De casta...
Por no saber, ya ni nos acordamos de cómo fue ni cuándo, de que nos enteramos de aquel pretendiente que tuvo que decirle a su pretendida aquello de que “si tu padre me exige carreras, dile que se compre un galgo, que yo para carreras no valgo”. Por otro lado también escuchábamos que “de casta le viene al galgo”. No sabemos si, hoy día, nos estará permitido traer estas cosas a este siglo XXI, tan nuevo él, por aquello de la libertad y el bienestar de los animales, porque ellos pudieran sentirse ofendidos y que en su nombre los abogados animalistas nos buscaran un lío.
La verdad sea dicha, hoy es seguro que referir la casta a alguien en plan positivo no ofende a nadie, ya que hemos aprendido a decirlo para poder encomiar sus actuaciones o sus pensamientos.
Así, hoy, nos encontramos en una feria que no puede renunciar a la casta, y que se afana en ofrecernos lo más granado de la oferta política.
De casta le viene a la política el poder hacer y deshacer, el poder mostrar y ofrecer, poder prescindir y ocultar, como si de un comercio, llamado justo, se tratara. El mercado se hace mercadillo y el ruido se mete entre la gente, incluida la que no se queda con nada, por muy barato que sea, porque si no le viene bien o cree que no lo necesita y todo, incluido lo más mínimo, sería un dispendio. Con tantas vueltas y revueltas, las estrecheces de los pasillos del mercadillo nos hacen ir despacio, aunque no nos impidan el poder pasar de largo, porque parece que no nos interesa nada.
De casta le viene a los puestos del mercadillo político que, por muy temprano que se levanten, no podrán ofrecer el mejor engendro, perdón, género a esta nueva generación que se ha encontrado, casi sin querer, en un mercadeo de posibilidades que no se nos antojan como posibles mejoras.
Casi todos nos acordamos de aquella tienda que, como reclamo, tenía una enorme braga a la entrada y que llamaban “la braga jejé”. La gente se reía y hasta lo comentaban, pero nadie se la quedaba, aunque no fuera “una falsa monea”.
Hágase la luz y el esfuerzo para votar y poder seguir avanzando
La grandilocuencia, tan moderna y tan extendida, de la política actual no se priva de llamarnos la atención con enormes presentaciones, enormes eventos, enormes palabras, enormes bulos, enormes promesas, enormes predisposiciones pinchadas en un espeto que huele, por lo menos, a chamusquina. Todo se llena de humos y nos impide respirar con libertad, con altura de miras, con generosidad de la buena, pero queremos que los aires enrarecidos se disipen de tal manera que nos permitan, además de ver con más claridad, respirar un aire más puro, sin miedos, porque ya no se usan amenazas sobre la mayoría, sobre esos veintiséis millones de españoles, que son reconocidos como los únicos capaces de cambiar esta convivencia tan amenazada por los poderes fácticos, que nos deberían dar carta de naturaleza a la convivencia, porque seguro que saben de la realidad de la pobreza, de la existencia del abandono, de la historia de olvidos que han sido sufridos sin levantar amenazas sobre nadie, aunque ya se hayan hecho conscientes de tantas democráticas desigualdades que parecen querer seguir avanzando como lastre perpetuo sobre tantas vidas.
Es responsabilidad de toda la coalición de Sumar hablar pronto y claro, desde ya, a los que no se han enterado del poder que tiene la participación de los que en otros momentos se han abstenido, de los que dicen que todos son iguales, de los que se niegan a admitir que podemos avanzar, aunque no sea con la rapidez que todos anhelamos, de los que puedan estar dolidos por el mal trato dado a compañeras y compañeros que tienen que ser respaldados con mayor fuerza que nunca para revertir el ostracismo aplicado por Sumar, tanto si ha sido por temor a la mala prensa como si ha sido por prejuicios temerosos de un mal llamado e interpretado extremismo de compañeras y compañeros, que han tenido que sufrir lo indecible, pero sí propalado por los enemigos de la verdad y de las verdades. Ahora hay que hacer el máximo esfuerzo para aumentar la participación del pueblo.
Como muestra un botón, pues al igual que no se dice todos los días que el PP acercó y excarceló etarras, tampoco se dice todos los días que es una minoría de jueces los que rebajan condenas y sueltan a maltratadores. La asimetría informativa tiene que superarse por la objetividad. ¡Adelante!
Hasta los medios públicos de comunicación han ahuecado el ala y han ocultado noticias a cuyo conocimiento teníamos derecho, pues se están echando de menos los tiempos de Zapatero, en que estábamos mejor informados. Hágase la luz y el esfuerzo para votar y poder seguir avanzando.
__________________
José María Barrionuevo Gil es socio de infoLibre.