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El polvorín francés y la extrema derecha

Javier Herrera

No me suelo prodigar en comentarios de política internacional porque siempre he pensado que cualquier aproximación desde fuera es gratuita y susceptible de estar fundada en la manipulación informativa a la que a diario estás sometido.

Pero con Francia siempre hay una excepción porque soy de esa generación francófila en cultura e idioma que precedió a la anglófila actualmente vigente; y digamos que también todo lo que les ha afectado a ellos también nos ha afectado a nosotros tanto a las duras como a las maduras.

Para ayudar a la familia del joven muerto se llevan recaudados 90.000 € y para el policía herido que lo mató la cantidad alcanza diez veces más. Con eso está dicho todo y se explica todo

Siempre he sostenido que muchos de nuestros males actuales derivan del hecho de que no hubiera triunfado como debiera aquí la Revolución Francesa y su consiguiente republicanismo, pero también tengo que reconocer que hay elementos nuestros que son menos radicales, uno de los cuales pienso ha sido el trato y asimilación del extranjero, aspecto en el que quizás por estar nuestro país más bañado que el suyo por las aguas mediterráneas nos ha hecho ser más colonizados por todos los pueblos y en esa medida hemos sido más sabios y por ende más colonizadores...

Esto viene al caso de la actual situación que vive Francia y que como todas las situaciones que estallan no son flor de un día sino que llevan una larga retahíla de antecedentes y concausas. Sin pretensión de ahondar mucho en el tema sólo quiero ahora en la medida de mis limitaciones entender lo que pasa.

Francia siempre ha sido un país de extremos ideológicos muy fuertes: muy suyo, tan suyo, el famoso "chovinismo", que se ha creído el ombligo del mundo; cierto que tiene París, que para mí es la capital del mundo antes que cualquier otra, y eso es una causa que explica "casi" todo.

Ese ser tan suyo le ha vuelto hosco y antipático hacia los de fuera, los "metecos"; es un país xenófobo y si acepta al de fuera es por una estricta lógica mercantil. Por citar sólo dos ejemplos muy claros que conozco: Buñuel y Picasso sólo fueron realmente admitidos cuando eran celebridades y dieron ellos mucho más a Francia que lo que ellos recibieron de ella; eso sí, cuando eres admitido lo eres ya sin mácula y para siempre…

Por otro lado, la extrema derecha siempre ha sido muy fuerte en Francia y si algo la caracteriza es que por encima de todo está el ser patriota, un patriotismo elevado a categoría divina, y cuando ese patriotismo se siente amenazado surgen movimientos ultradefensivos irracionales; se impone la Ley y el Orden policial. Recordemos a De Gaulle y el mayo del 68.

La emigración magrebí en Francia (su presencia en Argelia, Túnez y Marruecos) se cuenta por millones en todas sus zonas pero, salvo excepciones, están reducidos a vivir en los banlieu, en los suburbios de las grandes ciudades, por lo que no están realmente integrados y debido a sus condiciones de vida precarias se sienten habitualmente hostigados por la represión policial; recuérdese que es en esos barrios tanto de París (también Bruselas) de donde surgen los yihadistas más radicalizados… Xenofobia y racismo a raudales; en España somos hermanitas de la Caridad...

Para demostrar ese aserto sólo hay que mencionar el hecho de hoy. En una cuestación popular para ayudar a la familia del joven muerto se llevan recaudados 90.000 € y para el policía herido que lo mató la cantidad alcanza diez veces más. Con eso está dicho todo y se explica todo.

En España, una de las mejores cosas que tenemos es que podemos sacar conclusiones de lo que pasa allende los Pirineos. Cuidado, pues, y huyamos del Patriotismo furibundo porque habitualmente los ultrapatriotas ejercen de defensores preventivos de algo que nadie les ha pedido: primero matan y luego preguntan.

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Javier Herrera es socio de infoLibre.

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