Es muy importante el próximo voto en las elecciones, que no veo lejanas. Explico aquí el mío, que no tiene por qué ser el de la mejor decisión, pero está justificado con un razonamiento. Estamos en un momento crítico de la vida para dejar gobernar a cualquier político incapaz de cambiar nada y sacrificar todo a intereses personales. Y esto lo dice una persona que tiene ya una edad y no verá esos cambios, pero todo va tan rápido que me hace suponer que hasta es posible que lo vea.
Sigo de cerca las entrevistas de un científico español, José Ignacio Latorre, líder del Centro de Tecnología Cuántica de Singapur y catedrático en Barcelona de esa misma materia. Cuenta el futuro de forma amena y con un conocimiento exacto de la situación actual y lo que pueda venir. Por eso, aunque los jóvenes no vean esas entrevistas se deberían dar cuenta de que el voto próximo debería estar encaminado casi en exclusiva al modo de vida que nos espera. Y lo que nos espera son los cambios más profundos de la historia y a nivel de una globalización que ha hecho de nuestro planeta un pueblo. Porque ver el espectáculo en que se ha convertido la política es para sentir bochorno personal y una necesidad imperiosa de cambiarla con urgencia.
Por ello razono mi voto. En España, donde vivo, es necesario cambiar desde la enseñanza básica hasta la superior y recuperar la ética, la cultura y la historia que algunos quieren ocultar y todo ello encaminado a profesiones que nada tienen que ver con las que conocemos. Hay que familiarizarse con esas partículas elementales que provocarán cambios en el empleo y en la economía brutales. Nadie puede creer que la derecha española, tal como vemos a diario, sea capaz de realizar tan profundo cambio cuando no son capaces ni de hacer frente a sus propios problemas. Sería necesario un partido homogéneo en la izquierda, o varios dispuestos a cambiarlo todo, pero con una mayoría importante, porque si no volveríamos a la payasada actual.
Sería necesario un partido homogéneo en la izquierda, o varios dispuestos a cambiarlo todo, pero con una mayoría importante, porque si no volveríamos a la payasada actual
Lo único que niego en mi vida es el fascismo, un modo de vida que niega la vida a aquel que piensa distinto, que tiene una Patria en la que sobramos demasiados y que solo desea cambiar cosas que nada tienen que ver con ese mundo futuro. Es necesario que aquellos empresarios que tienen ganas y poder para adaptar la vida actual a la que viene se sientan apoyados; hay que hacerlo con urgencia. No negaría a una derecha europea que ya conoció el fascismo y la señora Merkel lo aisló. Aquí estamos ahora en plena integración con ellos, por lo que el voto a la izquierda es mas vital que nunca. Aunque sabemos de sus problemas porque la corrupción nadie la quiso aislar, pero en España tenemos empresarios muy capaces y es vital unirse a ellos para huir de ese fascismo trumpista que todo lo arrolla fruto de unas redes sociales que ellos manejan bien.
Es el momento de grandes decisiones, de aislarse de EEUU y unirse a los BRICS, de apoyar a lideres nacionales ocupando puestos importantes en el mundo por su creatividad y, en resumen, de poder hacer la política que toca de verdad y no la que vemos cada día, que da vergüenza. Para ello es necesario una mayoría absoluta de una izquierda unida. Esa es la gran esperanza que, por desgracia la veo utópica, pero si los votos ayudaran y algunos políticos eliminaran su ego, se podría conseguir. ¿Alguien cree que Ayuso, Abascal, Aznar o cien más serían capaces de cambiar algo? Los medios de verdad, como al que envío esta carta, deben apoyar este voto. Y si Rufián, Delgado, con Pedro pueden hacer algo serio en ese cambio, sería lo mejor que le pasara a este país. Y perdón si me equivoco…
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César Moya Villasante es socio de infoLibre.
Es muy importante el próximo voto en las elecciones, que no veo lejanas. Explico aquí el mío, que no tiene por qué ser el de la mejor decisión, pero está justificado con un razonamiento. Estamos en un momento crítico de la vida para dejar gobernar a cualquier político incapaz de cambiar nada y sacrificar todo a intereses personales. Y esto lo dice una persona que tiene ya una edad y no verá esos cambios, pero todo va tan rápido que me hace suponer que hasta es posible que lo vea.