¡Alimentad la guerra!

Pedro Jiménez Hervás

Los países de la Unión Europea entrenarán en territorio comunitario a 15.000 militares de Ucrania. Además, inyectarán 500 millones de euros más en armas para Kiev en su guerra contra Rusia. Esta es la última contribución del viejo continente a la causa del conflicto entre Rusia y Ucrania. La intención es reforzar las posibilidades bélicas del país invadido por los efectivos capitaneados por Vladímir Putin, lo que no deja de estar en consonancia con la tesis de Estados Unidos de que Ucrania puede ganar esta guerra. ¿Dentro de cuántos años? Eso no importa. Hay que apoyar a Ucrania. Zelenski debe recibir toda clase de armas, misiles, cohetes, instrucción, lo que haga falta.

¿Quién piensa en los muertos y heridos? Nadie.

El pacifismo es una postura repugnante y apostar por la negociación con Rusia es de cínicos. ¡Aquí no se negocia nada! Que siga la guerra hasta que Putin hinque las rodillas en el suelo

Corren malos tiempos para la paz. Putin es la imagen sórdida del viejo comunismo. De aquella siniestra URSS que tantos quebraderos de cabeza dio al bloque de naciones capitalistas cobijadas bajo el paraguas de la OTAN. Ucrania es la pobre democracia que solo quiere ser libre y europea. No es ningún títere del Reino Unido. Ni de EEUU… Como si EEUU no tuviera nada que ver con la atlantización de Ucrania, o del resto de países del alrededor.  Nada, nada, el pacifismo es una postura repugnante y apostar por la negociación con Rusia es de cínicos. ¡Aquí no se negocia nada! Que siga la guerra hasta que Putin hinque las rodillas en el suelo.

Pero la realidad es que esta guerra ya no va solo de Rusia contra Ucrania, sino del nuevo orden internacional del que EEUU quiere seguir sacando tajada. Las principales amenazas que tiene Norteamérica son Rusia, pero sobre todo China. Cuanto más dure la guerra de Ucrania, más negocio hará EEUU y más debilitado quedará el oso ruso para que en la gran batalla USA-China que se avecina, Putin se mantenga en un segundo plano, con respiración asistida. Porque el gran conflicto que se está fraguando es el de los Estados Unidos contra la República Popular China. Que nadie lo dude. De ahí el interés norteamericano por meter la cabeza en Taiwan por el control de la industria de los chips. Y es sólo un ejemplo típico de explotación colonial.

Mientras tanto, ¿cómo detenemos la guerra de Europa? ¿dándole lanzagranadas, drones, visores nocturnos, aviones de combate, equipos de desminado y proyectiles antitanques a Ucrania?

Tal vez deberíamos dejar de echar leña al fuego y empezar a hablar de negociación, de arrinconamiento comercial, deportivo o cultural de Rusia; de congelación de tratados de amistad con Rusia. Si hay guerra es porque Ucrania se ha acercado demasiado al enemigo de Rusia y Rusia ha dicho basta. Ahora somos los demás los que debemos abandonar el lenguaje de las armas. Las armas solo conllevan dolor. Y a quien provoca dolor hay que marginarle, despreciarle, ponerle en evidencia. Sea del bando que sea.

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Pedro Jiménez Hervás es socio infoLibre

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