Putochinomaricón: "Cada vez sé menos quién soy"

Fotografía promocional Putochinomaricón

Putochinomaricón “viene del concepto de lo que yo pensaba que era desde diferentes miradas”, cuenta Chenta Tsai Tseng, nombre real de este artista que reivindica la multiplicidad de las identidades en su música al tiempo que visibiliza las vivencias de personas no hegemónicas en canciones como su mayor éxito, Gente De Mierda. Han pasado cinco años del single y sin embargo el taiwanés mantiene la esencia de “escupir aquello que hay dentro”, aunque lo hace con más reflexión e investigación detrás. De estos espacios de reconexión con uno mismo surge Afong (Mordió la mano del amo), nuevo EP. En él, ahonda en la relación y el enfrentamiento que existe actualmente entre los artistas y su contenido. Aunque considera que cada vez sabe menos quién es, asegura estar conectando con algunos “yoes” que ha había muteado, de los cuales surge este trabajo en formato de mixtape.

¿Cómo te sientes con este nuevo trabajo?

Estoy muy contento, aunque siento que al ser un proyecto conformado por varias partes aún no he revelado mucho. Este mixtape es un adelanto de lo que se viene, así como la primera muestra de todas las investigaciones que he estado trabajando en estos últimos dos años. 

¿Afong (Mordió la mano del amo) es entonces la primera muestra de un universo que has creado?

Este gran proyecto se llamará S.M.H.D, que son las siglas de "Segundos, Minutos, Horas y Días”, y básicamente toda esta investigación viene de un conflicto muy presente actualmente: creador de contenido vs artista. ¿Dónde se trazan los límites? Intento encontrar una hibridación entre el arte y el contenido. Le di muchas vueltas a esta realidad tan latente que es importante ahora de que los musiques hagan contenido, ya que no solo importa la música si no que se persiguen unos parámetros o algoritmos para poder alcanzar al oyente.

Es lo que ocurre en Tik Tok.

Exacto, hay muchas plataformas que consideran un stream cuando pasa un tiempo determinado, en Spotify creo que son 30 segundos. Entonces, llegué a la conclusión de que estamos trabajando de manera torpe (se ríe). Por ello, decidí acercarme a la música con una perspectiva más paródica donde no se categoriza las canciones por géneros o estilos, sino como fechas de caducidad o ciclos de viralidad. Quise organizar mis obras según estas escalas de tiempo, poner un marco teórico muy popular. Criticar desde una era de streaming, donde no escuchamos música sino que streameamos música. Cambia todo nuestro acercamiento tanto a la producción como al consumo.

¿Cómo es escuchar ahora tu primer disco Corazón de cerdo con ginseng al vapor?

Siempre me acordaré de una cosa que me dijeron. Muchas veces, personas no hegemónicas a la hora de hacer arte lo hacen desde un lugar donde buscan “escupir" la rabia. Esta idea llega hasta el punto donde a veces damos mucho más énfasis al contenido que a la técnica, principalmente por esa urgencia, rabia o ira ante aquellas cosas que sentimos. Pienso que en mi primer álbum se ve eso, en él estaba rabiadísima y con ganas de escupir. Sin embargo, tras echar esa ira han surgido otras inquietudes. El hecho de que yo volviera a Taiwán hizo que recodificara como me veo a mí misme. Suelo bromear con que cada vez que vamos a otro país o nos desplazamos de zona se codifica o se decodifica de una manera distinta y lo notas más al ser una persona racializada. Por ello, tú puedes pensar o divagar en la técnica o en la producción porque estás en modo supervivencia y estás trabajando desde un lugar incómodo hasta encontrar ese refugio que es tu música.

Has logrado esa liberación en cuanto al espectro musical, pero ¿cómo sientes esa búsqueda de identidad?

Cada vez sé menos quién soy (se ríe). Creo que por supervivencia podemos abrazar un “yo”, pero estamos conformadas por múltiples “yoes” donde algunos destacan más que otros. Algunas veces hasta asesinas alguna de tus multiplicidades identitarias porque algún “yo” pesa más. En mi caso, emigré a España con diez meses y crecí aquí, esto provocó que se dieran una racialitud y que unas identidades se formaran o acabaran con otras. Pero cuando fui a Taiwán me encontré con otras versiones de mi “yo”.

¿Hay mucha búsqueda de identidad vertida en este EP?

Creo que con cada proyecto que saco más incoherente soy o más contradictoria me hago. Pero es inevitable, porque al final la identidad es extremadamente compleja. Cuanto más avanzo como artista, más noto las grietas en lo que yo pensaba que era lo lógico. Mi nombre "Putochinomaricón" viene de un concepto de lo que yo pensaba que era desde diferentes miradas. Ahora celebro esas contradicciones.

Siempre me acordaré de una cosa que me dijeron y es que muchas veces personas no hegemónicas a la hora de hacer arte lo hacen desde un lugar donde buscan “escupir" la rabia

¿Por qué decides apostar por esta estructura para la primera parte del universo H.S.H.D?

Estuve reflexionando y decidiendo el perseguir la idea del mixtape, principalmente por si sigue vigente a día de hoy en la era de streaming. En un principio este álbum iba a ser un disco de podcast, porque estoy muy fascinado con la estructura de estos formatos. Buscaba el híbrido entre lo que se entiende al pensar en un disco o EP y esa perspectiva que ofrece un podcast. Tras escuchar a muchos artistas que me gustan y varios mixtapes de los 2000 me di cuenta que los álbumes conceptuales de la música pop tienen una estructura muy rígida y que se puede ahondar más en un mixtape. Podemos potenciar y mezclar diversos factores.

De ahí tus colaboraciones, donde escuchamos hasta unas poetisas, ¿en qué momento decides integrar este rol?

Fue un gusto trabajar con ellas, el poder encontrar nuevas estructuras alejadas de aquello que se suele dar en EPs o en un género. Sale de lo convencional y permite experimentar, encontrar nuevos espacios.

Una de las canciones de este proyecto se titula Síndrome del impostor, ¿cómo se siente dar voz a este sentimiento?

La visión en la que me muevo en este track es cómo se vive esa sensación extraña donde muchas personas diaspóricas racializadas sienten cuando ocupan espacios en Occidente. Te sientes instrumentalizada y remplazable. De ese espacio nace el tema, cuando piensas que eres uno más, hay una estrofa donde digo “otro más, otro del montón, otro chino, otro maricón”.

Este proyecto se llama 'M.S.H.D', que son las siglas de “Minutos, Segundos, Horas y Días”, y básicamente toda esta investigación viene de un conflicto muy presente actualmente: creador de contenido vs artista

Nos traslada a uno de tus puntos de inflexión musical, Gente de mierda, ¿cómo fue hablar de manera tan directa sobre el acoso?

Te nace, creo que no se suele cuestionar porque se vive día a día y no te cuesta verbalizarlo porque es realidad. De esta manera se muestra lo muy normalizada que está la violencia en nuestro día a día, en nuestra rutina de personas no hegemónicas.

Regresando a ese gran proyecto, ¿cuándo verá la luz su segunda parte?

Lo bueno de ser un artista underground es que puedes sacarlo cuando quieras (se ríe). Mi pensamiento es sacar la segunda parte de S.M.H.D. en septiembre, aunque quizás sale antes porque la presentación del disco es a finales de año. Ya he adelantado varias canciones en Instagram, y se muestra muy bien esa idea de artista vs contenido.

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