CINE

Aplausos para los últimos filmes de David Trueba y Bertrand Tavernier

Actores y director 'Con los ojos cerrados', este martes en San Sebastián

noticine.com / infolibre

Buen cine el que hemos podido disfrutar este martes en la sección competitiva del Festival de San Sebastián. Aparte de un sol más estival que otoñal sobre la capital donostiarra, mereció la pena madrugar para ver hasta el momento la más aplaudida de las propuestas españolas a concurso, la dirigida por David Trueba Vivir es fácil con los ojos cerrados, a la que siguió la un tanto apabullante e intensa pero muy satisfactoria Quai D'Orsay, del maestro francés Bertrand Tavernier.

Trueba, que no había nacido cuando transcurre su película, la España franquista de la segunda mitad de los 60, convierte a un como siempre espléndido Javier Camara en un profesor de Albacete comprometido con sus alumnos, a los que enseña ingles a través de las letras de las canciones de los Beatles. Antonio está empeñado en conocer a John Lenon y abordarle durante el rodaje de una película que el cantante rueda en tierras de Almeria, para pedirle que incluya las letras de las canciones en sus discos.

Al comienzo del viaje, este profesor conocerá haciendo autostop a Belén (Natalia de Molina), una veinteañera embarazada de poco tiempo, que se ha escapado de un hogar de acogida, donde tendría que haber dejado a su bebe, para posteriormente darlo en adopción. Enseguida se les unirá Juanjo (Francesc Colomer, el niño de Pa negre), un adolescente, que se ha escapado de su casa, porque su padre, un autoritario gris (Policía Nacional de la época franquista) quería obligarle a cortarse el pelo. Estos hasta hace nada desconocidos comparten un Fiat verde en un viaje a Almeria que les traerá muchas sorpresas.

David Trueba recrea en esta cinta algunos de sus recuerdos infantiles, según contó, aunque su hermano –el también director Fernando Trueba– vivió la época mucho mas en primera persona, y también tuvo un hermano que se fue de casa por no querer cortarse el pelo. "A mi padre le daba la ventolera y nos dejaba a todos rapados, como si al día siguiente tuviéramos que presentarnos en la mili", contó.

En una de las escenas de esta cinta puede verse a la madre de Juanjo, interpretada por Ariadna Gil, con un niño en los brazos mientras habla con su hijo ausente y llora, Trueba cuenta que el recuerda como su madre mientras le amamantaba derramaba mil lagrimas sobre él, dejándolo empapado, lo que él (¡vaya excelente memoria!) considera como su bautismo real.

La película ha gustado. Es una historia tierna que nos invita a recordar y a asomarnos a como era todo no hace mucho tiempo, a no cerrar los ojos ante la barbarie y la ignorancia, a aprender de las cosas y de las personas que la vida va poniendo en tu camino, y a mantener las ilusiones y cumplirlas por muy imposibles que parezcan. Sus tres personajes descubrirán algo valioso a raíz de su casual encuentro. Juanjo descubrirá el sexo y su capacidad para valerse por sí mismo dignamente, Belén aprenderá a ser libre, y Antonio que nunca hay que rendirse ni agachar la cabeza. Ninguno de los tres protagonistas vivirá a partir de ese momento con los ojos cerrados.

Cita con Tavernier

La segunda cinta a concurso de este martes fue la última comedia del genial Bertrand Tavernier, Quai d'Orsay, interpretada por Thierry Lhermitte, Raphael Personnaz, Niels Arestrup y Bruno Raffaelli en sus principales papeles. Estamos ante una comedia política, sobre el gabinete del ministro de asuntos exteriores francés Alexandre Taillard, inspirado en un comic de Lanzac&Blain.

La película nos cuenta en clave de genial comedia todo el caos que reina en el gabinete del ministro en cuestión, y más concretamente se centra en el personaje de Arthur, un atractivo joven que tendrá que hacerle los discursos. Una y mil veces se verá obligado a reescribirlos por las imposibles exigencias de su jefe. El político es un hombre algo "autista", con respecto a las personas con las que trabaja, y provoca según su director verdaderos huracanes cada vez que pasa por los despachos, haciendo volar los papeles por los aires, y dando portazos sin ningún tipo de consideración.

Es un tema muy de actualidad este de los discursos, y por supuesto muy importante, como bien dice el personaje que interpreta Thierry Lhermitte en una escena de la cinta: un error en un discurso bien puede provocar una guerra (o hacerte quedar en ridículo delante de todo el mundo, hablando de cafés con leche...).

Citando continuamente en la película a Heráclito, el filósofo griego, y mostrándolo como modelo a seguir e inspiración de multitud de discursos, el director comentó en la posterior e interesante rueda de prensa, que nunca antes el filosofo apareció tanto en una cinta, y que de paso así le ha hecho un homenaje. El personaje central, con varias de sus citas, resolverá el conflicto que el país vecino mantiene con España con el tema de la pesca de la anchoa.

Es la de Tavernier una de esas cintas que conviene ver con una agenda para ir tomando nota de sus frases lapidarias y divertidas, que el espectador puede disfrutar visionando esta inteligente comedia francesa, que ha sido aplaudida a rabiar a la finalización de su proyección.

Trueba y el ardor nacionalista

El cineasta galo deleitó a todos los asistentes a su interesante rueda de prensa con frases comprometidas como la de que no conoce mucho a los políticos españoles, exceptuando al de cultura, que está haciendo atrocidades en ese Ministerio. "Creo que los personajes de mi película no son ignorantes. Quiero contar que hay mucha gente que trabaja en muy malas condiciones. Nuestro protagonista no para de trabajar. Creo que muchos personajes de la película saben muchas cosas, pero luego se trata de saber cómo traducirlo a otros espacios. Cuando una parte de los políticos no hace su trabajo, y los diputados no hacen su trabajo, los periodistas no hacen bien su trabajo, la gente que sí hace bien su trabajo tiene que simplificarlo todo. La ignorancia representa una enorme dictadura que tiene numerosos adeptos".

Que la película está rodada en el mismísimo Quai d´Orsay, la sede del ministerio francés de exteriores, y tuvieron que negociar duramente por el desorbitado precio que les pedían por utilizarlo como escenario real de la historia.

Dos cintas las presentadas hoy en el Zinemaldia que no hay que perderse y que dejarán al espectador durante bastante tiempo con la sonrisa en los labios.

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