165 años de una derrota
¿Tiene algún sentido que la mujer trabajadora conmemore cada año una derrota?
Llevamos 165 años de retraso desde que las mujeres, hartas del desprecio al valor de su trabajo, de igual calidad a la del hecho por los varones, se manifestaron contra la discriminación salarial en Nueva York. Eran trabajadoras de una fábrica textil. Su discriminación salarial era superior al 50 %. Fue su primer grito colectivo pidiendo la igualdad. Sólo pedían la igualdad salarial, aunque eran víctimas de muchas más desigualdades, en realidad todas las imaginables ¿Se imagina usted que la manzana que le vendieran en una tienda valiera la mitad por venderla una mujer? Hoy, 165 años después a las mujeres les pagan menos por su manzana.
El objetivo del sindicato no es protestar, es conseguir. Al capitalista las protestas “les resbalan”. Su lema es el refrán “llámame perro y échame pan”. Que griten pero que trabajen.
Dos años después de aquel 1857, las mujeres fundaron el primer sindicato femenino. Medio siglo después, 1908, una huelga de más de 40.000 trabajadoras industriales exigió mejores salarios, reducción de la jornada laboral, abolición del trabajo infantil, derecho a sindicarse, etc. En la Cotton Textiles Factory de Nueva York encerraron a sus empleadas en la fábrica para que no se unieran a la huelga. Un desgraciado incendio provocó la muerte de 129 trabajadoras. El violeta de las telas que fabricaban identifica hoy las reivindicaciones femeninas.
Un año después, 15.000 mujeres, de nuevo en Nueva York, se manifestaron bajo el lema de Pan y rosas. El pan simbolizaba la seguridad económica; las rosas la calidad de vida. Poco a poco añadieron más reivindicaciones: derecho al voto, fin de la esclavitud infantil, etc. En 1910 Clara Zetkin propuso en el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas de Copenhague que el 8 de marzo fuera el día de la reivindicación de los derechos de la mujer.
Pero, ¿qué se conmemora realmente el 8 de marzo? La derrota de la mujer trabajadora.
La de derrota del trabajador, mujer o varón, es por falta de solidaridad. Lo varones se creen menos explotados por unasociedad salvaje y capitalista que crece con fuerza y desprecia el trabajo, el del varón y el de la mujer, y a ella, además, por ser mujer. Haced la huelga y no celebréis derrotas. Sin igualdad, un grito continuo hasta lograrla, no hay libertad.
La guerra de Putin sube los precios de todo más que la ridícula, ¡bienvenida sea!, subida del salario mínimo. El Gobierno -¿el de un partido obrero?- pide a los sindicatos de empresarios y de trabajadores una contención de los beneficios y de los salarios.
No cabe mayor desprecia del trabajo. El salario atiende a la subsistencia; el beneficio es el salario del capital que nos sobra. Sólo tras desaparecer los beneficios, cuando las pérdidas reduzcan el dinero ahorrado empezará a parecerse a lo que hace todos los días el trabajador que no llega a fin de mes: echar mano de los ahorros.
El día 8 de todos los meses no puede conmemorarse una derrota. Debe ser el de la huelga de la victoria. 2 horas de paro, de 10 a 12 de la mañana manifestándose fuera del lugar de trabajo con un objetivo claro, que el Código Penal incluya como delito de robo la discriminación salarial por razón de género. Y que la pena no sea una multa sino la cárcel para el empresario o el consejero delegado, según el caso
Antes de fin de año, el Código Penal se habría cambiado. 9 meses para ese parto. Al capitalista ladrón las multa no le duele, va a la cuenta de pérdidas y ganancias. Un solo día en la cárcel tiene una labor reeducativa muy grande; ése es su objetivo.
Si los presidentes de los sindicatos empresariales ponen el grito en el cielo. Que Dios les oiga. Si las mujeres ponen el grito en la tierra, en el Planeta dicen los cursis, el grito de millones de mujeres alumbrará el éxito en nueve meses. Un grito cada 8 de cada mes indica perseverancia y ésta es la única virtud con premio.
La situación salarial de las mujeres mejoró con la I Guerra Mundial por falta de varones asesinados defendiendo la patria de los capitalistas; volvió a mejorar con la II Guerra Mundial por falta de varones asesinados en nombre de la patria de los fascistas. Debe mejorar antes de la III Guerra Mundial, quizá así se evite. Las mujeres trabajadoras deben aprovechar esta inmunda guerra de Putin –donde sólo el capital saldrá beneficiado, ¡como en todas!– no para exigir sus derechos, sino para conseguirlos.
Y si se pide solidaridad en este momento de crisis la respuesta es que eso es lo que se reivindica: solidaridad salarial entre trabajadores sin distinción por sexo. Lo que dice el art. 35 de la CE de 1978: 1. Todos los españoles tienen el derecho al trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.
Que cada día 8 de cada mes sea la conmemoración del triunfo por incluir en el Código Penal el robo salarial. Perder la mierda de 2 h de salario que “legalmente” se puede descontar no es mucho perjuicio. La virtud de la perseverancia en la huelga: 2 h cada 8 de cada mes y la visibilidad de 2 h de manifestación en todas las ciudades llenas de mujeres por las calles pidiendo PAN Y ROSAS tiene garantizado el premio. 9 meses y el Código Penal habrá cambiado.
Uníos, hermanas proletarias, los varones proletarios estaremos a vuestro lado.
Alfonso J. Vázquez Vaamonde es socio de infoLibre