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Los aguafiestas del Gobierno de coalición

Ángel Lozano Heras

Nada menos que cuatro veces repitió Pésanchez a sus militantes, en el discurso tras el resultado de las elecciones generales 2019, la frasecita de "amigos, amigas". Menos mal que alguien le sopló al oído que estaban en Ferraz, la sede socialista, y aquí se llaman "compañeros", nada de amigos. “Pedro, compañeros; aquí todos somos compañeros”, le insistieron. “Haz una política de izquierdas, compañero”, eso le exigían sus afiliados y la mayoría de la sociedad progresista española. Y bien que los escuchó.

Esta vez sí que se desbarataron los recelos con Unidas Podemos. Se entendieron, porque vieron los dos (Pésanchez y Piglesias) las orejas al lobo del trifachito (PP, Cs y Vox) o al fantasma de España Suma.

No sabemos si en la mente del cambiante Pésanchez –ya saben, el del baile de la yenka (izquierda, derecha, arriba, abajo, palante, patrás, un, dos, tres…) está el mudar de socio si le van mal las cosas con UP. Será lo que él quiera y sueñe cada noche, empeñándose en continuar él mismo solo, o apoyado por otras fuerzas que no sean rojas.

Para el ego de Pésanchez, la atracción de seguir cuatro años más en el chalé de la Moncloa y viajando en el jet Falcon 900-B es muy fuerte.

El PP apeló hace pocos meses al “PSOE sensato” para romper el pacto con UP, los nacionalistas y los independentistas. No sabemos qué entiende Casado por “PSOE sensato”. ¿Será el de los barones autonómicos y el de los vetustos exdirigentes socialistas y otros, más en la línea socioliberal que en la socialista? El PP y C's le exigían a Pésanchez que renunciara al acuerdo con los rojos e independentistas para abordar juntos otras opciones como la de una gran coalición de gobierno PP, C's y PSOE (dicen que constitucionalista) de más de 221 diputados, para arrasar. Miedo dan…

Después de este estrepitoso fracaso de los constitucionalistas frustrados, el PP y C's se han lanzado a la yugular del Gobierno de coalición, sin darle ningún día de tregua ni plazo de cortesía. Constantemente andan judicializando cualquier movimiento acertado o no del Gobierno sanchista. Me deja verdaderamente turulato que esos "patriotas constitucionalistas" mantengan así de crispada y en tensión permanente la sociedad española.

Pero, de momento, Piglesias y los progresistas resisten y dan batalla. “No hay cambio social sin lucha. Aunque Piglesias intenta calmar a las fuerzas políticas/sociales/financieras del bipartidismo, advirtiendo a sus podemitas militantes y simpatizantes, que va a ser imposible asaltar el cielo, ni tan siquiera tocar la luna o llegar a marte. Habrá que renunciar a antiguas aspiraciones políticas para seguir en el gobierno como vicepresidente o ministros/ministras, directores generales o subsecretarios de Estado. Hay mucho cargo que repartir por la lealtad al partido.

Sánchez e Iglesias escenificaron el acuerdo con patronal y sindicatos para la subida del salario mínimo a 950 euros en un acto público con gran boato. También asistieron las ministras Nadia Calviño y Yolanda Díaz y sus equipos ministeriales. Fue el bautizo de oro del Ejecutivo de coalición en un festejo de firmas, abrazos, felicitaciones y parabienes con inolvidables flashes para la posteridad.

Ahora el Gobierno PSOE-UP pretende activar ya el diálogo social para iniciar el desmontaje de la reforma laboral y un acuerdo para las pensiones. Luego vendrá, dicen ufanos, todo eso de controlar el alquiler de viviendas, abolición de la ley mordaza, reforma fiscal persiguiendo más los delitos fiscales y paraísos, subiendo algunos impuestos para los que más tienen y negocian. Y así un largo etcétera: todo un festín de medidas para el bienestar de la gentebienestar. Parece ser que la izquierda progresista ha comprendido lo que es el idealismo pragmático (o sea el realismo pragmático político).

Pero ya hay en el banquillo socialista (los barones Lambán, Vara y Page y otros vetustos exlíderes, F. González, A. Guerra, R. Ibarra…), además de los del trifachito (PP C's y Vox), que les están aguando esta fiesta de la primera y gran medida socioeconómica de la coalición PSOE-Unidas Podemos.

También chafaron esa festiva celebración, las consecuencias socioeconómicas y turísticas de la crisis del coronavirus chino, con efectos incalculables y muy perniciosos para la economía mundial.

Y otro asunto que la aguó ha sido la matraca catalana. Quim Torra, la Junta Electoral y el Supremo han desbaratado y puesto en peligro las relaciones del Gobierno con ERC. Y Pésanchez tuvo que ejercer de lingüista aplicado: donde dije digo, digo diego; "ahora no, ahora sí a la mesa de negociación".

Esta yenka bailona de PésanchezPésanchez con ERC no sabemos dónde nos llevará ¿Quizás a ese pacto de los socioliberales –los socialistas, el PSOE más descafeinado– con los grupos neoliberales de la derecha y centro?

Dios nos libre.

Ángel Lozano Heras es socio de infoLibre

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