Pagar la contribución, bajar impuestos

Julián Lobete Pastor

Cuando era niño, mucho antes de la creación del IRPF por Fernández Ordoñez en 1978, oía a mis padres y familiares hablar de pagar la contribución, expresión familiar para la generación de nuestros padres y abuelos.

En 1932, el gobierno de Azaña aprobó la ley sobre contribución sobre la renta de las personas, a propuesta del ministro de ERC, Jaime Carner.  En 1978, Fernández Ordóñez, entonces ministro de UCD, cambió la palabra contribución por la palabra impuesto, cambio transcendental si atendemos a la teoría de los marcos de George Lakoff.

Los marcos, según Lakoff, son estructuras mentales que moldean nuestra visión del mundo. En política, nuestros marcos moldean las políticas sociales y las instituciones que creamos para ponerlas en prácticas. Un cambio de marco es un cambio social.

Pagar para contribuir al bien común, a los gastos necesarios para mantener nuestra sociedad democrática, es una concepción producto de un marco, de una estructura mental. Denominar a esa contribución impuesto, obedece a otro marco. Pagamos porque nos lo imponen no porque nos sintamos contribuyentes en una sociedad que se hace con el esfuerzo de todos.

Las palabras importan y el cambio de palabra que introdujo Fernández Ordóñez, le vino muy bien a la derecha. Para ésta los impuestos son malos, ya que el dinero donde mejor está es en los bolsillos de los ciudadanos, y no en manos del Estado despilfarrador,  de acuerdo al marco de la derecha sobre las contribuciones. 

El marco de la derecha sobre esta materia se ha impuesto, ha logrado que la sociedad asimile las contribuciones  para los gastos comunes como una imposición dañina. Y cuando un marco se impone es muy difícil debatir, porque  como  en este caso y en otros,  todos hemos aceptado el marco de la derecha.

Y lo que hay que hacer en estos casos, dice Lakoff, es instalar otro marco, el marco progresista, siempre posible, que en esta caso podría partir del concepto contribución.

Ahora, el nuevo líder de la derecha se estrena con una propuesta de rebaja de impuestos. Como ha recordado el economista Juan Carlos Díez, hasta un alumno de primero de grado de economía sabe que rebajar impuestos dentro de un proceso inflacionario es una aberración, porque contribuiría a aumentar todavía más la inflación.

Pero introducido un marco dominante, las cuestiones técnicas no importan y las demostraciones de la inaplicación de propuestas como ésta no surten efecto.

En 1977, en un proceso inflacionario mucho mayor que el presente, Suárez subió los impuestos, y es lo que posiblemente haría el PP si llega a gobernar en estos momentos. Ahora lo que le importa al PP, y a Vox, con buena parte de la población convencida de que bajar impuestos es bueno, es acorralar al gobierno que no tiene respuestas convincentes para oponerse,  porque  se ha perdido hace mucho tiempo, el marco progresista.

Menos impuestos sin más lleva a  preguntar qué servicios se verán afectados, por eso Díaz Ayuso se ha apresurado a poner debajo de su lema Menos Impuestos, otro: Más calidad de los servicios , sin explicar cómo logrará este objetivo salvo la manida racionalización del gasto que tampoco se explica cómo se llevará acabo.

Volvemos a Lakoff. La derecha está ganando porque ha ganado la batalla de los marcos, del lenguaje, gracias entre otras razones a los millones de dólares invertidos en think tank (tanques de pensamiento), lo que la izquierda no ha hecho. Como nos recuerda el lingüista norteamericano: “Los términos del debate político se nos han escapado y hemos cedido incluso el lenguaje de los ideales progresistas , como la palabra libertad para que la derecha lo redefina”.

Hay mucha tarea por delante.

Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre

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