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Cinco reflexiones cruciales para la democracia a las que invita la carta de Sánchez (más allá del ruido)

"Pa' la saca"

José Félix Sánchez-Satrústegui Fernández

Pa' la saca” es la síntesis prosaica de los objetivos del capitalismo salvaje, si se me permite el pleonasmo. Es la expresión que utiliza la burguesía aristocrática del latrocinio para llevárselo por la cara, como siempre, pero con vocabulario plebeyo. 

Manuel Villoria, catedrático de Ciencia Política, explica: “En España casi siempre hay conexiones personales para desarrollar negocios. Más del 40% de los españoles reconoce que ha obtenido algún servicio gracias a sus conexiones”. 

A Luis Medina, marqués de Villalba y exmodelo de Dolce&Gabanna, y Alberto Luceño, empresario autodefinido como adicto a la familia y merecedor de una medalla por su rapidez filantrópica, según él mismo considera, el Ministerio Público les acusa de cobrar comisiones millonarias por la venta de mascarillas, guantes y pruebas covid al Ayuntamiento de Madrid en el inicio de la pandemia. Presuntamente, mediante estafa, blanqueo y falsedad documental mercantil se embolsaron más de 5 millones de euros en comisiones. Se los han gastado en coches de gama alta, yate, vivienda lujosa, estancia en hotel carísimo y, de postre, tres Rolex.

El compadrazgo Dolce-Medalla no fue advertido por el obtuso Martínez Almeida, que ya no sé si parece lo que es o es lo que parece. En el negocio de mascarillas más caras y de mala calidad alguien estuvo ejerciendo de primo y el alcalde haciendo el ídem ante la estafa. Pero culpa Pedro Sánchez: “Es una cacería de la izquierda”. Acabáramos.

Geri (Piqué) y Rubi(ales) no solo llevaron el fútbol a Arabia Saudí, sino que ya han logrado que se instalen inodoros femeninos en los estadios. Que conste que tal cosa está muy bien, pero de ahí a considerar que la igualdad en el acceso a la micción en los campos de fútbol es un primer paso que lleva ineludiblemente a la igualdad total entre hombres y mujeres y a la democracia plena quizá sea exagerar un poco. Otra cosa no sé, pero vender motos se les da muy bien. Y ganar millones de aquella manera.

Entre el que cuida y recoge la materia prima y el que la consume hay una serie de intermediarios necesarios, que cobran por ello; hay otros, en cambio, que se colocan en el medio para llevárselo por el morro de todos lodos. Hedor ¿legal? 

Como quiera que un solo plato no basta para dar de comer a dos ladrones (Aristófanes), cuentan que Dolce y Medalla se han tirado los trastos. En cuanto a parejas de chorizos me quedo con Bonnie and Clyde, soy un romántico.

Ya es un clamor. “¡Yo de mayor quiero ser intermediario y cobrar comisiones!”, se escucha por doquier. Lo que importa es llevarse la pasta de forma indecente. “Pa la saca”, o sea. 

José Félix Sánchez-Satrústegui Fernández es socio de infoLibre

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