Italia avisa

César Moya Villasante

Ya está aquí al lado el neofascismo, que si lo comparamos con el neocomunismo son aquellos que en su día lucharon en guerras cruentas pero actualizados al siglo XXI, o sea, sabiendo que los tanques ya no son tan efectivos como los votos, incluidos los de la clase media y obrera que se sienten abandonados por unas democracias que no dan resultado y el mercado compra esa idea a ambos colocando a la cabeza lo que más les interesa en la nueva política: una extrema derecha vendida al proyecto neoliberal. Y esto de lo "neo" es lo más significativo porque hemos pasado de un mundo en donde las ideologías tenían un cierto poder a una nueva posición, en que el dinero ha pasado a ser el único dios visible en el que todo el mundo cree.

Así nace una Europa nueva que va camino de ese derechazo absoluto que nos traerá un mundo peor para la mayoría

El poder político se ha dejado vencer y queda reducido a esos nacionalismos ultras tipo Rusia pero que, al final, lo que quieren es un poder nacional para ocupar un lugar importante en ese mercado. Véase el caso de China, con un gobierno que inventó el comunismo capitalista, provoca sonrisa, pero que es el mejor resultado para estos tiempos: un poder dictatorial para no admitir crítica basado en el comunismo y un mercado potentísimo que nos vende todo lo vendible, o sea, capitalismo total.

Así nace una Europa nueva que va camino de ese derechazo absoluto que nos traerá un mundo peor para la mayoría, pero una desigualdad increíble que también llegará al fracaso, pero un fracaso que solo podrá terminar en otra batalla por el hambre. He leído últimamente que el 1% de la humanidad ya posee el 46% de la riqueza mundial. Llegar al 90% será cosa de pocos años y ahí alguien se tendrá que dar cuenta de que es un mundo imposible, pero, de momento, la gente vota a ese mundo, según hemos visto ya en Italia.

Aquí el camino es parecido, no por la gente, que quizá aún estaría dispuesta a votar a izquierdas después del esfuerzo de este gobierno por cierta sensatez lograda en una lucha cruenta con quien no quiere saber nada de la mayor parte de la ciudadanía, porque incluso también les votan. Pero aquí se da un hecho que destroza la sensatez. Tenemos vendido a toda la Judicatura, que muchos lo hacen con agrado por su ideología común. Y lo mismo de importante: se han vendido muchos medios de comunicación al poder del dinero en manos de la derecha y de las grandes empresas aprovechándose de la poca dignidad de ciertos profesionales que no aplican su deontología. El mercado lo gana todo. Siempre vi este problema y muchas veces lo he comentado: Llegaríamos a un mundo en que un lobby o empresa se haría con el poder total del dinero en circulación. No ha llegado aún, ¿pero llegará?

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César Moya Villasante es socio de Infolibre

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