En el nombre de patrias, ciudadanos marionetas, y no sólo en Palestina

José Amella Mauri

Saramago: “Israel no fue, como sugiere la pintura de Vargas Llosa, obra de gentes dispersas y heterogéneas: fue un Estado europeo fundado a ciencia y conciencia por europeos; por numerosas que fueran las comparsas adheridas, el núcleo protagonista fueron los sucesores de las comunidades judías que habían constituido la flor y nata cultural, profesional e intelectual de las élites de la media y alta burguesía europea. Lo que se fundó en Palestina respondió casi exactamente a lo que, en 1895, había prospectado Theodor Herzl en su obra Der Judenstaat, concebida a raíz del caso Dreyfus: ‘Para Europa constituiríamos allí un lienzo de muralla contra Asia; seríamos el centinela avanzado de la civilización contra la barbarie’ (aunque no habían sido, ciertamente, ‘asiáticos’, sino europeos, los que persiguieron a Dreyfus, como europeos serían los autores del espantoso genocidio que Herzl tuvo la suerte de no conocer). Y eso es lo que parece volver a ser hoy en la mente de muchos occidentales, españoles incluidos, que aseguran que la defensa de Israel es la de Occidente”.

Habría que añadir a EEUU como participante activo en la fundación del Estado de Israel en 1948 en tierras palestinas, sin olvidar a la poderosa e influyente comunidad judía en EEUU. 

La pregunta clave es por qué se funda ese nuevo Estado y cómo lo perciben una parte muy importante de sus habitantes.

Decir que se fundó para que un pueblo mi veces perseguido y mil veces masacrado fuera resarcido de tamaña histórica injusticia, y que así se evitaran futuras persecuciones y masacres al tener su propio Estado... es decir una verdad, pero no el núcleo de las razones de su fundación.

En la política internacional las decisiones no se toman por razones de justicia. El Estado de Israel se fundó porque su tierra de origen, Palestina, de la cual se sentían exiliados desde su derrota militar a manos del Imperio romano, está situada en un enclave estratégico, desde el punto de vista económico: petróleo, cercanía al canal de Suez, en medio de países árabes, en el continente asiático y seguramente por otras razones de esa misma índole pero que desconozco. 

En definitiva, la solución de tanto dislate es reconocer la realidad y reconocer al otro como un igual y saber que ambos pueblos han sido y son utilizados como punta de lanza de intereses bastardos

No había un resarcimiento para el pueblo judío por el holocausto ni por los pogromos ni por los múltiples exilios que le han acompañado desde su primera diáspora. Ese es el papel que desempeña el Estado israelí, son los soldados de la vanguardia occidental en Oriente medio. El mismo Herzl lo percibió con claridad: “Para Europa constituiríamos allí un lienzo de muralla contra Asia; seríamos el centinela avanzado de la civilización contra la barbarie” Si en lugar de estar la tierra prometida en Palestina, estuviera en plena selva brasileña o en Australia, creo que seguiría el pueblo judío sin Estado o, a lo más, sería una región brasileña o australiana con su estatuto particular, pero región brasileña o australiana, nunca un Estado. Ese es el papel que las naciones que promovieron su fundación le atribuyeron a Israel: Punta de lanza de sus intereses en Oriente.

No creo que a los padres fundadores del Estado se le escaparan los verdaderos motivos, y tal es compatible con un sentimiento de culpa y resarcimiento por los horrores que los judíos habían experimentado históricamente hasta el culmen del Holocausto. Tanto los padres fundadores como todos los judíos que han migrado a Israel han asumido las dificultades: Constituimos nuestro Estado en una tierra que no es nuestra, tendremos problemas, estamos en un avispero, estamos rodeados de gentes a las que hemos expoliado, tienen una religión diferente y una cultura distinta. Tras 77 años no han encontrado soluciones a esas dificultades. Si la colonización de Cisjordania es una solución, pues que baje Yahveh y lo vea. Si confinar a los palestinos en Gaza es otra solución, pues idem de idem. Si la masacre actual es otra solución, pues que baje de una vez, ya que hasta ahora no parece interesarle tanto dislate y horror.

¿Cómo es posible tanto dislate desde la perspectiva israelí?

  • Parten de la idea de que tienen derecho, derecho natural, a vivir en la tierra de la que fueron exiliados, sin importar los dos mil años transcurridos. Con firmeza y rotundidad hay que indicar que ese derecho natural, en cuanto judíos y como compensación a los horrores sufridos, no existe. Aquí hay que mencionar que el derecho natural es una creación humana tan voluble en su contenido como el poder hegemónico que lo aplica en cada época y lugar. 
  • Olvidar las razones profundas del reconocimiento de Israel en 1948 por la Asamblea General de la ONU, derecho positivo, no natural.
  • No renunciar a ser la carne de cañón de Occidente frente a la supuesta barbarie árabe. 
  • No aceptar ni reconocer que el derecho innegable a vivir en Palestina es en su calidad de ciudadanos sin más ni menos derechos y obligaciones que un palestino. 

No tomar conciencia de estas incuestionables premisas es la causa de tanto dislate por parte israelí, ya que la existencia de Hamás es la consecuencia de los olvidos del Estado de Israel. 

¿Cómo es posible tanto dislate desde la perspectiva palestina?

  • No aceptar que la historia es la que es, y la realidad del Estado de Israel es incuestionable: en 1948 se adoptó una resolución, cuanto menos, muy mejorable. Pero fue la que fue y no veo posible volver atrás. Esta es la realidad de la que tiene que tomar conciencia la población palestina. 
  • No renunciar a ser la carne de cañón de Oriente contra el imperio del mal que representa Israel para ellos y para los que les ayudan en tal menester, pero que rechazan aceptarles como ciudadanos en sus respectivos países. 

No tomar conciencia de estas incuestionables premisas es la causa de tanto dislate por parte palestina, ya que el execrable comportamiento del Estado de Israel no se puede basar en el arrojo y lucha suicida de las milicias de Hamás, es imprescindible aceptar y asumir la realidad.

En definitiva, la solución de tanto dislate es reconocer la realidad y reconocer al otro como un igual y saber que ambos pueblos han sido y son utilizados como punta de lanza de intereses bastardos. Desde ese momento ya se pueden sentar a negociar sobre la base de que tanto el colectivo pueblo judío o pueblo palestino enmarca a ciudadanos con igualdad de derechos y obligaciones sin menospreciar las diferencias de costumbres entre ambos colectivos como insalvables y mucho menos como excusas que alimenten el odio y el desprecio entre ciudadanos que son iguales, y aquí sí entra el derecho natural con absoluta e innegable propiedad y aplicación.

Ciertamente, es tremendamente dificultoso que la realidad sea reconocida por todas las partes, pero parece menos dificultoso y mejor que las “soluciones” que ofrece el Estado de Israel y las que presentan los Estados Musulmanes a la vista de lo acontecido durante los últimos 77 años y lo que sucederá en un futuro tan predecible que se basa en la extinción del pueblo palestino en un rabioso y cruel presente o la del pueblo judío en un futuro en ciernes.

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José Amella Mauri es socio de infoLibre.

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