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Estas son las películas que Vox no quiere que veas (y que han causado un terremoto político en Gijón)

Fotograma de 'Yo, capitán'

Yo, capitán, de Matteo Garrone, es una de las películas que podrán verse en la próxima edición, la 61 ya, del Festival Internacional de Cine de Girjón-Xixón (FICX). Se trata de la película que representará a Italia en los Oscar y que cuenta con el León de Plata al mejor director y el Premio Marcello Mastroianni al mejor actor emergente en el Festival de Venecia. Una cinta que relata la gran odisea de la inmigración africana y que narra la lucha por la supervivencia de dos primos que abandonan Dakar en un viaje a través del desierto y el mar.

Yo, capitán es, a su vez, uno de esos títulos molestos para la concejala de Vox responsable de Festejos en el Ayuntamiento de Gijón, Sara Álvarez Rouco. "Queremos enriquecer el certamen y alejarlo de sesgos y sectarismos. Velaremos por dejar atrás limitaciones ideológicas, militancias activistas y sectarismos, queremos que el FICX sea certamen de calidad al tiempo que cercano, un evento para disfrutar entre todos, no solo para unos pocos", decía este miércoles en rueda de prensa la política de ultraderecha.

Expresaba así la intención de su formación de cambiar la esencia diversa e independiente de un festival más que asentado en el calendario nacional y en la ciudad, para enfocarlo más a ideales de su partido como "trabajo, esfuerzo y respeto a todos". Asimismo, anunciaba también la creación de un nuevo galardón para los trabajos cinematográficos o personas que destaquen por esos valores que defiende Vox, en contraposición con el ya existente Premio Rambal que vincula al FICX con la asociación de personas LGTBI de Asturias (XEGA) y que tiene como objetivo visibilizar a una persona o cinta del colectivo.

Sin embargo, todo esto ya no ocurrirá puesto que unas horas después de esa comparecencia la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón (Foro Asturias), expulsaba a los ediles de Vox del gobierno local tan solo cuatro meses después de que arrancara la legislatura, convirtiéndose así en la primera gran ruptura de pactos desde que la formación de ultraderecha entrara en las instituciones. "Vox ya había dado muestra de su interés por la cultura y de su visión por la cultura, nadie se puede creer que la alcaldesa descubra ahora cuál es la posición de Vox", denuncia el secretario general del PSOE de Gijón, Monchu García, quien recuerda a infoLibre que ya había habido problemas semanas atrás en el consistorio respecto al uso del asturiano, la programación musical y otro tipo de desencuentros.

Junto a la xenofobia implícita en querer silenciar un film aclamado en el circuito independiente como Yo, capitán aparece otro título relacionado con el cambio climático que también ha resultado ser molesto para Vox: El mal no existe, del cineasta japonés Ryusuke Hamaguchi, director de filmes como la oscarizada Drive My Car (2021). Con El mal no existe, centrada en la historia de una comunidad rural que se opone a la causa de un desequilibrio ecológico, Hamaguchi ganó en Venecia el León de Plata Gran Premio del Jurado y el Premio FIPRESCI de la crítica internacional. 

Están evidentemente dispuestos a retirar el Premio Rambal, que es el galardón de la temática LGTBI del festival en colaboración con XEGA, además de la proyección de películas en asturiano

Noelia Ordieres — Concejal de IU en Gijón

"El FICX es una marca de ciudad", remarca Noelia Ordieres, concejal de IU en la ciudad, quien plantea que Álvarez Rouco "es muy ultra y muy Abascal, sin ningún tipo de moderación". "Así sucede que dice que quieren un festival a la medida de los valores de Vox y no hay manera de suavizar eso", señala a infoLibre, explicando que más que ir contra películas concretas, va contra las diferentes temáticas que son tratadas tradicionalmente por el cine de autor alejado de los circuitos comerciales. "Están evidentemente dispuestos a retirar el Premio Rambal, que es el galardón de la temática LGTBI del festival en colaboración con XEGA, además de la proyección de películas en asturiano", apostilla.

La gestión del festival le corresponde a Divertia y la gestión de esa empresa municipal le tocó a Vox en el reparto de competencias del tripartito gijonés que incluye también al PP. "En Valladolid, cuando repartieron las competencias de Cultura lo que hicieron fue quitarle la de la Seminci a Vox. Pero aquí no. Cuando se abrieron al pacto con Vox, ante la visión un poco asombrada del sector, la cultura fue entregada sin ningún tipo de hoja de ruta. Porque cuando te entregas a un pacto con Vox muchas veces es una hoja en blanco", denuncia Ordieres, mientras García lamenta que desde la alcaldía ya se sabía perfectamente lo que piensa Vox antes de darle "el ámbito de la programación cultural".

Todo el mundo sabe que son unos fascistas de ultraderecha, machistas y xenófobos. Había que elegir una disculpa para sacar a Vox y ha sido esta con el FICX, que tiene una trayectoria consolidada que Vox cuestiona porque no comparte su modelo de cultura

Monchu García — Secretario general del PSOE de Gijón

"¿Quién se cree la sorpresa de la alcaldesa que descubre ayer que hay un partido de ultraderecha que hace y dice cosas de ultraderecha?", se pregunta el dirigente socialista antes de apostillar: "Si algo no se le puede negar a Vox es que no engañan a nadie y todo el mundo sabe que son unos fascistas de ultraderecha, machistas, xenófobos y que no creen en las autonomías". "Había que elegir un momento y una disculpa para sacar a Vox y ha sido esta con el FICX, que tiene una trayectoria consolidada que Vox cuestiona porque no comparte su modelo de cultura, pero eso no es nuevo", apostilla García.

Otra de las películas que podrán verse en la 61 edición del FICX, que se celebra del 17 al 25 de noviembre, será Creatura, en la que la cineasta Elena Martín Gimeno reflexiona sobre el deseo femenino con la siguiente sinopsis que incomoda a la ultraderecha: Tras mudarse con su pareja a un nuevo hogar, Mila se da cuenta de que su pérdida de deseo se encuentra en sí misma. A partir de ahí, empieza un viaje en el que revisita experiencias de su infancia y adolescencia con la esperanza de reconciliarse con su propio cuerpo.

En Gijón también podrá verse este otoño Blackbird Blackbird Blackberry, la tercera obra de la directora suiza de origen georgiano Elene Naveriani, en este caso sobre una mujer que se enamora por primera vez a los 48 años y que se abre paso frente a las constricciones y expectativas sociales. Un filme igualmente fastidioso para las gentes de Vox, que fue presentado este año en la Quincena de los Cineastas de Cannes y galardonado con los premios a mejor película y mejor actriz en el Festival de Sarajevo.

Como en todos los buenos festivales de cine que se precien, la diversidad es también una de las principales señas de identidad del FICX, donde se proyectará El sueño de la sultana, obra de animación realizada por la cineasta española Isabel Herguera que recrea un cuento indio escrito en 1905 por Begum Rokeya sobre un país imaginario gobernado por mujeres. Una cinta que no parece tampoco tener demasiado encaje en esos valores defendidos por una ultraderecha que niega el machismo y la violencia de género.

Tras recordar que lo importante es recordar quién y por qué metió a Vox en el ayuntamiento –la propia Moriyón– para dar a Foro la mayoría necesaria frente a la lista más votada del PSOE, García indica que el partido de ultraderecha no se estaba planteando cambiar nada del festival este año, pues prácticamente toda la programación cultural viene del mandato anterior. Sin embargo, advierte de que lo que han estado haciendo desde que entraron en la institución ha sido "amenazar a futuro" con todo lo que están dispuestos a hacer en cuanto tienen la posibilidad.

No cree, por tanto, que el modelo del FICX, que está "consolidado y tiene el aval del público, vaya a correr peligro" con Vox fuera del gobierno. Al mismo tiempo, aprovecha para recordar que por supuesto que hay una "batalla cultural y que la ultraderecha tiene claro que la cultura es importante", por lo que "solamente menospreciarla es un error político y social". "La libertad dentro de la cultura ya es una posición política, y no respetar la libertad es otra posición política. Con lo cual, no defender la libertad en la cultura es tomar partido políticamente", remata.

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Ordieres, por su parte, coincide en la falta de sorpresa y recuerda que en el primer pleno ordinario al que la oposición pudo llevar una iniciativa ellos llevaron una de la plataforma Música n'asturianu SÍ en defensa de la cultura asturiana. "Se redactó bastante bien desde la plataforma porque se buscaba un discurso que contentara a la mayor parte del pleno, para que entendiera que se estaba defendiendo la cultura asturiana, las películas, la música, etcétera", explica la concejal de IU, quien prosigue: "En ese primer pleno conseguimos una declaración firmada por todos los grupos excepto por Vox, incluidos Foro y PP, defendiendo este tema, así como un compromiso por parte del portavoz de Foro, Jesús Martínez Salvador, de que en la programación de 2024, que es el año donde podrían desde la ultraderecha meter mano en el FICX, se iba a fomentar la cultura asturiana".

Una defensa preventiva para una situación que se ha desencadenado antes de lo previsto por casi todos en el contexto del FICX, por una declaración de Álvarez Rouco "sin ningún tipo de consenso de conjunto en el gobierno municipal y que dice que quiere acabar con el colectivo LGTBI dentro del festival y con el colectivo de defensa del asturiano", denuncia Ordieres. "Todo se ha adelantado un poco por esta salida de tono de esta fascista radical, que rompió la baraja donde pudo", apostilla la concejal, aún remachando: "La cultura crea pensamiento y discurso crítico. En el momento que consigues meter mano a la cultura para que se calle, estás conquistando una parte muy importante del pensamiento de la sociedad. Si consigues de alguna manera secuestra esto el resto lo tienes ganado".

Esto es precisamente lo que ya ha estado ocurriendo en los últimos meses desde que se conformaron los nuevos gobiernos salientes de las últimas elecciones y autonómicas, con casos encadenados de censuras protagonizados sistemáticamente por Vox en lugares de toda la geografía peninsular como Toledo (donde se canceló La infamia, obra teatral distinguida en los Premios Max), Jaén (allí se cayó Romeo y Julieta despiertan, con Ana Belén y Jesús Noguero) o Valdemorillo (donde se vetó la representación de Orlando, de Virginia Woolf). Una actitud recurrente que ha estado cerca de reproducirse en el FICX replicando el ataque contra la Seminci de Valladolid del vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, por promocionar la "ingeniería de género y verde". Una concatenación de casos ante los que el mundo de la cultura ya está más que vigilante, si bien siempre es importante no bajar la guardia.

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