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Crisis del coronavirus

Las ventajas de vacunar en grandes espacios: seguridad, logística centralizada y suma de esfuerzos

La campaña de vacunación en Reino Unido se está desarrollando en espacios amplios, como catedrales.

El Wizink Center y el Palacio Vistalegre, en Madrid. El Camp Nou y la Sagrada Familia, en Barcelona. Pabellones, carpas, cines, plazas de toros, centros municipales, incluso simples explanadas. Además de la Comunidad de Madrid y Catalunya, Andalucía, Aragón, Cantabria y Comunitat Valenciana se plantean utilizar grandes espacios para acelerar el ritmo de la vacunación contra el covid-19. Asturias ya ha confirmado que utilizará pistas deportivas para los menores de 55 años, al igual que Murcia; Castilla y León se servirá de estadios de fútbol; y solo Galicia y Euskadi han negado la necesidad de sacar la inmunización de los centros de salud. Sin ninguna indicación del Gobierno central, que desde el primer momento hizo referencia a "13.000 puntos de vacunación" en referencia a los 13.000 ambulatorios del país, las comunidades autónomas se han lanzado en las últimas semanas a la búsqueda de grandes recintos ante la expectativa de que, en las próximas semanas, toca inyectar las dosis a muchos más de los incluidos en las primeras fases: pasamos de una operación casi quirúrgica a una vacunación masiva. Los expertos creen que estos espacios ofrecen varias ventajas, siempre y cuando se tenga claro que lo principal es contar con personal cualificado y desahogado para la tarea.

¿En qué punto estamos? La mayoría de las comunidades autónomas están ya terminando la primera fase: vacunados todos o la inmensa mayoría de los residentes y el personal sanitario y sociosanitario de primera y segunda línea. Se están cumpliendo los objetivos sin habilitar estadios, pabellones o carpas para ello. Entre esta semana y la siguiente empezará a abordarse la administración del fármaco a los grandes dependientes no institucionalizados y a sus cuidadores, el grupo 4. Pero justo después entran en juego el grupo 5 (mayores de 80 años) y el 6 (trabajadores de servicios esenciales), y la estrategia establece que se pueden vacunar de manera simultánea. Por lo que la exigencia va a ser mayor. Y las dosis disponibles, también. "La disposición de vacunas se irá incrementando y llegará un momento en que tendremos problemas para poder administrarlas. No es algo inmediato, pero ocurrirá en los próximos meses", advirtió el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.

El sistema sanitario español recibió hasta el 1 de febrero 1.769.055 dosis, y entre febrero y marzo llegarán al menos 6,7 millones procedentes de los laboratorios de Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Y las de Jannsen, si obtienen el ok de las autoridades farmacológicas europeas, no tardarán en llegar. Hasta ahora, España es el quinto país de la Unión Europea en cuanto a la administración de las vacunas que recibe, según la recopilación del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, siglas en inglés), aunque el porcentaje ha caído en la última semana del 92% al 79,6% registrado este jueves por la llegada de nuevos cargamentos. Pero eso podría cambiar pronto: será necesario más personal para llevar el fármaco a porcentajes amplios de población y para cumplir los objetivos establecidos por el Gobierno: todos los mayores de 70 años vacunados a principios de abril y el 70% de la población inmunizada durante el verano. ¿Y más infraestructuras?

Los expertos coinciden en que habilitar grandes espacios para la vacunación tiene sentido. De hecho, algunas autonomías lo han hecho para llegar a los objetivos de la campaña antigripal, en la que se inmunizó a 14 millones de personas en ocho semanas, según datos del Ministerio de Sanidad. El portavoz de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid, Julián Ezquerra, pide "medidas excepcionales para tiempos excepcionales": que se habiliten zonas fuera de los centros de salud, con el equipamiento suficiente, para habilitar circuitos seguros en los que se reduzca al mínimo el riesgo de contagio, considerable en los ambulatorios, en los que se pueden amontonar contagiados a la espera de un diagnóstico en espacios cerrados. Además, hay otra ventaja adicional: permiten juntar a enfermeras de estos centros de Atención Primaria y a personal asistencial de los hospitales, que pueden sumarse a la carrera por la inmunidad de rebaño. 

El epidemiólogo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Salvador Macip coincide: "Puedes evitar mandar a gente mayor a centros de salud y hospitales. Pueden ser sitios grandes y bien ventilados, donde es más fácil hacer cola con distancia. Permite hacerlo de manera organizada sin mezclar los pacientes que se van a vacunar con los que acuden a consulta", asegura. Además, las características de la vacuna de Pfizer añaden aún más ventajas a la centralización. "Cuando esa dosis se descongela, es complicado". En un gran espacio, donde se convoca a más gente que en un ambulatorio, es más difícil que sobren dosis, como ha pasado en algunas residencias durante la primera fase –y ha sido aprovechado por políticos locales que se han saltado su turno–.

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Sin embargo, los especialistas piden no perder el foco: lo imprescindible sigue siendo contar con el suficiente personal para la labor. Que pueda dedicarse a esta tarea sin abandonar otras imprescindibles: como la gestión del diagnóstico de covid-19 en la Atención Primaria, saturada desde marzo, y el cuidado de los enfermos leves y graves en los hospitales, siempre al borde del colapso cuando arrecia la transmisión. Por lo que lo ideal para una vacunación masiva es una incidencia lo más baja posible, amenazada por la futura predominancia de la variante detectada en Reino Unido.

"No podemos cerrar un centro de salud y dedicarnos solamente a vacunar. Hay que hacer PCR, rastreos, controles familiares, etcétera... y prestar atención a todas las personas que tienen otras enfermedades", recuerda el presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anevac), José Antonio Forcada. En España faltan enfermeras –125.000 para acercarnos a la media de la UE, concretamente– pero, según los cálculos de Ezquerra, con un "esfuerzo extra" de estas trabajadoras, haciendo horas adicionales lo suficientemente bien pagadas, y una colaboración entre ambulatorios y hospitales exitosa podríamos cumplir las metas fijadas por el Gobierno. 

"Está muy bien buscar sitios nuevos", concluye Macip. "Pero hay que trabajar simultáneamente a tres niveles: conseguir vacunas, conseguir espacios y conseguir personal". 

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