Delorean: “En nuestro álbum, el ritmo bailable está ahí, pero no tan en tu cara”

He aquí un silogismo: no hay verano sin festivales de música. Y cuando llegan los festivales de música, Delorean no falla. Delorean es, por lo tanto, el verano mismo. Con su música bailable, con ecos de bandas como Animal Collective, el cuarteto vasco suena, desde luego, a sol en la cara, calidez y descanso mental.

Pasados por el Primavera Sound, a punto de adentrarse en el Sonar y en el Tres Sesenta, a medio camino del BBK de Bilbao y del Portamerica, los de Zarautz tienen al personal ansioso por descubrir qué traerán bajo el brazo con su esperadísimo cuarto álbum.

De el pop oscuro de su Silhouettes de debú en 2001, a su álbum homónimo de 2004, se dio un cambio de nota. Entre Into the Plateau (2006) y Subiza (2010), llegó la electrónica y con ella el salto internacional, mediando el EP Ayrton Senna, de 2009, con el que consolidaron su marca. ¿Qué viene ahora? “Hemos querido hacer un disco más inmediato y a la vez más clásico, va a ser más pop-rock”, cuenta Igor Escudero, el batería de la banda que, junto a él, completan el vocalista y bajista Ekhi Lopetegi, el teclista Unai Lazcano y el guitarrista Guillermo Astrain.

“El ritmo bailable va a estar ahí, pero no tan en tu cara

, sino más de fondo, quizá de un modo un poco más calmado”. Y de momento, y hasta su salida en agosto, hasta ahí podemos leer. Ni siquiera una pequeña pista sobre el nombre. “Queremos esperar los plazos con la discográfica, que primero suelta media canción, luego el título…”.

La luz y el mar barceloneses, donde viven desde hace una década -“primero por temas de estudios, luego de novias”-, podrían parecer el ingrediente secreto de su sonido, emparentado con el de otros músicos de aquella ciudad, como John Talabot o El Guincho.

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“Yo creo que no, sobre todo porque hoy en día con Internet puedes hacer música desde cualquier rincón”, apunta Escudero. “Es más cómodo estar todos en la misma ciudad, pero se podría dar la circunstancia de que no estuviéramos los cuatro”. Con una industria en plena decadencia, mudarse a EE UU quizá pudiera ser una opción. “Pero se vive muy bien aquí”, cree el batería. “Y a día de hoy vamos sobreviviendo, sobre todo porque hasta ahora hemos tocado mucho”.

Ya crecidos, los Delorean pueden decir a sus treintaytantos que han vivido ese extendido sueño de juventud que es recorrerse el mundo guitarra en ristre –o para el caso, cualquier porción geográfica-, y han logrado ser reconocidos por ese tándem muchas veces en las antípodas que forman la crítica y el público.

Con Ayrton Senna, ficharon por el sello estadounidense True Panther Records (en España, están con Mushroom Pillow), que les ha catapultado en aquel país, “que nos gusta mucho, y que es donde mejor funciona la banda en cuanto a público, sobre todo en Nueva York”. Un pinchazo en esta rueda que no deja de girar es, como dice Escudero, algo que da “miedo”. “Pero es algo que se escapa a tu control: tú te puedes esforzar con la música, pero está el factor de que a la gente no le guste y te vayas abajo”.