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¿Cómo se fabrica la marginación?

Pepe Espuche

En El Palmar (Murcia), se organizó un ciclo de conferencias de tipo sociopolítico. Una de ellas, estaba relacionada con la marginación social. El ponente, psicólogo, ponía la similitud que hay entre la sociedad y una máquina cualquiera de fabricar piezas. La máquina, explicaba, no funcionaba correctamente y tiraba el producto desformado. Esto, decía, también ocurre en la sociedad. La maquinaria social crea marginación, “piezas desformadas”, y nos dedicamos a intentar corregirlas en vez de revisar el funcionamiento de la maquinaria social, para determinar las causas que originan tan elevado número de marginados/as.

Han pasado más de 40 años y la marginación sigue creciendo a pasos agigantados. Cuanto más crece la exclusión social, mayor es el riesgo que corre la sociedad de padecer las consecuencias de ella. Algunos nos preguntamos si existe un diagnóstico elaborado, previo a los estudios necesarios, que sea fiable, con explicaciones claras de las causas que dan origen a la marginación. Parece ser que no. Pero por desgracia, solo con caridad no se termina con la marginación social.

Todo ser humano tiene unas necesidades básicas; afectivas y económicas. Para cubrirlas, las afectivas, debe de estar la familia y si no sabe o puede debería de encargarse las instituciones públicas. Las económicas, lo hacemos de las formas siguientes: trabajando, a través de la solidaridad individual y colectiva, recibiendo caridad, actos al margen de la ley, etc.

Sin lugar a dudas coincidiremos, casi todos/as, en que a través del trabajo es la forma más justa y positiva de cubrir las necesidades económicas. Esto, de momento, no es posible. Hay varios millones de personas que están atravesando un largo contra tiempo. Llevan una extensión de tiempo considerable sin trabajo ni la posibilidad de tenerlo inmediatamente. Cuando no se tiene trabajo ni la sociedad ejerce la solidaridad colectiva, a través de sus instituciones públicas, estamos a un paso de la marginalidad y por consiguiente de sus consecuencias.

Según, la psicología, la afectividad es necesaria para el crecimiento integral de la persona. ¿Qué pasa con las familias que no saben o no pueden transmitir afectividad porque las condiciones de vida familiares no se lo permiten?

En la sociedad hay diferentes tipos de economías familiares. ¿Se puede entender que todos los niños/as, unos y otros, han tenido las mismas oportunidades de criarse en igualdad de condiciones de higiene, alimentación, sanidad, afectividad y educación? La respuesta, sin ninguna duda es ¡no! A pesar de que la Constitución Española en el artículo 14, dice: “Todos somos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Una cosa es lo escrito en la Constitución de España y otra bien distinta es la realidad.

Es evidente que, cuando se habla del 35% de niños y niñas nacidos en familias de las llamadas desestructuradas, estoy diciendo que los recursos económicos y la sabiduría de los padres para educar a los hijos/as no es la misma. Si a esto añadimos la escasa o nula claridad que nuestros gobernantes, unos y otros, han demostrado su desentendimiento por llevar recursos donde más se necesitan para reducir las desigualdades culturales y económicas existentes en los orígenes de los chavales, tenemos el caldo de cultivo suficiente para la marginación. Como vemos, la Constitución dice unas cosas y quienes tienen el deber de hacerla cumplir hacen lo contrario. ¿Esto es injusto? Pues claro que lo es. No cabe la menor duda de que o cogen el timón, de la nave española, gente con sensibilidad humana porque con el rumbo que llevamos no nos lleva a buen puerto. A sí están las cosas. Las consecuencias de los repudiados socialmente las pagamos quienes más cerca tenemos a los excluidos.

Muchos pensamos que quienes tienen el poder político, cuando se dan cuenta de que los problemas van a mas, deberían de tomar la decisión de marcharse y dejar que los españoles elijamos a otros políticos con ideas diferentes. Pero esto no va a suceder. Los que esclafan las nalgas en el sillón de las instituciones públicas, no las mueven mientras ciudadanos y ciudadanas no los echen a través de las urnas.

Algunos entendemos que para llegar a alcanzar ratos de felicidad, solo es posible teniendo un estado de ánimo positivo. ¿Es posible tener un estado de ánimo positivo cuando se carece de lo más elemental para vivir con dignidad? Los expertos en Psicología tienen mucho que decir sobre el tema.

Desde 1978 que fue aprobada la Constitución Española, han pasado más de 40 años. La marginación sigue imparable y sus efectos también. ¿Es que asumimos la marginación como un mal endémico sin posibilidad de que tenga cura? Yo me niego a conformarme con que a unos les sobre casi todo y otros no tengan casi de nada.

De seguir por el camino que llevamos las consecuencias del incremento de los excluidos irá en aumento. Cuanto más tiempo se tarde, si es posible, que lo dudo, en hacer el diagnóstico colectivo que origina la marginación, más tarde se iniciará el tratamiento adecuado para, en principio, ir disminuyendo la marginalidad y con posterioridad, si es posible, su erradicación definitiva.

Es un hecho que el dinero se gasta sin miramiento alguno y sin orden de prioridades, pero también es cierto que faltan recursos económicos, materiales y humanos para abordar en toda su extensión la marginación. Esto, como todo en la vida, ha tenido un inicio pero por desgracia para todos no se han puesto las medidas preventivas y con posterioridad, los medios necesarios para abordarlo con garantías de éxito. Los excluidos de esta sociedad no importan a los que vienen dirigiendo la sociedad, sin fijarse en las repercusiones que van teniendo y que se van incrementando.

Esta gente son seres humanos si no tienen los recursos necesarios para cubrir sus necesidades básicas y tendrán que buscarlos al margen de la ley, de hecho lo están haciendo, y cuando esto vaya creciendo, seguro que crecerá, entonces buscaremos soluciones a algo que se pudo prevenir hace años y ahora es dificultoso de solventar.

Es una pena que esto venga sucediendo. Estas personas, como todas, antes de ser delincuentes eres niños y estos no nacen con la etiqueta puesta de excluidos. La falta de sensibilidad y atención de quienes tienen los recursos para prevenir, la exclusión social, son los responsables de esta situación por dedicarles el tiempo y los recursos económicos a otras tareas que han sido más rentables económicamente.

¿Cuánto fraude fiscal hay en España? ¿Cuánta economía sumergida hay desde hace muchos años? ¿Cuántas personas no cumplen con sus obligaciones con la Agencia Tributaria? ¿Cuántas personas y empresas evaden el dinero a paraísos fiscales? Y encima de todo esto tenemos que escuchar a los dirigentes de las principales instituciones gubernamentales que España va por el buen camino. Los niños no nacen excluidos, los excluye la sociedad a través de las instituciones públicas. Si los gestores de lo público no saben o no quieren solventar tantos problemas como tenemos los españoles/as lo que hay que hacer es echarlos de la poltrona, porque ellos y ellas no se van a marchar. Eso sí, los que somos demócratas, por la vía democrática que son las jornadas electorales en España cada cuatro años.

Pepe Espuche es socio de infoLibre

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