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"Ya sé que soy solo una zorra": Nebulossa agita con ecos de Las Vulpes un anodino Benidorm Fest

María Bas y Mark Dasousa, integrantes de Nebulossa.

Corría la primavera de 1983 cuando Las Vulpes provocaban un terremoto de magnitud incalculable al cantar Me gusta ser una zorra en TVE. En el programa Caja de ritmos, por la mañana, en horario infantil, la letra de la canción del cuarteto punk vasco decía y dice cosas como estas (y algunas otras más fuertes): "Si tu me vienes hablando de amor, qué dura la vida, cual caballo me guía. Permíteme que te de mi opinión. Mira, imbécil, que te den por culo. Me gusta ser una zorra". Una irreverencia matutina que desató las iras conservadoras, antes igual que ahora porque hay cosas que no cambian tanto, aunque recordemos los 80 como la década del libre albedrío post franquismo. Hasta una querella criminal se interpuso contra el grupo y el director del programa –el periodista Carlos Tena– a instancias de la Fiscalía General del Estado.

Han pasado cuarenta años y la palabra "zorra" sigue incomodando. No tanto como lo de Las Vulpes, vale, porque aquello fue un escándalo paradigmático. Pero sigue molestando, como en sus carnes sufrió Zahara hace un par de veranos cuando el Ayuntamiento de Toledo (del PSOE) retiró el cartel de un concierto a instancias de Vox por considerarlo un ataque a la libertad religiosa. El problema era, no ya la canción Puta, que también, sino la imagen promocional en la que la cantante salía vestida como una virgen con una banda con la palabra "puta" escrita en ella. Puede que, efectivamente, si atendemos a las señales, haya cosas que no cambian tanto.

"Ya sé que soy solo una zorra, que mi pasado te devora. Ya sé que soy la oveja negra, la incomprendida, la de piedra. Ya sé que no soy quien tú quieres (lo sé). Entiendo que te desespere (lo sé). Pero esta es mi naturaleza, cambiar por ti me da pereza". Esto no lo cantan ni Las Vulpes ni Zahara. Esto lo canta Nebulossa, el dúo integrado por María Bas y Mark Dasousa, matrimonio y pareja artística que pone la nota discordante entre los aspirantes a ganar un Benidorm Fest por lo demás bastante más comedido con, a grandes rasgos, propuestas de ese pop urbano que marca el signo de los tiempos en la generación de veinteañeros que domina el panorama musical del momento. Un certamen que entra ya en su momento crucial con la final del sábado 3 de febrero en el horizonte.

Nebulossa, decíamos. Su canción continúa así: "Estoy en un buen momento, solo era cuestión de tiempo. Voy a salir a la calle a gritar lo que siento a los cuatro vientos. Si salgo sola, soy la zorra. Si me divierto, la más zorra. Si alargo y se me hace de día soy más zorra todavía. Cuando consigo lo que quiero (zorra, zorra) jamás es porque lo merezco (zorra, zorra). Y aunque me esté comiendo el mundo no se valora ni un segundo". Toda una autoafirmación de empoderamiento feminista a ritmo de electropop que está siendo también abrazada por el colectivo LGTBI. Una apropiación del insulto para darle un significado diferente de liberación que ha convertido a este dúo de aires musicales ochenteros en lo más escuchado de lo que llevamos de Benidorm Fest, a la espera de las semifinales y la final definitiva para saber quien representará a España en Eurovisión en mayo.

Un millón y medio de reproducciones de Zorra solo en Spotify no pueden estar equivocadas. O sí, pronto lo descubriremos. Lo que está claro es que el año empezó para Nebulossa como número uno en las canciones virales de esta plataforma de streaming. "Estoy en un buen momento (zorra, zorra). Reconstruida por dentro (zorra, zorra). Y esa zorra que tanto temías se fue empoderando y ahora es una zorra de postal. (Zorra, zorra, zorra) A la que ya no le va mal. (Zorra, zorra, zorra) A la que todo le da igual. Lapídame si ya total, soy una zorra de postal". Un hit de manual, el más exitoso de la carrera del dúo formado en 2018, que intentó ir a Eurovisión por San Marino en 2022 y que, ahora sí, ya ha ganado más que todos los demás en este Benidorm Fest y lo que esté por venir lo iremos descubriendo.

María Bas y Mark Dasousa lanzan además otro mensaje al mundo, pues ella tiene 55 años y él 47. La liberación sexual no tiene edad. Por eso mismo, ocurre que en un certamen con artistas y público mayoritariamente joven, con un target claramente por debajo de las cuarentonas y los cuarentones, su irrupción supone, además, un grito contra el edadismo del pop en particular y de la vida en general. También se puede ser una nueva promesa y todo lo zorra sin complejos que se quiera pasados los cincuenta. Y una canción puede cambiar el sentido de una palabra tantas veces usada peyorativamente y que incluye aún una particularidad de género más si cambiamos su vocal final: la zorra es la puta pero el zorro es el héroe. Pero ya no más, hasta aquí hemos llegado, resignificando y bailando en la pista de baile.

María Peláe y la Guerra Civil

Que Nebulossa llegue a las semifinales destacado como el fenómeno del momento no implica que llegue solo. De hecho, hay otras catorce propuestas aspirantes a llevar la bandera española el 11 de mayo en la edición de este año de Eurovisión en Malmö (Suecia). Ahí está María Peláe, quien rememora en Remitente episodios de la Guerra Civil como la Desbandá en la carretera de Málaga a Almería, el fusilamiento de las Trece Rosas y las colas del pan. "Un recuerdo de las cosas que han pasado para advertir de que no vuelva a ocurrir lo mismo, o incluso para advertirnos de que a veces está pasando y tampoco nos damos cuenta hasta que la situación nos explota en la cara", explicaba esta malagueña de 33 años días atrás a Europa Press. Y añadía: "Uno de mis abuelos vivió la Desbandá, mi otro abuelo estuvo en la cárcel y a su hermana la raparon para que se supiera que uno de ellos era comunista. Todas estas cosas están ahí".

¿Memoria histórica en Eurovisión? Suena bien eso también, tan diferente a la Zorra de Nebulossa.

Los favoritos en las apuestas

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Y hay aún mucho más. Según las apuestas, el favorito para ganar el Benidorm Fest y representarnos en Eurovisión es St. Pedro, con el tema Dos extraños (cuarteto de cuerda), un bolero romántico y delicado con toques jazzísticos como de otra época y una calidad musical ciertamente superior. En el segundo lugar, Sofía Coll mezclando el pop, lo urbano y la electrónica en la potente Here to stay, que fusiona inglés y español con desparpajo. El tercer lugar es para Almacor supurando autotune y pronunciando regular en la pegadiza Brillos platino. La cuarta en esta hipotética clasificación es Angy Fernández sincerándose en primerísima persona a ritmo de pop-rock maquinero en Sé quien soy.

No faltan en esta tercera edición del Benidorm Fest otras bandas de larga trayectoria en la música y que han decidido probar suerte como manera de dar nueva vidilla a su día a día. Por un lado, Miss Caffeina, un grupo que empezó haciendo pop rock guitarrero y que con el paso de los discos se convirtió en referencia del indie mientras se entregaba decididamente a los ritmos electrónicos, tal y como puede comprobarse en su Bla bla bla. Por el otro lado encontramos a Lérica, igualmente con una extensa trayectoria a sus espaldas y que se caracterizan por la fusión de pop, flamenquito, urbano y un poco de dance como el que presentan a concurso con Astronauta.

El resto de participantes aparentemente no tendrían demasiadas opciones, si bien hay que esperar hasta ver sus actuaciones. Sería el caso de Jorge González y su Caliente de ritmos latinos, el pop a tres voces de Mantra en Me vas a ver, el Amor de verano del dúo Marlena –integrado por Carolina Moyano y Ana Legazpi, ex de la influencer Dulceida– o los ritmos urbanos de Dellacruz en Beso en la mañana. Completan la terna el pop rock de guitarras de Noan (con Te echo de), los ritmos folk de Yoly Saa (No se me olvida) y, por último, las dos baladas emocionales al piano de Quique Niza (Prisionero) y Roger Padrós (El temps). Esta última, por cierto, cantada en catalán en una suerte de guinda final en favor de esa diversidad que tanto nos define y que Benidorm, a su loca manera de ciudad desquiciada, representa.

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