‘Ciudad sin sueño’ combate con luz y cine la oscuridad de la Cañada Real: “La situación no mejora”

"Aquí traen toda la basura de Madrid", dice en la gran pantalla con toda la normalidad imaginable Antonio Fernández Gabarre, Toni, un chaval de la Cañada Real que protagoniza Ciudad sin sueño, la nueva película de Guillermo Galoe que lleva a los cines, a partir del 21 de noviembre, la vida diaria en este enclave olvidado, casi diríase que invisible, a pesar de estar a veinte minutos de la Puerta del Sol, donde 4.000 personas llevan ya cinco años sobreviviendo a oscuras, sin suministro eléctrico.

"De esas 4.000 personas, la mitad son niños y niñas que siguen viviendo en la oscuridad. Y suma y sigue. Hace pocos días se han cumplido cinco años así. No existe justificación alguna. Independientemente de cualquier circunstancia, no puede ser que estos niños sigan viviendo en la oscuridad. Es una responsabilidad de todos", remarca a infoLibre el cineasta Guillermo Galoe, que profundiza en su relación con la Cañada Real en este largometraje, después de ganar el Goya a Mejor Corto en 2024 con Aunque es de noche, también con Toni como protagonista.

Un actor que desborda veracidad porque es él mismo, tal cual, sin necesidad de interpretar. Porque todos los que aparecen en esta cinta son vecinas y vecinos de la Cañada Real: "La película tiene una ambición tanto ética como estética de hacer ficción dentro de un entorno real, interpretada en su totalidad por la gente que vive allí. Ese era el reto también. Todos los actores y actrices son personas que viven allí. Hicimos un casting salvaje, yendo un poco puerta a puerta, hablándoles de la peli, proponiéndoles la participación, conociéndonos unos a otros".

Es por ello que Ciudad sin sueño es, de alguna manera, el colofón a un proceso de seis años que comienza con un trabajo de presencia, de empezar a confiar unos en otros. Después, tal y como relata Galoe, siguieron talleres de cine con niños y adolescentes haciendo películas con el teléfono móvil —algo que también se ve en la película— y el rodaje del cortometraje. "Es una película hecha junto a la comunidad, no sobre la comunidad", aclara el director, que recuerda con especial emoción la proyección que tuvo lugar hace unas semanas en una "pantalla hinchable en medio de la Cañada". "Ahí se cerró el círculo", apostilla.

"Y es una película sobre el fin de la comunidad también", continúa, destacando que tanto Toni como otros muchos niños "crecen en la Cañada rodeados por sus abuelos, abuelas, primos, primas, tíos, tías". "En esas parcelas hay un reparto de los cuidados y un crecer en comunidad que es muy bonito", explica, sin querer "romantizar" la situación, pero si dejándolo "patente". "Porque no se puede vivir en estas condiciones de insalubridad, no puedes crecer sin luz en casa", denuncia, antes de lanzar un interrogante: "¿Hasta qué punto son libres los niños que crecen ahí en ese sentido? La película lanza esas preguntas y la sociedad es la que debe aportar soluciones".

Destaca también Galoe, asimismo, que no se puede obviar una anomalía como la Cañada Real, uno de los asentamientos irregulares más grandes de Europa, ya que sus habitantes "nos miran todo el rato y desean ser vistos y escuchados". "Quieren que les miremos a los ojos", asegura, al tiempo que plantea que "a la sociedad a veces le da vergüenza, no aguanta esa mirada" y, justo por eso, "la situación no mejora, porque siguen a oscuras". "De hecho, solo empeora", puntualiza.

Y es en este contexto donde Ciudad sin sueño se convierte en una herramienta social, pues apela a los espectadores y espectadores a "completar la película e imaginar qué pueden hacer como sociedad para que estas situaciones no pasen o mejoren". "En paralelo, con todo el proceso de distribución y de promoción, nosotros ahora vamos de la mano de asociaciones y vecinos y vecinas de Cañada Real y de su lucha. Queremos que se escuche y se vea su lucha, por eso caminamos junto a ellos. Están con nosotros. Lo político está también en cómo hicimos la peli, junto a la comunidad que incluye tanto delante como detrás de las cámaras. Incluso hemos rodado dentro de las casas de la gente que aparece", explica.

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Con el estreno cada vez más cerca, reconoce Galoe que le gustaría que los políticos vieran Ciudad sin sueño y que "se dejaran atravesar por las emociones de los personajes, de sus sueños, de sus luces también". "Y que nos miraran de cerca y se plantearan si realmente hay algo que está en sus manos para poder mejorar esta situación", apunta, recordando a su vez que la problemática de la Cañada es "interseccional a muchísimas competencias y jurisdicciones, tanto a nivel nacional, como autonómico y municipal". "Asumir responsabilidades es bueno, no se puede mirar hacia otro lado, hay que actuar", añade.

"Es un regalo que me han hecho como cineasta, me siento en deuda para siempre", confiesa Galoe, para quien la intención última es "poner en el discurso público este tema" al que nos hemos acostumbrado desde una distancia que en realidad no es tanta, pues la Cañada Real está ahí, al lado de Vallecas o de Rivas Vaciamadrid. "Es un entorno que ha quedado completamente al margen de los extremos más radicales de la sociedad", lamenta el director, que pretende "tender puentes con la idea de encontrar qué hay de nosotros mismos en un entorno tan otro, y viceversa".

Por eso, explica, para él era "muy importante retratar desde lo íntimo, desde ese lugar en el que todos somos iguales, independientemente de nuestras pertenencias a una determinada clase o etnia". Y comparte para terminar: "Cuando hemos mostrado la película en Cañada ha sido muy bonito ver cómo se cerraba el círculo de ese trabajo, que comenzó por una relación que establecemos con un entorno real, y a partir de ahí creamos un guion de ficción. Luego encontramos personas que encarnan a esos personajes que habíamos imaginado, la ficción vuelve a aterrizar en lo real, y de ahí vuelve a volar cuando la hacemos todos juntos".

"Aquí traen toda la basura de Madrid", dice en la gran pantalla con toda la normalidad imaginable Antonio Fernández Gabarre, Toni, un chaval de la Cañada Real que protagoniza Ciudad sin sueño, la nueva película de Guillermo Galoe que lleva a los cines, a partir del 21 de noviembre, la vida diaria en este enclave olvidado, casi diríase que invisible, a pesar de estar a veinte minutos de la Puerta del Sol, donde 4.000 personas llevan ya cinco años sobreviviendo a oscuras, sin suministro eléctrico.

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