Avanzar entre lo inesperado

Josep M. Rodríguez

Agua corriente

Anne Carson (traducción de Andrés Catalán)

Cielo eléctrico (2021)

Cuando era joven, Claude Chabrol solía repetir que todo lo necesario para ser director artístico se aprendía en una mañana. Y años después volvería a insistir en ello durante las conversaciones con François Guérif que dieron lugar al libro Cómo se hace una película. Pues bien, en ocasiones uno tiene la sensación de que algunos críticos literarios han dedicado poco más tiempo a su formación. Por lo que no es de extrañar que, a veces, se lleven una cornada. Como en aquel poema de Carlos Marzal titulado Media verónica para Manuel Machado, que comienza: "La crítica, tan crítica, tan lista...". O como cuando Roberto Calasso afirmó que los mejores críticos no suelen ser los críticos, sino los escritores.

Pero no hay que pasar por alto que, frente a la crítica literaria de baja resolución, emergen también algunos nombres capaces de alumbrarnos o de ver más lejos que el resto. Uno de estos nombres, en especial cuando se centra en la literatura anglosajona, fue el de Harold Bloom. Suyo es uno de mis elogios preferidos —más aún tras la muerte del crítico neoyorquino en octubre de 2019—. Dice Bloom, de Anne Carson: "como soy veinte años mayor que ella, me entristece pensar que me iré de este mundo sin llevarme conmigo la obra de toda una vida de esta singular poeta".

Al margen de idiomas y de tradiciones, Carson es una de las voces más indiscutidas de la poesía actual. Sirva de muestra el Premio Princesa de Asturias de las Letras que recibió en 2020 por, según el acta, su "poética innovadora" y su "compromiso con la emoción y el pensamiento".

Con anterioridad a este reconocimiento ya se había traducido al español buena parte de su obra: Autobiografía de rojo, Hombres en sus horas libres, La belleza del marido, Decreación, Nox... Pero faltaba Plainwater, un libro fundacional en la trayectoria de la poeta canadiense, que sienta las bases de su personal escritura. De hecho, Harold Bloom consideraba el primer párrafo de la introducción a "Short Talks" —la segunda parte del libro— como "el preludio a todo lo que ha escrito desde entonces".

Por fortuna, la editorial Cielo eléctrico y el poeta/traductor Andrés Catalán acaban de remediar esta carencia con la publicación de Agua corriente, que no solo recupera la edición completa de Plainwater de 1995, sino que la amplía.

Pero mejor vayamos por partes.

"Mimnermo: las pinturas cerebrosexuales" abre el volumen. Mimnermo fue un poeta griego del siglo VII aC. que influyó en autores que han soportado mejor el paso de los años, como Calímaco o Propercio. Cabe señalar que Anne Carson es una especialista en griego antiguo y que durante años se ha dedicado a su enseñanza en universidades de Canadá y de Estados Unidos. Su erudición está fuera de toda sospecha.

Sin embargo, lo que el lector se encuentra en esta primera parte de Agua corriente no son traducciones. O no solo. Porque para Carson la tradición va más allá de la línea recta. En esta era de la posverdad, ella casi se ha inventado la postraducción: entre la literalidad, la recreación y la fábula. Quizá porque, como afirma Marcel Proust en esa miscelánea póstuma titulada Contra Sainte-Beuve, lo que la inteligencia nos devuelve con el nombre de "pasado" nunca es el pasado.  

Vuelvo a la primera parte, en ella encontramos fragmentos de la poesía de Mimnermo, junto a un breve ensayo que le relaciona con el hedonismo, y a tres ficticios diálogos o entrevistas entre Carson y el poeta griego en los que no falta el humor ni el lirismo: "Los sueños nos dan más de lo que pedimos".

La segunda sección, "Short Talks/Unas pocas palabras", ha sido la más celebrada por la crítica. Tanto es así que para esta traducción se recupera la edición completa –porque en Plainwater (1995) aparecía solo una selección–. No en vano es una pieza clave en el engranaje literario de Carson. Prosa poética de más de un 6’9 en la escala Richter: imprevisible, intensa. Dice Margaret Christakos en el texto que sirve de introducción: "El pensamiento está relacionado con la mirada".

Pero también, me atrevería a decir, con la tradición. Porque el de Carson es un pensamiento estético, culturalista. Aparecen de continuo referencias a Ovidio, Rembrandt, Sylvia Plath, Dickinson, Hölderlin... o a Van Gogh: "Bebo porque quiero entender el cielo amarillo el gran cielo amarillo, dijo Van Gogh. Cuando miraba el mundo veía los clavos que sujetan los colores a las cosas y veía que los clavos sufrían".

"Canicula di Anna" es el título del tercer capítulo o división. Y versa sobre Pietro Perugino, pintor del siglo XV que no es feliz: "Una mujer, como siempre, es el problema". Esa mujer es Anna. Cualquier cosa que añada a esta historia supone ya un spoiler.

En cambio, por contraste, la siguiente parte –"La vida de las ciudades" – es tal vez la más amable del conjunto. Sirva de botón de muestra el poema "Ciudad amor": "Entró corriendo. / En el maíz húmedo. / Una trenza rubia. / Cayendo por su espalda". La acentuada puntuación es marca de la casa.

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Agua corriente termina con "La antropología del agua", que incluye a su vez siete textos de extensión variable. El más llamativo para el lector español probablemente sea "Ciertos tipos de agua: Un ensayo sobre el camino de Compostela", donde cuenta cómo recorre Estella, Burgos, Sahagún, León, Astorga... "Lo inesperado nos hace avanzar", dice. Y no se me ocurre mejor definición de la poesía de Anne Carson. De ahí, también, su dificultad.

Termino. Agua corriente está en sintonía con Decreación o incluso con Hombres en sus horas libres. Se trata de un libro poliédrico y fascinante. Difícil de definir. Fácil de que nos seduzca. Quizá porque la poesía de Anne Carson es tan meticulosa como el musgo. La imagen es de Mimnermo. ¿O quizá de Carson?

Josep M. Rodríguez es escritor. Su último libro publicado es la antología Intermitencias (2021).  

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