No uses el palabro inquiokupa

Julián Lobete Pastor

Un nuevo palabro se está imponiendo; se utiliza por inmobiliarias, medios de comunicación y en el lenguaje cotidiano. 

Cuando los allanamientos de morada y las usurpaciones del derecho de uso de un inmueble, (que es en lo que se concreta la llamada okupación) están  disminuyendo en España, se ha inventado un nuevo término para añadir a ésta y poder decir que está aumentando

La morosidad en el pago de alquileres de viviendas se llama ahora inquiokupación, para que la inquietud y recelos sociales no disminuyan y el concepto pueda seguir aprovechándose políticamente por quienes así lo hacen. 

Es cierto que la morosidad está aumentando, un incremento del 4,3% entre 2023 y 2024, según el Observatorio del Alquiler, y es posible que siga aumentando. Lejos de analizar las causas y proponer soluciones, los promotores de odio y miedo se han apresurado a acuñar este nuevo palabro, inquiokupa, criminalizando así a un sector de la población con dificultades para el pago de los alquileres. Indudablemente entre los morosos existirán desaprensivos y delincuentes y hasta mafias organizadas, pero insultar a todos, sin conocer las causas de la morosidad, tiene un gran tufillo de aporofobia y desprecio social

Existen entre los caseros abusadores e incumplidores de las leyes, pero nadie inventa un calificativo despectivo para ellos ( ni lo propongo) porque es un sector pudiente con ingresos superiores a la media de la población y en muchos casos muy superiores. 

Precios de alquiler, ingresos y morosidad

Uno de cada cuatro inquilinos dedica más del 50% de sus ingresos al pago del alquiler, según un estudio de Fotocasa de noviembre de 2024. El 57% de los inquilinos tiene dificultades de diverso grado para abordar los pagos mensuales. Únicamente el 12% declara no tener ninguna dificultad para pagar regularmente, según el mismo estudio. 

El precio medio del alquiler en España es de 1117 euros mensuales, según el Observatorio del Alquiler. Según otro estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) el 34% de los inquilinos tiene ingresos mensuales inferiores a 1500 euros. 

Lejos de analizar las causas y proponer soluciones, los promotores de odio y miedo se han apresurado a acuñar este nuevo palabro, inquiokupa, criminalizando así a un sector de la población con dificultades para el pago de los alquileres

Se podría deducir por estos datos previos que la morosidad es muy alta en nuestro país. Los resultados varían según las fuentes. Una encuesta de Housefy entre 5000 clientes determina que la morosidad llega al 1% y los retrasos afectan al 7%. Sin embargo otra encuesta de la OCU realizada entre arrendadores y arrendatarios concluye que la morosidad afecta al 14% de los inquilinos, mientras que los retrasos se producen en el 8% de los casos.  Sumado a esto, un 2% de los inquilinos se negó a abandonar la vivienda al término del contrato o cuando el arrendador lo reclamaba para sí. 

No existen datos sobre procesos judiciales emprendidos por los arrendadores por morosidad. La cuantía promedio de la morosidad anual es de 7957 euros, según un estudio del Observatorio del Alquiler de 2024, es decir un impago de 7 meses también en promedio. 

Los datos aportados demuestran una dificultad creciente de muchas familias para abordar los pagos de los alquileres, mientras éstos sigan creciendo. En esta situación el invento del nuevo palabro sólo obedece a una campaña basada en la aporofobia, la extensión del miedo y la inquietud social, sin  que se pueda negar la existencia del problema de allanamientos, usurpaciones y morosidad. 

El pacto de Estado necesario para solucionar el problema de la vivienda no va a llegar a tiempo debido a la polarización y utilización política, pero es que además vamos con mucho retraso respecto a otros países europeos en la adopción de medidas económicas para buscar soluciones. Ello es responsabilidad de todos los gobiernos de la democracia y también de la sociedad, que ha mirado para otro lado durante demasiado tiempo. 

Los datos que aporta el Boletín Especial de la Vivienda Social de 2024, editado por el Ministerio de la Vivienda, así lo corroboran. Nuestro parque de viviendas de alquiler social está en 5 puntos porcentuales por debajo de la media de la UE: un 3,5 % de viviendas de alquiler social en España. 

Desde 2007 a 2021, los países de la UE invirtieron en gasto de protección social para vivienda una media de 160 euros por habitante. España invirtió 34 euros, a una distancia sideral de Reino Unido (433 euros), Irlanda (334 euros), Dinamarca (318 euros) o Francia y Finlandia (274 y 246 respectivamente). Una vergüenza que deja a nuestro estado social muy por debajo de lo que es admisible en un estado que se proclama social y democrático de derecho. 

Mientras las medidas que se propongan se hagan efectivas, no uses el palabro inquiokupa. No contribuyas a las campañas de odio y desinformación. Reservemos nuestras energías para oponernos al primer Okupa del mundo, el que quiere convertir a Gaza en una Riviera para ricos, después de expulsar con medios violentos, si es preciso, a millones de gazatíes. Y que es, no lo olvidemos tampoco, un arrendador despiadado en su imperio inmobiliario.

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Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre.

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