Juan Negrín, superhéroe republicano de cómic: "Tiene muchas cosas en común con Churchill"

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Puede que Juan Negrín no fuera un superhéroe al uso, de esos que vienen rápidamente a la cabeza al escuchar esa denominación de origen tan de cómic como, a su vez, cinematográfica. Porque puede que, en efecto, el que fuera presidente del gobierno republicano español entre 1937 y 1939, en lo peor de la Guerra Civil, no fuera precisamente un personaje de ficción con poderes sobrehumanos pero, a su manera, como humano que era, sí que tenía unas características que superaron a las del héroe clásico.

"En los años ochenta, la Marvel le dedicó un cómic a Juan Pablo II y contó su vida. Durante un tiempo, Punisher y el Papa compartieron guionista, lo cual es bastante curioso", recuerda a infoLibre el dibujante Fer Calvi, quien firma junto al guionista Francisco de Zárate el primer cómic sobre Juan Negrín (Fundación Cine+Cómics). Una biografía en formato de historieta que reivindica y pone en su lugar a un médico canario que asumió el mando de su país en un momento atroz, a pesar de lo cual luchó siempre por mantener su coherencia personal e ideológica.

A su manera, decíamos, un superhéroe que luchó contra el fascismo en tiempos terriblemente revueltos, tal y como destaca Calvi: "Sí, por supuesto, y el libro se encarga de darle esa estatura de personaje central, que contra y viento y marea avanza y no claudica en sus ideales. Es un personaje con una ética muy fuerte y tuvimos claro desde el principio que ese era un eje importante, que el personaje debía verse ético y bien parado ante los acontecimientos, aún cuando tuviera las de perder".

"Y todo lo que hizo fue siempre por un interés genuino en el bien común", apostilla De Zárate, quien remarca que a Negrín le distingue que no pensó "nunca en su propio nombre". "Es un modelo de entrega verdaderamente desinteresada, porque no hacía las cosas para después quedar él fantástico. Es, por ello, ejemplo de tesón y de entrega y también de humanidad, porque al final sus últimos años lo pasó bastante mal y llegó a estar deprimido, lo cual no me extraña, porque aguantó muchísimo. Resulta fascinante su fortaleza durante la Guerra Civil, pero cuando terminó todo se deprimió, por lo que cumple la figura del héroe humano perfectamente", plantea a infoLibre.

Calvi, por su parte, insiste en que el cómic, como lenguaje, tiene esa posibilidad de contar "cualquier cosa", por lo que opina que cada vez hay más lectores "interesados en recibir historias" en este formato "sin necesidad de que sean de Batman, de terror o de ciencia ficción". "El lenguaje de la historia le puede dar cabida a cualquier cosa y cualquier cosa es un posible cómic", defiende, añadiendo que el cómic histórico o periodístico tiene la posibilidad de que el texto y la imagen sean "una sola cosa, un solo discurso, y de que este Negrín, a diferencia de ver un documental donde uno escucha a alguien hablando o ve imágenes de archivo, en la historieta esté vivo y esté viviendo su historia". "Tranquilamente uno puede leer parte de la historia como si fuera un episodio de ficción, con lo bueno que puede tener eso", apostilla el dibujante.

Coincide su colega Francisco de Zárate, quien, como guionista, afirma que este formato de historieta "tiene un montón de ventajas". Entre otras, acercar temas a los que el potencial lector no se va a acercar de otra manera, pues se pueden leer en un par de horas y quedarse con una idea "bastante completa" del personaje gracias a la "capacidad de transmisión de información que tienen las imágenes". Además, una historieta sirve para "simplificar" la transmisión de mensajes complejos, por lo que permite recibir una gran cantidad de "información, emoción y detalle" de una forma "sencilla pero compleja en su riqueza". Otra ventaja es que puede "reconstruir secuencias de las que no hay registro", ya que, por ejemplo, "no hay un vídeo de Negrín saliendo en el avión", pero se puede reconstruir de una manera "cercana a una película" porque se sabe en qué avión y desde qué aeropuerto se fue. 

Para que todo funcione correctamente y la trama fluya es necesaria, al mismo tiempo, una intensa labor de documentación en favor del rigor histórico. Algo que guionista y dibujante hicieron para, a partir de ahí, levantar el relato y plasmarlo en las viñetas. "Todo lo que se ve está documentado. La casa de Barcelona es la casa de Barcelona, e igual pasa con los uniformes, los coches o los aviones. Está dibujado pero es un trabajo periodístico en el sentido de que cada viñeta tiene su documentación", subraya De Zárate.

Y coincide Calvi: "La parte más compleja del libro no era tanto dibujar en sí las páginas, porque en este caso concreto hacía falta muchísima documentación. No se podía inventar un coche, un avión o una prenda de vestir. Incluso hay muchos personajes de los que no había documentación y tuvimos que empezar a deducir cómo los íbamos a representar a partir de la moda de la época y de los tipos de personas. Pero, superado ese primer instante de inquietud de no poder avanzar hasta no saber el modelo de avión o cuantas medallas tenía tal militar en el uniforme, fue un proceso muy divertido".

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Un proceso durante el cual, además, reconoce el guionista que quedó sorprendido por lo poco que sabía de una persona que ha sido "tan relevante y tan modélica en la Historia de España". De manera que el objetivo del libro está cumplido desde sus propios creadores: "Me parece que mi ignorancia del tema es, desgraciadamente, compartida con muchos españoles. Y no creo que sea casual, porque ha habido una gran campaña de desprestigio, no solo por supuesto por la dictadura franquista, sino incluso dentro de su propio partido, donde hubo unas divisiones importantes. Y esa campaña de desprestigio tan fuerte en el partido duró hasta muy poco", relata, recordando que Negrín fue expulsado del Partido Socialista en 1946 y restituido en 2008. "Me ha alegrado mucho participar un poquito en la restauración de su nombre", apostilla De Zárate, quien defiende que "gestionó bastante bien" la situación mientras fue presidente del Gobierno.

A su juicio, los que no le acompañaron, Inglaterra y Francia, "comprendieron después que fueron víctimas de su propio error, que fue parte de lo que dio alas a Hitler al ver que nadie le frenaba en España". Así las cosas, tras lamentar que los perdedores sean siempre olvidados, argumenta: "Negrín perdió, vale, pero si no hubiera perdido, sería distinto, porque hizo muchas de las cosas que hizo Churchill, quien sin embargo sí ganó. Negrín resistió como resistió Churchill, lo que pasa es que Churchill al final sí contó con la ayuda de Estados Unidos. Hay diferencias, claro, pero en el temple y en la visión de futuro y la capacidad de resistencia tiene muchas cosas en común con Churchill, y lo que les distingue es que uno ganó porque fue ayudado por Estados Unidos y el otro perdió porque no le ayudaron".

Todo eso y mucho más, colocando los hechos en contexto y sin obviar pasajes como el dichoso oro de Moscú, es lo que relata la pareja de creadores en esta original biografía que estéticamente está cerca del Tintín de Hergé, con influencia de otros dibujantes como Daniel Torres o Miguel Calatayud. "Queríamos que tuviera épica, que algunos momentos fueran documentales, pero también poéticos y espectaculares visualmente", asegura Calvi, mientras De Zárate termina insistiendo en el carácter del protagonista de su historieta: "Él nunca pensó cómo iba a quedar su nombre, sino en el interés general. De hecho, en su tumba en París no está escrito su nombre porque así lo pidió expresamente. Y eso me parece muy hermoso".

Puede que Juan Negrín no fuera un superhéroe al uso, de esos que vienen rápidamente a la cabeza al escuchar esa denominación de origen tan de cómic como, a su vez, cinematográfica. Porque puede que, en efecto, el que fuera presidente del gobierno republicano español entre 1937 y 1939, en lo peor de la Guerra Civil, no fuera precisamente un personaje de ficción con poderes sobrehumanos pero, a su manera, como humano que era, sí que tenía unas características que superaron a las del héroe clásico.

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