Cuando la ciudadanía es ¿menor de edad?

Antonio García Gómez

Que el único presidente de la democracia española que hablara de Movimiento nacional de liberación para referirse a ETA, cuando la banda aún pegaba tiros y nunca se le acusó de “tener las manos manchadas de sangre” como se le hizo a Zapatero, y siempre se supo distinguir a los terroristas de quienes aprendían a ser demócratas.

Que él, entre atildado y desmañado, portavoz del PP actual, el señor Borja Sémper, dijera en su momento que “también había que contar con Bildu” para negociar, para integrar a la formación “abertzale” en la vida democrática.

Y que se suponga y se dé por hecho que la ciudadanía, así en general, va a seguir con el mantra de “¿Ah, sí?, pues ni idea, no sabía nada, no tenía ni idea, y así que resulta que…?

Porque tras los años resulta que ETA fue vencida, que ya no existe, que las tropelías de la corrupción siguen ralentizadas cuando son denunciadas, y que, en todo caso, ninguna vergüenza de gobierno chapucero y hasta cómplice benévolo con el fango que todo lo disimula, y que una vez tras otra se vuelve a sacar el asunto que les resulte “tan querido” para enfangar a quienes intentan gobernar mirando al futuro, incluso contando con la “lealtad” institucional y constitucional de quienes han sabido distinguir a un gobierno democrático de un adversario a abatir desde el minuto cero, cueste lo que cueste a la… democracia en este país.

Con tentaciones de “ilegalizaciones” a la carta, porque “ellos lo valen”, y el resto no, y me refiero a la derecha de la rapiña y el desmán.

Me refiero a las fuerzas de la derecha y la extrema derecha de esta legislatura que han exhibido un ejercicio despreciable de “deslealtad absoluta”, disfrazada de oposición airada, como para permitirse ahora “rasgarse” sus impolutas vestiduras

Concitando iras, penas y dolores, sin duda inolvidables, ante quienes no perdonan que hayan apostado por la vía democrática, con lo bien que se vive “contra los malos”, obviando que la ciudadanía sabrá expresar en su voto el derecho y el deseo de votar por la opción legal que se le presente.

Salvo que los “guardianes” de “la hombría del bien y del orden” vayan ahora, una vez más, a echarse las manos a la cabeza si se les recuerda que “aquí, en el casino de Rick, sí se juega y se reparten beneficios”, naturalmente constantes y sonantes, a paladas de millones y “volquetes de putas”, sí, al final se trata de contentar a los verdaderamente poderosos del erial… ético.

Menospreciando, insisto, a la ciudadanía, decidir a quién se le ha de entregar el voto, personal y adulto, y que ella misma decida los comportamientos execrables de quienes se presenten solicitando el apoyo, salvo que se suponga que esa ciudadanía haya optado por “no querer haberse enterado de nada”.

Porque sobre lecciones de moral… resulta que estamos hartos de recibirlas de “sepulcros blanqueados”, porque, en realidad, muchos, ojalá que muchísimos, ya sabemos a quiénes queremos y a quiénes no queremos… votar y dar nuestro apoyo y/o nuestro rechazo.

Concretamente me refiero a las fuerzas de la derecha y la extrema derecha de esta legislatura que han exhibido un ejercicio despreciable de “deslealtad absoluta”, disfrazada de oposición airada, como para permitirse ahora “rasgarse” sus impolutas vestiduras, ahora que han decidido echar más barro al ring de la dialéctica y la polémica política. Donde no les cabe otra cosa que ofrecer indigencia intelectual y moral ante una ciudadanía que se le habría de suponer “mayoría de edad”.

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre.

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