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El circo de siete pistas

José Mera López

Tenemos un interesante, a la par que desquiciante, panorama político nacional. Interesante porque, después de años más o menos plácidos de mayorías absolutas o casi absolutas, se ha llegado a una tesitura en la que las mayorías absolutas han desaparecido como por arte de magia y desquiciante por la nula capacidad de los dos partidos mayoritarios para lograr pactos que permitan formar un gobierno.

Los dos partidos más escorados a ambos lados del espectro político, lease el partido popular y podemos, han constatado con rapidez que han sido despreciados por el psoe para formar un gobierno de coalición y eso les permite ver el juego político de los otros dos desde una confortable butaca en una buena zona de la platea.

La posición de ciudadanos, más bien de Albert Rivera ya que se pueden contar con los dedos de una mano el resto de dirigentes que un español con un nivel medio alto por la política sería capaz de mencionar, es simple y llanamente de ofrecerse y dejarse querer en un ejercicio de prostitución política que lejos de hacerles ganar votos puede hacerselos perder en favor del partido popular en unas más que posibles nuevas elecciones ya que parecen no querer darse cuenta de que 40 diputados no les son útiles en gran medida a ninguno de los grandes y por otra parte ofrecerse al mismo tiempo a uno y otro lado puede hacer ver a tu partido como algo sin alma, sin identidad y que solo busca el interés personal.

Y llegamos a la posición del partido socialista. El pasado 26 de febrero, escuché una reflexión que encontré muy acertada de Angels Barceló que más o menos venía a decir: "El PSOE podía haber quedado en la oposición proponiendo políticas de izquierdas y ahora puede quedar en la oposición habiendo pactado políticas de derechas". Y eso es lo que ha hecho en una huida hacia ninguna parte que intenta disfrazar de responsabilidad de estado pero que hemos visto salpicada de extrañas puestas en escena dando a entender que había un acuerdo de legislatura cuando ni pueden soñar, al menos de momento, con ganar la investidura. Diferentes textos según quien los exponga, Sánchez o Rivera, jugando a disfrazar los actos con diferentes palabras como hace el partido popular, en resumen un acuerdo lo suficientemente ambiguo como para que pueda servir para venderlo como de la gana pero que es imposible vender como un acuerdo progresista, basicamente porque no puede ser que Rivera esté vendiendo el acuerdo como el que podría firmar el partido popular y al mismo tiempo ofreciéndose para negociar con la derecha a partir del día 5.

A Sánchez ya le están siendo infiel y ni siquiera han pasado de darse la mano y un par de arrumacos, quizás la oferta en su día de Iglesias le pareció dura pero le auguro que los golpes que va a recibir en los próximos días van a ser mucho peores. Y lo que es más duro aún es que puede llevar al desastre al partido socialista en caso de repetirse las elecciones.

Mientras tanto Rajoy aplica el código Mariano esperando que la desesperación de Sánchez y las presiones desde partes de su propio partido y otras presiones externas, le hagan firmar la gran coalición.

En fin, a este circo le faltan pocos detalles.

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José Mera López es socio de infoLibre

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