Un 14 de abril en la España de la desmemoria

Diego Castrejón

El azar, siempre cruel con esta España que no aprende, ha querido que el 14 de abril caiga en Jueves Santo, el de una semana en la que la neofranquismo hace suyos los campos de Castilla.

Este 14 de abril habrá gente a los pies de la tumba de Antonio Machado en Colliure. Algunas de esas personas llevarán al poeta recuerdos más o menos personales: alguna carta, quizás unos versos, alguno de esos recuerdos, seguro, será una bandera republicana.

D. Antonio nos supo mirar como nadie nos miró. Retrató las grandes cosas de la España en la que vivió, de la misma manera que supo dibujar, como a carboncillo, los pequeños detalles de los españoles que éramos entonces y que, visto lo visto, no hemos dejado de ser nunca.

Pasear por las vidas de la España de hoy, nos vuelve a enfrentar con “esa triste expresión que no es tristeza” de españolitos que quisieron empezar a vivir y no han vivido. Hoy, más que nunca, los poemas de D. Antonio son literatura, son filosofía, son sociología, son la realidad tozuda que nos dice que no es verdad, que no somos y que nunca fuimos.

“Este hombre no es de ayer ni de mañana, sino de nunca; de la cepa hispana”. España es especialista en perder oportunidades, en perpetuarse en el no ser, en vivir de lo que no pasó. Esta forma de ser no siendo, es nuestra manera de estar no estando.

Durante toda la semana, un buen sector de la sociedad española se lamenta de que el Partido Popular haya abierto las puertas del Gobierno de Castilla y León al neofranquismo de Vox. Durante toda la semana, como con frecuencia hemos hecho los españoles, hemos estado trazando comparaciones entre la realidad de una política española que, de manera cada vez más evidente recupera los viejos cauces del río por el que, más que nos pese, siempre discurrió; y las formas de entender la re(s)pública en Francia.

En España somos especialistas en perder oportunidades: el Cardenal Cisneros, los Borbones, Fernando VII, Franco, Suárez, Felipe González, el pacto del setenta y ocho, el 15M. Todas oportunidades perdidas, todos espejismos de la España que pasó y que no ha sido, todos caminos de regreso a una Arcadia del presente, que nos aprisiona como al hombre del casino provinciano retratado hace ciento diez años por Machado.

Hoy es 14 de abril, hace 89 años que en España se instauró la II República. Hoy hace tres días que un representante del Estado Español, el vicepresidente de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, negó la justicia que merecen los cientos de miles de personas que aún hoy están enterradas, como consecuencia de los crímenes contra la humanidad cometidos por el franquismo del que procede, al término de la guerra civil que acabó con el estado republicano español. Les negó la justicia como el estado franquista les negó la vida.

Es injusto acusar al PP de abrir las puertas del Gobierno de Castilla y León a Vox. Es injusto porque la puerta de la vuelta del franquismo, expresión española de los fascismos, quedó abierta cuando los partidos que participaron de la reforma del estado franquista se sentaron a negociar la venta de la vida de los españoles de ese mañana que es este hoy, con los herederos del dictador, por tener un espacio en la Arcadia de aquel presente. 

Nos estamos empeñando en poner la mirada en Vox como una escisión dura del Partido Popular, cuando es algo que no es cierto. Primero fue el franquismo y los que formaron parte del régimen franquista, luego siete ministros de ese régimen fundaron Alianza Popular. Vox no es una escisión del PP, el franquismo que late en Vox es el origen del PP. Ese franquismo que España no ha sabido o no a querido derrotar. Quizás lo que pasa es que esta España “…no es el fruto maduro ni el podrido, es una fruta vana de la España que pasó y no ha sido”. No hacernos cargo de que Vox solo existe porque en este país, con cientos de miles de muertos, desaparecidos y personas represaliadas durante casi cuarenta años, nos sentamos a hablar con quien nos habían matado, en favor de una concordia que ahora nos insulta cuando la anuncian como título de una nueva ley; es un síntoma de debilidad que no ayudará a poner a España en el camino de la verdadera democracia.

España es especialista en perder oportunidades. La posibilidad de haber vivido un verdadero proceso constituyente que restaurara el orden legal que fue violentado por los que no querían una España que se desarrollara en democracia, en libertad y en igualdad, es una oportunidad perdida a la que aún hoy no podemos aceptar haber renunciado.

Hoy es 14 de abril, habrá gente a los pies de la tumba de Machado en Colliure. España tiene en los ojos una triste expresión que no es tristeza. Mientras, Vox gobierna en los campos de Castilla. Todo pasa y todo queda en el eterno retorno a lo mismo.

Diego Castrejón es socio de infoLibre

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