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¿Hacia la buena política en 2024?

Cesar Moya Villasante

Es necesario mirar el 2024 con algo de serenidad y esperar que la política de este país recobre el sentido común en una derecha que ella sola se hundirá si no reacciona, aunque los desastres económicos mundiales le puedan ayudar para votar al populismo barato en que ahora se mueven. La reunión entre Sánchez y Feijóo no adelanta nada porque el problema es que la derecha está enrocada en no hacer ni saber hacer política, porque son meros activistas de cartel del poder económico, ayudándose de judicatura y de la parrilla mediática en un porcentaje altísimo. Íñigo Errejón lo explico de manera sobresaliente en diez minutos de discurso en el Congreso narrando el verdadero contrapoder que soporta el gobierno actual y que es la causa de que la derecha no ha necesitado nunca hacer política ni dar datos a lo Yolanda, porque se lo han dado hecho los medios de su área política, casi todos los conocidos, y no se han preocupado jamás en explicar a la opinión publica y a las oposiciones que tuvieron sus razones de cualquier ley o norma que crearan.

Añadiendo a eso un ejército votante bien enseñado que no duda jamás de la veracidad de lo que puedan decir, porque su mantra de España se rompe les vale para todo. Por eso, su falta de formación política nace del franquismo, que obviamente nada tenía que explicar a la sociedad desde su posición dictatorial. Si vemos a Ayuso, lideresa de la derecha, nos damos cuenta de que no soporta una pregunta avezada y de eso sabe mucho Silvia Intxaurrondo. A ella le han puesto ahí porque es capaz de decir las mayores burradas o simplezas sin pestañear y además la votan, algo que solo se puede entender en Madrid, cuna del derechismo más extremo nacido del centralismo sempiterno del franquismo.

Por todo ello, es necesario que el gobierno actual siga en la línea adelante de transformar este país en todas las áreas. La primera, la emprendida con Catalunya de empatizar con quien piensa distinto y siguiendo con decisiones que a muchos extrañan porque, hay que decirlo claro, muchos españoles no sabían lo que era gobernar desde la izquierda porque lo único que han interiorizado era que España se rompía, desde siempre. Mi padre, falangista de posguerra, me decía allá en los 80 que Felipe nos llevaría a otra guerra civil por lo que estaba haciendo. Y todos sabemos que Felipe gobernó con mucha inteligencia, que no hay que negársela, pero nada de nada de izquierdas estando con una pistola figurada en su cabeza si se sobrepasaba. Leer a Cebrián, su amigo, explica en qué mundo hemos vivido siempre. Si en los 80 se rompía España, qué podemos pedir de ese mantra de un mito establecido. Y ese mito les valió siempre para mantenerse en el poder real o en la sombra, daba igual. 

Ahora es el momento de poner este país en la era actual en donde el estatismo nos conduciría a estar fuera del mundo que ya está aquí con cambios de todo tipo y en todas las áreas. Y la derecha tratará siempre de entorpecer cualquier acto social, no socialista, que no es lo mismo. Y muchos españoles saben ya que la vuelta del trumpismo sería como recordatorio del franquismo y eso hace mella en la votación teniendo en cuenta que España fue en su día la cuna del fascismo por haber derrotado al comunismo y nadie con dos dedos de frente puede desear volver a ello en el siglo XXI. Si exceptuamos a los cabreados por las democracias lentas o por su exclusión social por diversas circunstancias que les llevan a votar al extremismo. 

La derecha actual tiene un problema enorme, la falta de gente válida para liderar un proyecto político: si su visión es Ayuso o Abascal, en los ojitos de Aznar ambos, yo me bajo en la próxima

Y la derecha actual tiene un problema enorme, la falta de gente válida para liderar un proyecto político: si su visión es Ayuso o Abascal, en los ojitos de Aznar ambos, yo me bajo en la próxima. Porque el mito de ETA les tiene absorbido el seso y es su único mantra unido al ya citado por su ligazón ideológica. Jamás han experimentado otras áreas más que los problemas del momento solucionados con demasiada corrupción. Y ahora que hasta los descendientes de Carrero dudan que ETA fuera la única que estaba metida en el asunto porque había demasiados problemas que aún no conocemos. La explosión de la cafetería de la calle Correo, al lado de la entonces llamada Gobernación en plena Puerta del Sol, se le culpó a ETA sin que se demostrara de manera fehaciente. Por estas circunstancias el PP se ve en la disyuntiva de seguir con su mantra o hacer política de oposición, pero mucho me temo que ni quieren ni saben hacerlo añadiendo además su simbiosis con VOX, que es un hecho. Que les lleva a tomar decisiones tan absurdas como la de censurar una obra por licenciosa por salir chicos en calzoncillos. En estos tiempos. Sería lo mejor para que la izquierda pueda hacer un trabajo necesario para poner España en el sitio que parecemos tener y no parecer la líder del sinsentido. Aunque suene a escándalo decirlo en la situación actual, este gobierno y sus socios si no se pegan entre ellos, algo muy conocido, están en el momento crucial para hacerlo separándose del insulto y de la estupidez política. Hacer, hacer y hacer, esa es la táctica, sin mirar atrás. Aunque reconozco que para ello hay que tener mucho valor y tapones en las orejas. Estaremos atentos a la pantalla.

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Cesar Moya Villasante es socio de infoLibre.

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