Librepensadores

Carta abierta a Pedro Sánchez

David Ortiz

Señor Pedro Sánchez Perez-Castejón:

Me dirijo a usted a través de esta misiva ante la nula probabilidad de que un servidor pueda encontrar ocasión de interpelarle directamente desde atril alguno. Y casi lo prefiero, así esquivamos ademanes protocolarios insustanciales que distraen y abucheos pandilleros que intentan ahogar el verbo. Sólo queda esperar que mis palabras le lleguen directas de tal modo, que ni usted, ni yo, podamos ser víctimas de los filtros que con vileza manipulan, pervierten o descontextualizan.

Señor Pedro Sánchez, no le escribo para pedirle recapacite y mire usted a su izquierda, ese barco hace mucho ya zarpó para mí, incluso debo confesarle, que al menos yo no recuerdo albergar jamás semejante esperanza. Le escribo, señor Sánchez, para recordarle que, aun en la derrota, podría hallar honra el guerrero. No renuncie usted a ella. Repetir obstinado ante el primer micrófono que asoma, que Podemos o Izquierda Unida votan junto al Partido Popular, delata a las claras o una burda manipulación, o la mediocridad política de quien esgrime tamaña falacia.

No sorprende que medios afines defensores del infame statu quo del que gozan las élites oligárquicas, martilleen la patraña, sin embargo, sí cabría esperar algo más de categoría de quien aspira a ser presidente de una nación y de su séquito.

Usted y el partido que lidera, al menos en el papel, han elegido en legítimo derecho a Albert Rivera y Ciudadanos como piedra que atar al cuello antes de arrojarse al río y ahora, con el agua sobrepasando, pretenden promover la utilidad de un suicidio neoliberal colectivo. Porque lo que usted nos vende, señor mío, estratégicamente maquillado y edulcorado en retórica, es la misma receta venenosa de siempre, un idéntico mejunje que prolonga las políticas sangrantes que entre PSOE y Partido Popular, habéis juntos engendrado, trayendo como resultado una desigualdad cada vez más latente y una precariedad creciente, que asola ya demasiados rincones de este país.

Cambiazo naranja muy poco reformista y nada sensato. Migajas sacudidas del mantel de los señores y un plan renove en complicidad con “la misma derecha del PP”, para disimular la treta. Lo siento señor Sánchez, pero permítame sólo fiarme del pacto que frunza alguna vez el ceño de la troika, de la señora Merkel y del Ibex35. Quizás entonces, atisbe un minúsculo rayo de luz para el huérfano de bolsillo, para el del bocado ausente y para el del trozo de cartón como techo.

Es triste verle maniatado y pelele y aún más, abrazar el discurso del miedo y el patriotismo artificial de la derecha más rancia. Es lúgubre el peregrinaje ideológico de su partido, donde algún barón ya reniega la izquierda o se apresura a apellidarla como quien se avergüenza y es indecente justificar la deserción con el tono del oponente.

No busque más allá de su bancada el fracaso propio. Mire allí y encontrará disfrazados de progresistas, los intrigantes y conspiradores, los del complot alevoso para modificar el artículo 135, los instigadores del desahucio exprés, los de la reforma laboral, la perfidia y la puñalada trapera. Comprenda si al verle rodeado de tal camarilla y con tanto sombrío antecedente, me asiste la sospecha, el recelo, la mosca tras la oreja.

Evite por favor cualquier tentación simplona de confundir con odio la crudeza de mis palabras. Le garantizo no guardo en lo más mínimo, tan oscuro sentimiento, ni a usted, ni a las siglas que representa. Decepción sí, odio jamás. Pero también puedo prometer que, de vernos en las urnas nuevamente y llegada la hora, en el preciso instante de ejercer mi voto, será sin duda para usted y su partido el último pensamiento.

Señor Pedro Sánchez Perez-Castejón, usted está asestando la enésima estocada a la izquierda y ese será su legado. La historia hace también sitio a desleales y traidores. Halle usted allí consuelo.

David Ortiz es socio de infoLibre

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