En mitad de una etapa de elevada tensión política, el periodista y catedrático de Comunicación José Miguel Contreras –también accionista de infoLibre– vive lo que define como “una extraña y agradable sensación de tranquilidad y distancia”. Temporalmente fuera de la actividad profesional desde que fue cesado como director de Contenidos de PRISA hace unos meses, observa la coyuntura política “asombrado ante la capacidad de los líderes del PP de encontrar nuevas alcantarillas por las que descender aún más bajo en el intento desesperado de demoler los pilares de un gobierno progresista al que aún le queda media legislatura por delante”. A su juicio, “tras la frustración vivida esta semana al fracasar su enésimo asalto para derribar a Pedro Sánchez, abren ahora una nueva alcantarilla en la que sumergirse al echar mano de bulos y maledicencias recopiladas por las cloacas que ellos mismos montaron años atrás y que aún están por depurar”.
Es curioso, porque la expresión ‘situación insostenible’ se ha convertido en una de las fórmulas más sostenibles de comunicación que hemos conocido desde hace siete años. Llevamos demasiado tiempo en el que permanentemente resurge una y otra vez la idea de que la situación política es insostenible y que el Gobierno tiene que dimitir. Una vez más, vivimos otra situación especialmente extrema. Esta semana, de nuevo se ha confirmado que el Gobierno actual cuenta con una mayoría que le sostiene en el Parlamento, elegido democráticamente en las urnas hace apenas dos años. Por tanto, resulta evidente que para el Gobierno la situación sí que es sostenible. Y seguramente la pregunta también es si la situación es sostenible para la oposición, para la derecha política y para la derecha mediática, porque en ocasiones uno empieza a preocuparse de su salud: ¡A ver si les va a dar algo!, porque el estado de excitación y de angustia que transmiten, y que seguramente viven, creo que es mucho más preocupante que la falsa inestabilidad política que se vive en este país”.
“El reiterado ciclo de tensión constante e intensa lleva a que no seamos capaces de observar y entender la realidad. Pedro Sánchez está al frente de un Gobierno apoyado por una mayoría parlamentaria que supera los 176 votos, que es la que define la estabilidad democrática en nuestro país. El Parlamento es el que decide con sus mayorías quién es presidente, qué leyes se aprueban, qué es lo que se promueve y qué es lo que se rechaza. Una vez más, y llevamos así más de siete años, se ha comprobado que en el Parlamento se mantiene una mayoría que apoya un Gobierno de Pedro Sánchez. Parece que esto se da por olvidado cada mes, cada semana y ya cada día. Desde la oposición política y mediática se pretende instalar una situación de inestabilidad extrema, pero la realidad cotidiana indiscutible muestra lo contrario. En el Parlamento hay una mayoría objetiva y asentada que representa lo que democráticamente hemos elegido los españoles y que defiende políticas progresistas frente a una oposición cada día más radicalizada”.
“Los evidentes indicios de corrupción y degradación ética aparecidos en los audios de Koldo García han elevado aún más la tensión existente. Pedro Sánchez, el Partido Socialista y el Gobierno han vivido sin duda, estas últimas semanas, una coyuntura especialmente complicada. A diferencia de otros casos, aquí sí que aparecen pistas evidentes de la posible comisión de delitos de corrupción. Pedro Sánchez y el gobierno progresista han superado una situación, como mínimo, complicada. Parece que la lógica democrática se ha impuesto. Los ciclos de la política y de la justicia tienen sus plazos y deben respetarse. No parece razonable que el mero descubrimiento de indicios de posibles delitos derive de forma inmediata en la demolición de la legislatura. Evidentemente se ha superado esa situación porque de alguna manera se ha hecho ver la realidad de que hay un caso del que habrá que conocer sus consecuencias reales con el tiempo, pero que en este momento la estabilidad de la legislatura está más que asentada en torno a la figura de Pedro Sánchez”.
“El papel como líder de la oposición de Alberto Núñez Feijóo está permanentemente sometido a crítica, fundamentalmente derivada de sus bajos índices de valoración entre los propios seguidores y votantes, según todas las encuestas. El congreso del PP ha reafirmado su liderazgo con un respaldo total que, de alguna manera, podría ayudar a consolidar su figura al frente del partido.
En el Parlamento hemos visto a un Alberto Núñez Feijóo extremadamente violento en el uso del lenguaje y en la elección de sus argumentos. Una vez más se le ha visto como un líder de la oposición tenso, compitiendo seguramente más con la figura de Abascal en la extrema derecha que, desde luego, por el liderazgo del país y por la presidencia frente Pedro Sánchez. Su falta de peso político y el recurso a excesos verbales inadmisibles dentro de una vida parlamentaria democrática no hacen más que corroborar una pérdida de papeles y una ausencia de peso real como figura política”.
“Si preguntamos a los ciudadanos qué opinan del tono de debate que existe en el Parlamento español, creo que la mayoría opinaría que no nos gusta ver semejantes niveles de tensión. Como ejercicio de oposición, la derecha mediática y política extreman cada día más este tono de crispación, de confrontación y de búsqueda única y exclusivamente de la elevación de la tensión política para quebrar al Gobierno, sea como sea. Todo esto tiene sus consecuencias. La imagen que los ciudadanos sacamos del debate político puede tener un peligro, y es que se acabe trasladando también a la vida civil. Si los responsables políticos, cuando se reúnen en el Parlamento a la hora de hacer oposición al Gobierno, a lo que recurren es a la violencia verbal como fundamental argumento e hilo conductor de su discurso, ¿qué mensaje están lanzando también a sus seguidores y a sus votantes? Llama la atención que este aumento de la violencia verbal y argumental no se corresponde con una pérdida de estabilidad del apoyo al Gobierno. Una vez más, lo hemos comprobado esta semana”.
“La derecha ha decidido que puede acusar de lo que desee al Gobierno y que nadie puede reprocharle que ellos han cometido esos mismos delitos, con mucha mayor gravedad y de forma continuada durante años. Alegan que no está permitido el uso del ¡Y tú más! Yo no entiendo por qué no vale. Creo que precisamente la diversidad, la pluralidad y la competencia política consisten permanentemente en y tú más decente, y tú más eficaz, y tú más útil para la sociedad, y tú más progresista, y tú más ultraconservador. Creo que el y tú más tiene que ser la base del discurso político. Cada uno propone una idea y hay que ver quién es más en cada caso. Me parece especialmente reseñable que cuando aparece por vez primera un caso de corrupción vinculado al Gobierno, se ponga sobre la mesa de dónde venimos. Y venimos de gobiernos donde la corrupción ha sido un fenómeno absolutamente extendido y sistémico durante la presidencia de Mariano Rajoy y de José María Aznar. Me parece un recurso retórico absurdo y casi infantil defender que no vale recordar quiénes son los que ahora denuncian este tipo de casos. Una cuestión es que el caso exista y que tenga que ser investigado y castigado. Otra es que hay gente que en estos asuntos ni pueden dar lecciones ni pueden ponerse dignos a la hora de defender la limpieza en la vida política”.
“De manera creciente, en España los medios con sesgo ideológico de derechas dominan el panorama de la información de forma abrumadora. Y en los últimos tiempos este desequilibrio se está acentuando. El problema es que los medios de comunicación para lo que sirven fundamentalmente es para crear marcos descriptivos, para entender o dar a entender la fotografía de la realidad que le llega a los ciudadanos. Si esa fotografía no coincide con la realidad, acabamos creando en el espectador o en el lector o en el oyente una enorme distorsión que yo creo que es lo que ocurre en España muy a menudo. En muchos casos, esa opinión pública no tiene nada que ver con la verdad, no tiene nada que ver con la realidad, porque en ocasiones el problema es que en España, desde muchos medios de comunicación, particularmente, desde luego en la oposición, lo que se plantea es una verdad que tiene que ver más con lo que quieren que sea que con la realidad en sí. Esto es un problema serio, porque si la verdad la adaptamos a lo que queremos nosotros que sea y no a lo que es en realidad, acabaremos creando una completa distorsión mental en los ciudadanos y en el entendimiento de lo que es la política y el funcionamiento democrático en este país”.
“Existe un desajuste abrumador y amplísimo desde el punto de vista ideológico en el mapa de la comunicación en España. Está claro que la base de la libertad de expresión se fundamenta en una democracia en que exista pluralidad, en que exista diversidad y, por tanto, que cada ciudadano pueda optar por seguir aquellos puntos de vista que desee. Ahora bien, cuando la inmensa mayoría de las portadas de los periódicos o la mayor parte de los programas de televisión o de radio martillean con una misma interpretación, puede dar la sensación de que aquello tiene que ver con la realidad de lo que está ocurriendo. Sin embargo, lo habitual es que estas supuestas informaciones tienen más que ver con la opinión que con los hechos, es decir, son reinterpretaciones de la realidad. Es ahí cuando surge el problema. Esto se agudiza teniendo en cuenta el consumo muy fragmentado de la comunicación que crea burbujas, crea gente que solo ve o solo sigue determinados medios y determinadas líneas informativas. Esos ciudadanos acaban por acceder únicamente a visiones de la realidad deterioradas y que pueden llegar a crearles estados de confusión y desasosiego”.
"La verdad y la mentira no son equiparables. Una cosa es verdad y otra es falsa. No cabe decir: ¡Bueno, son opiniones diferentes! Desgraciadamente, estamos acostumbrándonos muy a menudo a este tipo de formulaciones, de decir que esta es mi visión o esto es tal y como yo veo la realidad. Cada uno es libre de tener un punto de vista personal, pero si es mentira, es mentira y no es equiparable a la verdad. Por tanto, creo en el ejercicio y el esfuerzo de establecer los hechos por parte de todos los medios de comunicación, la clase política e incluso los ciudadanos. Si no se establece quién lleva razón, cuando existe una razón, acabamos por no entender absolutamente nada. En política, llevar razón es bastante importante, aunque a veces se nos olvida teniendo en cuenta el funcionamiento de los medios o cuando escuchamos a algunos líderes políticos defender ideas completamente estrafalarias bajo ese argumento de que todas las opiniones son válidas y que esta es mi verdad y esta es mi opinión. Es posible que sea tu opinión, pero lo que también es seguro es que eso no es la verdad”.
“La insistencia de Feijóo y del Partido Popular, respaldados por la derecha mediática, de no reconocer la verdad y querer permanentemente imponer sus deseos frustra en muchos momentos el legítimo derecho a ejercer la oposición. Muchos de sus seguidores se bloquean al ver una y otra vez como chocan frente a una pared tan real como insalvable. Vimos un claro ejemplo con la investidura. Todos recordamos cómo después de las elecciones y después de que todos hubiéramos visto deprimido al Partido Popular en los balcones de Génova, plantearon la idea de que habían ganado las elecciones y que les tocaba gobernar. Todo el mundo sabe que en España gobierna líder que tenga una mayoría parlamentaria de apoyo. Hasta tal punto se empeñó Feijóo en mantener que le correspondía gobernar, que forzó una sesión de investidura que corroborara que había ganado las elecciones. Como se vio, cuando vas al Parlamento había que tener una mayoría con la que no contaba. La realidad apareció. Aún así, lejos de acepar la derrota acuñó la mítica expresión de que no gobernaba porque no quería. Lo hemos vuelto a ver esta misma semana, El mismo caso, exactamente. Ahora, se repite con insistencia la idea de que casi todo el mundo en España está en contra de Pedro Sánchez y, por ello, tiene que dimitir y marcharse. Se dice falsamente que dentro del Partido Socialista hay muchísimas voces que lo piden. Se insiste en que los socios de Gobierno están a punto de abandonar a Pedro Sánchez. Al final, llegas al Congreso de los Diputados y te das cuenta de que eso no era verdad, que lo que existe es una mayoría parlamentaria democráticamente elegida por los españoles, que son los que tienen que tomar la decisión final. Y la decisión que toman, no tiene nada que ver con los deseos de quien sólo desea acabar con el gobierno actual”.
“La confrontación entre PP y VOX por controlar el voto ultraconservador en España es el elemento clave para entender el posicionamiento político que defiende el PP en la actualidad. Asistimos la semana pasada a un debate un poco absurdo y ridículo después del Congreso del Partido Popular, en el que se defendió que ellos quieren gobernar en solitario. Incluso, se llegó a decir de manera no oficial que si ganaban las elecciones y necesitaban los votos de VOX para gobernar, no los aceptarían e irían a una repetición electoral. Nadie se puede creer bajo ningún concepto, o al menos bajo mi punto de vista, que si el Partido Popular consigue una mayoría suficiente junto a Vox para gobernar, va a renunciar a hacerlo. No lo hará, igual que, como se ha visto, el Partido Socialista al necesitar apoyos parlamentarios para conseguir una mayoría de gobierno, pues evidentemente ha hecho todo lo que ha sido posible por conseguir esos apoyos. El problema para el Partido Popular es que cada vez más fortalece la posición de Vox cuando pretende invadir su espacio aumentando el radicalismo y la tensión política en España. Llevan ya los años suficientes como para haberse dado cuenta de que esto no les funciona. Si ellos aspiran a gobernar sin Vox, lo que deberían hacer claramente es no apoyar o no defender precisamente lo que son los puntos fuertes de la política de VOX, que es la tensión, la confrontación y la creación de estados de caos y de angustia”.
“Una situación de tensión provocada por la aparición de un caso importante de corrupción dentro del Partido Socialista, ha obligado a que los socios, por su lado, quieran tener voz propia y no queden manchados por la corrupción que pueda afectar al Partido Socialista. Pero, por lo que sea, se ha visto que en ningún caso afecta a sus relaciones políticas dentro de su interés en mantener el gobierno de coalición. Como decía un clásico haiku, ‘al amanecer, las sombras se convirtieron en montañas’. Es decir, esos estados de opinión, completamente tensos en muchos casos, son dibujos o sombras nocturnas que se quieren imponer. Y cuando se hace de día y aparece la realidad, resulta que no eran sombras, sino que son montañas como eran la noche anterior. Pedro Sánchez era presidente la semana pasada. Resulta que hoy sigue siendo presidente y da la sensación de que, con el apoyo y el sustento de sus socios parlamentarios, seguramente los próximos dos años seguirá siendo presidente y en el futuro se dictaminará donde tiene que hacerse, que es en las urnas, donde cada ciudadano decidirá lo que crea oportuno a su debido tiempo”.
“Desde que arrancó la legislatura, el PP llevan pidiendo que vayamos de nuevo a las urnas. No creo que exista posibilidad de un adelanto electoral, a no ser, evidentemente, que ocurra algo que rompa el lazo de conexión entre el Partido Socialista y alguno de sus socios. Estamos viendo cómo mucha gente se plantea con lógica, después de lo que ha ocurrido con la trama de corrupción descubierta, que no puede ser que no pase nada. Y por supuesto, no puede ser que no pase nada. En realidad, tienen que pasar dos cosas. Primero, se tendrá que investigar, se tendrá que conocer realmente la trama y en base a eso, por supuesto, jurídicamente, penalmente, se tomarán las medidas y confiamos todos en que paguen aquellos que hayan cometido delitos. Políticamente, si en medio no se ha producido algún cataclismo, dentro de dos años, los españoles iremos a las urnas y votaremos sin olvidar lo sucedido. No me cabe ninguna duda de que lo ocurrido en torno a la corrupción pesará en contra y estará, por supuesto, entre los elementos negativos que tendrá la legislatura para el Partido Socialista. Llegado el momento, lo que habrá que determinar es en el otro lado de la balanza, determinar si ha habido elementos suficientes en la acción política como para compensar ampliamente todo lo negativo que haya podido suceder”.
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