandidata ha dejado claro en varias ocasiones en las últimas semanas que confiere una gran importancia al resultado de esta suerte de ronda previa de las primarias. "Para mí es muy importante que uno diga 'yo avalo a Susana', le doy un valor enorme", señaló por ejemplo el 1 de abril, a su salida de la reunión del Comité Federal que convocó oficialmente el proceso. "Yo respeto mucho un aval, porque cuando avalas a una persona das tu palabra, te comprometes y eres capaz en ese momento de representar a esa persona", agregó.

Sánchez confía en el voto oculto

Mientras tanto, el equipo de Pedro Sánchez asegura que los avales no son definitivos y niega que el resultado de la recogida vaya a marcar el devenir de las primarias. José Luis Ábalos, uno de los coordinadores de la campaña del ex secretario general, afirmó este lunes que esas firmas son sólo "un trámite" para poder concurrir al proceso, y auguró que el día de la votación, el 21 de mayo, habrá "verdaderas sorpresas" en algunos territorios que se consideran favorables a Susana Díaz y que, en cambio, los sanchistas creen que pueden decantarse a su favor.

Los partidarios del exlíder consideran que "hay determinados territorios" donde la "presión" del aparato y argumentos "en clave local" pueden hacer que el aval se convierta "en una cuestión de no indisponerte con el jefe", y que por tanto no sea "una cuestión libre". En este sentido, recuerdan que el aval es público –el aparato del partido sabe a quién ha avalado cada militante–, mientras que el voto es secreto y en urna. "Hay mucha gente que nos dice: 'No voy a avalar a Pedro, pero sí que os voy a votar'", señalan estas fuentes.

En el entorno de Sánchez también se recuerda que en las primarias entre Almunia y Borrell el primero de ellos ganó ampliamente en avales, mientras que fue el segundo quien se llevó el gato al agua en las urnas, así que "las primarias no se ganan el 4 de mayo [cuando termina el plazo para presentar avales] sino el 21 de mayo [el día de la votación]", repiten. Los sanchistas también dicen que no van a "tensionar de forma innecesaria" al partido, y creen que a Susana Díaz se le puede volver en contra su pretendida demostración de fuerza: "Puede acabar teniendo menos votos que avales", pronostican.

López presentará las firmas "imprescindibles"

Patxi López, por su parte, no entrará en un "campeonato de avales" y se limitará a presentar las firmas "imprescindibles", siempre con un margen de seguridad suficiente que evite que pudiera quedar fuera del proceso por cualquier circunstancia. En un encuentro con los medios de comunicación este lunes, los coordinadores de la campaña del exlehendakari –el senador Óscar López y el exconsejero del Gobierno vasco Rodolfo Ares– apuntaron que su deseo no es "presionar" ni "asustar" para conseguir avales y auguraron que la candidatura de López será "la que más voto oculto tenga".

Los afines a López, de hecho, consideran que las "presiones" del aparato para lograr un elevado número de firmas pueden llegar a ser "contraproducentes". A su juicio es mucho más efectivo centrarse en conseguir votos para el día de las primarias, porque los avales son un mero requisito formal que hay que cumplir pero de cuyo resultado rechazan extraer ninguna conclusión o "interpretación" de cara a la votación final: "No vamos a hacer ninguna interpretación del resultado de los avales", subrayó este lunes uno de sus colaboradores, que negó que exista una relación directa entre avales y votos.

Óscar López, asimismo, dijo ser consciente del "riesgo" para la candidatura de quedar en tercera posición en la recogida de avales. "Asumimos ese riesgo", concedió el senador, que ha "pensado mucho" en este asunto pero que subraya que la decisión de no poner toda la carne en el asador en la recogida de firmas está ya tomada. Los afines al exlehendakari también creen que es posible que si Susana Díaz "fuerza la máquina" acabe con menos votos que avales. Finalmente, los patxistas niegan que otras candidaturas les vayan a prestar avales o que puedan quedar fuera del proceso por no llegar al mínimo exigido: "Eso es una tontería", zanjaron.

La relación entre avales y votos

El precedente más inmediato para observar si existe una correlación entre las firmas de los avales y los votos en las urnas el día de las primarias está en las elecciones internas de 2014, cuando Pedro Sánchez llegó a la Secretaría General. Sánchez era, entonces, el candidato que contaba con el apoyo de la mayor parte del aparato, especialmente de la presidenta andaluza Susana Díaz, su ahora máxima rival, quien puso a su disposición toda la potencia de la maquinaria del PSOE andaluz.

Sánchez ganó en la fase de los avales y ganó en las urnas, pero hay datos llamativos. El ex secretario general logró el 54% del total de avales y el 48,7% de los votos, cinco puntos menos. Los otros dos aspirantes, en cambio, lograron mayor porcentaje de votos que de avales: el diputado vasco Eduardo Madina consiguió el 33% de los avales y el 36,3% de los votos, mientras que el representante de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias logró el 13% de las firmas y después subió hasta el 15,1% de los votos.

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Por territorios, Sánchez ganó en avales a Madina en 13 federaciones –Andalucía, Aragón, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunitat Valenciana, Galicia, Madrid, Navarra, Euskadi, La Rioja y Ceuta–, además de entre las Juventudes Socialistas, y el vasco se impuso en seis territorios –Extremadura, Asturias, PSC, Cantabria, Murcia, Melilla y las agrupaciones del PSOE en el exterior–. Especialmente apabullante fue la ventaja del ex secretario general en Andalucía, donde sacó 60 puntos a Madina: presentó 14.389 firmas (74,9%) frente a las 2.689 del vasco (14%).

El día de la votación final, sin embargo, el porcentaje de voto de Sánchez cayó con mayor intensidad con respecto al número de avales en aquellos lugares donde mayor era su ventaja inicial en firmas sobre Madina: en Andalucía, por ejemplo, pasó de tener el 74,9% de los avales al 61,2% de votos. En Aragón, donde la batalla de los avales fue muy desigual –70% a 22,8%–, la distancia se redujo en las urnas –56,5% a 30,7%–. También sucedió en Madrid –Sánchez pasó del 56% de avales al 42% de votos, mientras Madina subió del 23% de avales al 38,9% de respaldo de los militantes– y Galicia –Sánchez perdió diez puntos, del 60% al 50% y Madina ganó seis, del 32% al 38%–. Estas cuatro federaciones se cuentan entre las mayores del partido y estaban, en 2014, volcadas con el aparato socialista y, por tanto, con Sánchez.

 

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