“No con troles”, la canción

Domingo Sanz

Hay momentos optimistas en los que pienso que la sociedad es capaz de crear microvacunas contra ese futuro de regreso al peor pasado, que se intuye en unos peligrosos que, además, piden que les votemos, dado que el entorno no vería bien “argumentos” como los de aquel 18 de julio de tan infausto recuerdo.

 Siempre he conducido con la radio, pero no recuerdo haber escuchado tantas veces y en tan poco espacio de tiempo la canción que Flans lanzó en 1985, cuando La Movida. Será porque ahora tampoco estamos quietos, tengamos o no músicas que hagan compañía a ilusiones o recelos. Por ejemplo, en el mundo rancio, Marta Sánchez decidió deletrear un himno.

 ¿Qué les pasaba por la cabeza a los creadores de “No con troles”? Quizás la alegría de una sociedad en la que la gente, por fin, se podía divorciar.

 Tampoco sabemos a ciencia cierta qué impulso mueve a quienes deciden emitir hoy aquella canción. Puede que las muchas veces que la escucho sin buscarla sean casualidades todas. O quizás se trata de una resistencia musical inconsciente contra el cóctel ambiental de un acoso machista que no retrocede más la “novedad” del espionaje que todo lo controla desde el móvil. Yo tampoco sé porque hay temporadas en las que me da por escuchar el Clandestino de Manu Chao y en cambio, otras, el Venus de Shocking Blue.

 Y pocas cosas como la duda para alimentar los mejores sueños. Es evidente que No con troles nunca será la Grândola Vila Morena que fue santo y seña para colocar flores en las puntas de unos fusiles que abrieron las puertas de la democracia en Portugal, tan cerca de España y a tantas víctimas de distancia. Pero aquí estamos acostumbrados a morir violentamente.

 Viva la risa, pues creo que en España no será una canción, sino un chiste triunfador lo único que podría convocarnos a limpiar un Estado con tanta porquería que, del juicio a uno de sus dos inviolables se tiene que encargar el mismo país que inventó los temporales para convertir en vencible la Armada que un tal Felipe II, y vamos por el VI, les envió con ánimo de destronar a su reina y conquistarlo. 

Saharauis, hasta nunca. ¿Gibraltareños, nos dejáis pasar?

Domingo Sanz es socio de infoLibre

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