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Cargos orgánicos en Podemos

Mario Martín Lucas

El pasado 15 de noviembre fue elegido como secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, el primero de la historia del partido, dotándose además de una estructura interna compuesta por un Consejo Ciudadano compuesto por 62 personas y un Consejo de Coordinación compuesto por 10 personas. A partir de ahora comienza lo realmente difícil.

La adscripción a Podemos a través de su sistema de afiliación, vía internet y sin cuota, supera las 250.000 personas, lo cual habla de la fuerte conexión de las propuestas realizadas por un partido cuya primera reunión como tal se produjo hace 10 meses y se contrastó socialmente con los resultados obtenidos en las elecciones europeas del pasado mes de mayo, manteniendo el crecimiento sobre sus expectativas en las recientes encuestas de intención de voto, tanto de medios privados, como las publicadas por el CIS.

Con el proceso de elección de cargos orgánicos de Podemos han llegado las primeras críticas, básicamente internas, hay algún dato objetivo del porqué, por un lado la participación de dicho proceso de elección ha sido de 107.488 personas, es decir han votado menos del 50% de los inscritos de dicha Organización, por otro lado la composición de la candidatura encabezada por Pablo Iglesias incluía, básicamente, personas cercanas al nuevo líder, por encima de sus contrastadas capacidades, nada diferente a lo que ocurre en otras organizaciones y en el resto de partidos políticos donde generalmente no se elige objetivamente a los mejores, sino por la cercanía con el líder o el aparato. Con todo, de las 107.488 personas que votaron, el 89% confió en la lista ganadora, con lo cual nada que objetar desde el punto de vista puramente democrático.

Desde hoy se comienza a articular la organización territorial de Podemos por toda España, y hay un cierto riesgo que el ejemplo de lo sucedido en el proceso de elección de los órganos centrales se replique. Las personas que se van a sentar en el Consejo Ciudadano y el Consejo de Coordinación se saben en dichos puestos por una mano cercana y su vínculo, lo cual no va a facilitar la legítima discusión y, quizás, evite la contraposición de argumentos, al contrario, conducirá a plegarse a la opinión del líder, lo cual se hará aún más evidente cuando dichos estamentos estén retribuidos, que, por cierto, es uno de los cánceres que sufren los, hasta ahora, llamados partidos tradicionales.

Uno de los grandes problemas del sistema democrático que nos tenemos impuesto es que los cargos electos son conscientes de deber su lugar a quien/es le/s ha/n facilitado alcanzar ese puesto y no a sus legítimos electores; una reforma necesaria, en nuestro sistema, debe ser la implantación de listas abiertas dentro de los partidos políticos, Podemos también, y la confrontación de candidatos por circunscripciones, al modo como sucede en EEUU, ello acercaría los representados a sus representantes y eliminaría el peso del “aparato” de los partidos.

Podemos no acaba si no de empezar a andar, la ilusión generada es altísima, básicamente por la desilusión sobre quienes han ocupado el sistema político hasta ahora; tiene ante sí una oportunidad histórica y debería evitar caer en las mismas prácticas que han llevado a la metástasis a los “partidos tradicionales”, aplicando más transparencia y más democracia interna. Ojala que los resultados de la frase "Yes we can” y el cansancio que se aprecia en la mirada de su mentor, Barak Obama, tras dos legislaturas en el poder, no se repliquen en este caso.

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

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