El negacionismo, signo de impotencia y falta de propuestas políticas

Ximo Estal Lizondo

Que la oposición encabezada por el peor Partido Popular de Europa utiliza el negacionismo como argumentario político es una realidad constatada por todos. No lo es, sin embargo, para los medios afines a la derecha más rancia y con menos ideas que ha tenido España desde el final de la dictadura. Demuestra que las políticas de esta derecha –falta de propuestas– se sientan en el no por el no, y por consiguiente sólo tienen un fin: acabar con la democracia. 

El PP es un partido que está más pendiente de sus intereses políticos y de dar favores a los agentes económicos y eclesiásticos. Y estos, digan lo que digan, han favorecido su prevaricación y corrupción. Por otro lado, la única política y argumentario de Vox es recordar la dictadura. Por último, Cs está dedicado a hacer sus dirigentes más representativos para continuar manteniendo sus estatus personales y poder moverse a los otros dos partidos. Este trío, junto a nefastos tránsfugas y políticos de bajo cariz, nos demuestra que es el momento de no dudar y de que la izquierda y aquellos partidos que creen en la democracia se unan y dejen sus revisionismos y partidismos por el bien de la población. Porque de Vox solo se puede esperar volver a la dictadura y el revisionismo histórico y lo peor, volver a la pérdida de derechos. De Cs no se puede esperar nada porque no existe, sólo existen personas haciendo méritos para arrojarse al que más les dé. Y el Partido Popular es un lobo vestido de oveja que lanza piedras, falacias y argumentarios catastróficos con el único fin de contentar a su electorado más retrógrado. Lo peor, que se asesora por aquellos que destruyeron, prevaricaron y provocaron épocas de corrupción que todavía hoy todos y todas estamos pagando. 

El negacionismo no lleva a ninguna parte, rompe los moldes y daña las democracias más sólidas

El negacionismo ha sido y es un argumentario político continuado de esta derecha ultraconservadora y cada vez más retrógrada. Niegan el cambio climático. Niegan la ayuda a la gente que más la necesita. Niegan el aumento salarial. Negaron incluso la pandemia. Y todo sin tener propuestas ni proponer soluciones. No las tuvieron en la pandemia, no las tienen para acabar con su propia corrupción… Perdón, medidas para su corrupción sí tienen: continuar con ella e incluso promocionarla e indicar que eso es normal y necesario. No tienen propuesta ante la crisis. Perdón nuevamente, sí la tienen, su propuesta es bajar impuestos a los que más tienen, recortar los servicios públicos y aumentar las privatizaciones. Esas son sus propuestas. Su propio negacionismo les lleva a ser anticonstitucionales, aunque gritan que son los más patriotas, se enarbolan en falsos símbolos. Y no son constitucionales, puesto que mantienen instituciones ilegales que deberían ser renovadas periódicamente y que llevan más de tres años caducadas. Pero lo hacen para mantener sus corruptelas y que la justicia les ampare. 

Lo peor es que para mantener su falta de propuestas para toda la población, se apoyan en la falacia y la desinformación e incluso en unas encuestas preparadas y manejadas. Pretenden que la sociedad sea un títere que pueden manejar e incluso se ríen, intentando justificar su no a propuestas sociales y que mejoran aspectos económicos de la población más necesitada (e incluso de la mal llamada clase media). Cualquier excusa les sirve para decir no. Que si no han hablado con nosotros, que si no han consensuado las propuestas... Aunque se diera a esta derecha lo que pide (algo que es imposible porque sus propuestas son antagónicas), dirían que no, puesto que su único fin es que la democracia no sea real, solo creen en una democracia donde ellos manden, todo lo demás es anticonstitucional.

El que España sea un país con autonomías diversas y con el mismo valor, para ellos no es bueno, puesto que su negacionismo les lleva al ridículo de no admitir a determinadas autonomías: la vasca o la catalana. Da la casualidad de que son aquellas donde tienen escasa o nula representación. Solo creen, y lo hacen bien, en Madrid,  Andalucía, Galicia o Murcia, que es donde ellos mandan con ayuda –en algunas– de su apéndice más radical, Vox. Lo cierto es que el negacionismo no lleva a ninguna parte, rompe los moldes y daña las democracias más sólidas, pero si ese negacionismo se agudiza con la falta de propuestas, intentar engañar continuamente y favorecer a aquellos que más tienen, peor de lo peor. De ahí que nuestra derecha sea tan retrógrada y falta de ideas.   

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Ximo Estal Lizondo es socio de infoLibre

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