La “usucapión” de Bankia

Mario Martín Lucas

En la edición del periódico El País del 12 de julio de 2005, se recogía la presencia en España de una delegación del FMI, entonces presidido por Rodrigo Rato, que se cuestionaba el modelo de las cajas de ahorro, incidiendo en tres cuestiones: “la entrada de las cajas en las empresas, cuya inversión se ha duplicado en cinco años hasta llegar a los 23.000 millones; la imposibilidad de que los bancos compren cajas, aunque éstas sí pueden hacerse con entidades financieras privadas y, por último, el sistema de propiedad y de gestión de las entidades de ahorro”, mostrando su extrañeza por esas particularidades.

Por aquellos años Caja Madrid había superado los 300 años de historia, desde la creación del Monte de Piedad de Madrid en 1702, habiendo acreditado la viabilidad de su modelo, no ya sólo en España, pues actualmente siguen funcionado cajas de ahorro en Italia, Alemania y otros países de Europa, con éxito.

La historia de la especial fijación del Sr. Rato, y el equipo económico de su partido político, sobre la propiedad de las “cajas de ahorro” ya venía de lejos, de hecho tras ganar las elecciones generales del tres de marzo de 1996 y tomar posesión Aznar el cuatro de mayo, una de las primeras iniciativas tomadas desde el Ministerio de Economía fue situar a Miguel Blesa en el Consejo de Administración de Caja Madrid durante ese mismo mes, y el día treinta, según Economia16 del 31 de mayo de 1996, Rodrigo Rato se entrevistó con Jaime Terceiro y le solicitó que aceptara su sustitución, ofertándole, como alternativa, la Presidencia de Iberia, éste rechazó el planteamiento, pero cuatro meses después, el diez de septiembre, tras tener constancia que los representantes de Izquierda Unida en el Consejo de Administración de Caja Madrid (José Luis Acero y José Antonio Moral Santín), más los representantes sindicales y los 8 del P.P. sumaban 12 de los 18 votos del consejo, y apoyaban la candidatura de Blesa para presidir Caja Madrid, presentó su dimisión.

En el periódico El Mundo del 6 de febrero de 2000, sección “nueva economía”, aparecen los datos de las cuotas de mercado de “bancos” y “cajas” a final de tercer trimestre de 1999; en cuanto a créditos los “bancos” representaban el 53,94%, mientras que las “cajas” suponían el 41,43%, pero por la parte de los “depósitos” los “bancos” tenían una cuota del 42,48% y las “cajas” el 51,44%, rentabilizando esa diferencia, o gap, de depósitos a favor de las “cajas” prestando a los “bancos” a través del interbancario, es decir los “bancos” dependían de las “cajas” para hacer su negocio o, al menos, de su liquidez.

La usucapión llevada a cabo con Bankia, con su antecedente Caja Madrid, y con todas las “cajas” ha sido a través de una explosión controlada desde el interior, a través de la gestión de “responsables” políticos sin experiencia financiera ninguna que han sido instrumentos necesarios para llevarlas a un crecimiento desmedido a través de riesgos mal calculados, conduciéndolas a ser deudores dependientes de los mercados financieros, en lugar de lo que siempre fueron: acreedores con las mayores tasas de solvencia a nivel europeo.

La consecuencia de esos mal calculados riesgos fue la emisión de productos híbridos (deuda subordinada, participaciones preferentes, cuotas participativas, etc…) para reforzar sus fondos propios, sus concentraciones mal gestionadas (SIP) y las salidas a bolsa que no supusieron otra cosa que la perdida de los ahorros de miles de los clientes históricos de estas entidades. Las “cajas” antes no tenían capital, pero ahora son dependientes debido a sus voluminosas deudas y ese era el mejor camino abierto para hacerse con ellas.

Para cumplir con el plan de la “usucapión”, un presidente ejecutivo como Miguel Blesa de la Parra, algo débil y manejable (ver “correos de Blesa”), era el adecuado, aunque no deja de tener bastante sentido la aparición en escena, en esta historia, de Rodrigo Rato, primero como Ministro de Economía de España y su plan para privatizar las cajas de ahorro (ver El Mundo del 18 de febrero de 2001, sección “nueva economía), luego como gerente del FMI para desde dicho estamento seguir “disparando” contra la propiedad de las cajas de ahorro en España (ver El País del 12 de julio de 2005) y finalmente como último Presidente de Caja Madrid y primero de Bankia, siendo responsable de dos decisiones asombrosas para alguien de su curriculum y experiencia: a) la integración de Caja Madrid con Bancaja y b) la salida a bolsa de Bankia por, unos insuficientes, 3.000 MM euros; sin poder dejar de mencionar sus etapas en el Banco de Santander, antes, y después, de Bankia.

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Too big to fall" es la expresión utilizada para argumentar los riesgos sistémicos de dejar caer una entidad como Bankia, por ello se solicitó el plan de ayudas financieras diseñado desde Bruselas, cuya contraparte, es decir las perdidas, las han soportado en primer lugar los accionistas que acudieron a la OPS, en segundo lugar los preferentistas que se han visto afectados por el orden de prelación de deudas sometido al propio plan, en tercer lugar los empleados que se han visto desvinculados de Bankia (6.000) y en cuarto lugar todos los españoles a través del incremento de deuda pública asumido por el Reino de España, por 24.000 millones de euros, lo cual supone unos 500 euros por cada español.

Para recuperar el importe de las ayudas públicas inyectadas en Bankia, a través de la venta del paquete de acciones que mantiene el FROB en ella, la cotización de su acción se debería incrementar un 250%, lo cual no es previsible que suceda en los próximos años, pero lo que sí podrá pasar es que uno de sus antiguos competidores, un gran banco español, realice algún planteamiento, como podría ser una OPA, y adquiriese Bankia a un precio muy inferior al de las ayudas, con lo cual se habría cumplido lo afirmado en el título de este artículo: “La usucapión de Bankia” y nos encontraríamos resuelta la situación alertada por los enviados del FMI que visitaron Madrid en julio de 2005, cuando Rodrigo Rato era su Presidente, ya que ahora estaría muy claro quien tendría la propiedad de Bankia, como de otras antiguas “cajas”: los propietarios de su capital, pero habría muchos perdedores en esa batalla, entre ellos todos los españoles.

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

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