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EL FUTURO DE EUROPA

La socialdemocracia recupera posiciones ante el fracaso neoliberal y el miedo a la ultraderecha

El presidente de La France Insoumise, Manuel Bompard, el líder de la formación, Jean-Luc Melenchon, las diputadas Matilde Panod y Clemence Guette, llegan a la sede del partido para una reunión en París, este martes.

Europa ha sufrido auténticos espasmos electorales en las últimas semanas. Un continente pendiente de las urnas y con la temida y alargada sombra de la ultraderecha acechando el poder. Máxima alerta. Los franceses han sido los últimos en hablar y, frente a los pronósticos, han frenado en seco a los extremistas poniendo por delante al Nuevo Frente Popular y al espacio de Emmanuel Macron.

En Europa hay alivio en estos momentos después de días de vértigo con la posibilidad de una victoria de los de Marine Le Pen, que se veía incluso con la ilusión demoscópica de mayoría absoluta en las legislativas. Y, en este ciclo de riesgo, el pasado jueves los laboristas lograron pintar de rojo el mapa del Reino Unido tras años de dominio absoluto de los conservadores. A esto hay que sumar la resistencia de los dos grandes partidos en las europeas del 9 de junio, situando por detrás a la extrema derecha, que se ha quedado fuera del reparto de los top jobs de Bruselas.

Además, esas elecciones europeas dejaron también casos de países en los que la ultraderecha ha retrocedido después de haber funcionado bien en citas anteriores o incluso haber llegado al poder. No lograron sus objetivos y perdieron posiciones en naciones tan significativas como Suecia, Finlandia, Dinamarca, Portugal y Holanda, donde, por ejemplo, el partido del ultra Geert Widers no logró ser primera fuerza después de haberlo logrado en las generales del pasado mes de noviembre.

Francia y Reino Unido "eliminan la inercia reaccionaria"

Francia y el Reino Unido son dos de los países clave en las relaciones internacionales, centros de poder que influyen también económicamente y miembros de grupos multilaterales de países que marcan el rumbo. Blas Moreno, codirector de El Orden Mundial, señala que estas victorias electorales del Frente Popular y de los laboristas tienen una especial importancia porque suponen la percepción de que se frena en seco la tendencia de que la extrema derecha “gana una y otra vez”. “Eliminan esa inercia y dan una nota de esperanza de cara a las elecciones de Estados Unidos”, subraya.

Pone el foco “en que hay un impacto muy importante a nivel de decisiones políticas de los nuevos gobiernos”. “Por ejemplo, en relación al conflicto en Gaza, la izquierda tiene posiciones más pro Palestina. Jean-Luc Mélenchon está diciendo que van a reconocer el Estado Palestino. Reino Unido había pedido una revisión en la Corte Penal Internacional de la petición del fiscal de detener a Netanyahu, y ahora el nuevo Gobierno la va a retirar. Es un gesto que ayuda a la causa”, ahonda.

Una de las grandes preguntas que la izquierda se sigue haciendo es cuál es la fórmula para frenar la ola reaccionaria. En el caso francés, Moreno desmenuza varios factores que han funcionado. Por un lado, el propio sistema a dos vueltas. “Esto concentra mucho el voto”, sostiene, recordando que también sirvió en las presidenciales de 2017 y de 2022. Pero advierte de que esto “a largo plazo” puede quemar “muchísimo a la gente” porque se juega a “todo o nada”.

La importancia de la unidad de la izquierda

Además, despliega sobre la mesa la otra gran clave: “La izquierda llegaba muy dividida, pero en 24 horas se unieron. El Frente Popular ha conseguido de forma muy sorprendente una gran cantidad de votos. Ha sido muy importante ese pacto de no competir entre ellos y los de Macron. La idea épica de la izquierda frenando a la ultraderecha tiene algo de verdad, pero el sistema electoral ha ayudado”.

A pesar de las victorias progresistas en Reino Unido y Francia, el codirector de El Orden Mundial señala que no se puede hablar de si avanza o retrocede la tendencia de la ultraderecha, ya que en cada país “lleva un ritmo diferente”. “Lo hemos visto en el Parlamento Europeo. Bajan en Portugal, Suecia y Finlandia, pero en Italia y en Alemania siguen creciendo”. “Pasa también en Latinoamérica, donde se han invertido ahora los papeles Brasil y Argentina”, apostilla.

“La extrema derecha ya no es una excepción en el sistema, ocupa cada vez más espacio. Incluso ha llegado a los gobiernos. Y estar en los Ejecutivos también te pasa factura, como en Suecia. La conclusión es que la ultraderecha es ya una opción más del sistema y está plenamente normalizada. Eso es lo malo, al margen de que suban o bajen. No se van a ir, van a seguir en los próximos años. En la medida de que no sean muy torpes, irán llegando al poder. Además, la derecha tradicional en países como Italia y Francia les están ayudando”, sostiene Moreno.

"El peligro sigue estando ahí"

José Enrique Ayala, miembro del Consejo Asesor del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, también analiza los factores que han llevado a la “sorpresa positiva” de la victoria del Nuevo Frente Popular en Francia frente a la ultraderecha. Subraya la importancia de la retirada de los terceros en 214 circunscripciones: “Ha funcionado el cordón sanitario, aunque RN ha sido como partido el primero. El peligro sigue estando ahí, y volverá en las siguientes presidenciales. Por el momento se ha superado una bola de partido”.

¿Cuál ha sido la clave para que el Frente Popular haya ganado? Ayala responde: “La movilización de la izquierda. La participación ha subido mucho ante el temor de que la extrema derecha se hiciera con la mayoría absoluta y con el Gobierno. Y, después, efectivamente que la izquierda se haya presentado unida. Eso tiene un tirón muy importante para los electores. Ha superado incluso a la mayoría presidencial. Mélenchon se presenta como antisistema, pero ha concurrido junto a socialistas, comunistas y ecologistas. Además, los de Le Pen han cometido errores como su posición en la guerra de Ucrania, lo que ha disuadido a mucha gente”.

El caso de la victoria progresista en el Reino Unido, añade el experto de la Fundación Alternativas, es “un asunto diferente”, ya que también está motivado por el “desgaste enorme de los conservadores después de 14 años de gobierno y cinco primeros ministros”. “El laborismo ha presentado una cara muy moderada y socialdemócrata, más en la línea de Tony Blair. Es una izquierda muy light”, apostilla.

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Ha sido determinante, prosigue en su argumentación, el deterioro de los servicios públicos. Cree que ha sido un gesto de rechazo a las políticas neoliberales que han llevado a una situación de colapso a algunas de las grandes banderas del país como el sistema sanitario especialmente y las infraestructuras. “Ellos mismos hablan de un país que no funciona Se ha producido una reacción ante ese abandono. No hay que olvidar que el Estado del Bienestar nació allí después de la II Guerra Mundial”, sintetiza.

Ayala señala la importancia de estas victorias en Francia y Reino Unido, pero insiste en que esto no se puede leer como que las posiciones reaccionarias hayan tocado techo. “En las europeas han subido respecto a las anteriores elecciones. Depende de cada país. Es que la extrema derecha no es una sola corriente ideológica. En Europa hay muchas y muy diferentes, están enfrentadas entre ellas. El desastre se ha producido donde han gobernado o apoyado al Ejecutivo. En realidad la gente está buscando en la extrema derecha unas soluciones que no les dan los partidos tradicionales. Venden soluciones sencillas a problemas complejos, es su demagogia. Si se prueba cuando llegan al poder que tampoco se encuentran esas soluciones, pues el argumento se cae”.

Y lanza esta reflexión final: “Me preocupa que la ultraderecha está principalmente devorando a los partidos de la derecha tradicional. En Estados Unidos todo el Partido Republicano está en posiciones extremistas. Y en Francia el espacio conservador ha tenido un resultado decepcionante. ¿Dónde está la derecha tradicional en Italia o en Países Bajos? En algunos países hay un proceso de sustitución”.

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