En defensa de la bandera

He visitado más de 60 países y puedo decir que no conozco otro país que tenga, mayoritariamente hablando, tan poco aprecio a los símbolos patrios como España. Incluso, por parte de aquellos que se envuelven en la bandera, porque cuando lo hacen es para parapetarse y escudarse detrás de ella y sin ningún recato, utilizándola básicamente como arma arrojadiza para agredir al contrario. Estos patriotas de pacotilla no enarbolan la bandera por orgullo, la enarbolan por sus XXX. O sea, por la fuerza, convirtiendo el símbolo del país en un mero trapo. Por esta razón, todos nos preguntamos: ¿Por qué nos cuesta tanto, a los españoles, ponernos de acuerdo en unos símbolos que nos representen a todos? Este es un problema de educación ciudadana no resuelto y con muy pocas trazas de solucionarse en un futuro.

Este es un país caínita y menos solidario de lo que parece. Es un país que nunca es madre y siempre es madrastra, como dice el poema. Un país cuyo deporte nacional no es el fútbol (y mire que nos gusta), nuestro deporte patrio es la envidia. ¿Algún día cambiaremos? Tendríamos que dar un giro de 180 grados para que eso ocurriera, pero la esperanza es lo último que se pierde. Para empezar, quizás debería reconocer, la izquierda en general, la bandera y el himno actual como símbolos de nuestro país. Por edad, pude votar en el referéndum de la Constitución del 78 y voté no, ya que soy republicano y de izquierdas, pero ganó el sí. Y, evidentemente, esta era la opción obligada por las circunstancias históricas del momento que conllevaba también la obligatoriedad de la monarquía como forma de gobierno.

En esta tesitura solo nos quedan dos opciones: a) seguir como siempre o b) cambiar la mentalidad. En el segundo supuesto, ¿se imaginan una manifestación reclamando al Gobierno de Rajoy más educación, más sanidad pública o el rechazo a la ley mordaza llena de banderas ”españolas” ondeando a los cuatros vientos? ¡¿Se imaginan la cara de los “fachas” de toda la vida?! ¡Se les romperían todos sus caducos esquemas y quedarían totalmente desarmados de un plumazo!

Sé que es un tema complicado, pero algo podrán hacer las nuevas generaciones sin el lamentable lastre que llevamos arrastrando los que ya peinamos canas. Por suerte para mí (me libré de 12 años de franquismo) y, aunque mis raíces son españolas por los cuatro costados, nací en un país donde se siente verdadera veneración por su himno y por su bandera y, cuando el premio Nobel de La Paz Henry Kissinger propició un golpe de Estado de la mano de militares fascistas, el pueblo, con sus acciones, no les permitió que se “adueñaran” de la bandera y, además, se vieron obligados a “silenciar” el himno, ya que los ciudadanos recalcaban con mucho énfasis el tiranos, temblad cuando lo cantaban en los actos protocolarios. Años más tarde, un ciudadano con las secuelas de varios balazos en su cuerpo y, sin el más mínimo atisbo de rencor o resentimiento fue proclamado presidente de la República Oriental del Uruguay. Su nombre José Mujica, un hombre humilde y honesto, respetado por todo el mundo. ___________

Arturo García Rubio es socio de infoLibre