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Roberto Santiago: "Me sorprende que la literatura no haya contado apenas el mundo del juego"

El escritor Roberto Santiago.

Cerca de un millón de personas en España están diagnosticadas de ludopatía, una enfermedad que arruina a los jugadores adictos y suele llevar al desastre a sus familiares y amigos. Después de varios años de investigación en casinos, en todo tipo de salas e incluso en partidas ilegales, el escritor y cineasta Roberto Santiago (Madrid, 1968) ha publicado Ana (Planeta), una historia trepidante, entre la crónica social y la novela negra, narrada en primera persona y que tiene como hilo conductor a una abogada de mediana edad que se atreve a enfrentarse a los poderosos de la industria del juego. Una tragedia familiar desencadena una acción ambientada en la España contemporánea y donde el panorama de fondo está teñido también de corruptelas, de violencia machista o de crisis laborales. Como la vida misma.

Ana es una novela de ficción”, aclara el autor, “pero responde a cosas y situaciones muy reales. La lucha de la protagonista apunta así a una batalla contra las artimañas de la industria del juego, contra esos narcotraficantes que enganchan a los ludópatas con el señuelo de una droga. No conviene olvidar en este sentido que, como toda adicción, resulta muy difícil abandonar la ludopatía o incluso reconocer que se padece”.

Roberto Santiago se muestra muy sorprendido de que “la literatura española no haya contado apenas el mundo del juego, que no lo haya utilizado como material narrativo”. A renglón seguido comenta que en su labor de documentación halló muy poca bibliografía y concluye que la adicción al juego sigue constituyendo un tema tabú del que no se habla y sobre el que no se escribe, a pesar de la multitud de gente que está enganchada. Esa carencia obligó al autor a investigar a fondo y a buscar el asesoramiento de expertos en el tema, tanto desde el punto de vista médico como desde el prisma judicial.

 

Ana es la primera novela para adultos de este ya veterano escritor de literatura juvenil, director de ocho largometrajes y autor de una decena de piezas teatrales. El personaje protagonista de este libro, la abogada Ana Tramel, acompaña a Roberto Santiago desde hace años cuando publicó un breve relato basado en una estudiante de Derecho que más tarde, con el paso de los años, se ha convertido en una letrada independiente y fuerte, con un gran sentido de la justicia, pero también con muchas contradicciones y buenas dosis de escepticismo. “En definitiva”, explica el novelista, “un personaje muy poliédrico y, por tanto, muy interesante”. “Podría escribir otras 10 novelas con este personaje”, apostilla entre risas.

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Siempre quiso escribir una novela para adultos porque hasta la fecha su exitosa carrera ha transitado durante años por la literatura juvenil, donde se convirtió en un best-seller con una serie titulada Futbolísimos, de la que se han vendido más de un millón de ejemplares. Aficionado confeso al fútbol y seguidor del Real Madrid, Santiago reconoce que este deporte de masas nunca gozó de mucho predicamento entre la llamada alta cultura, a pesar de que escritores consagrados e indiscutibles como Manuel Vázquez Montalbán o Eduardo Galeano hayan dedicado páginas memorables a este fenómeno social. “El fútbol representa pasión, locura, fiebre... Como dice el personaje de Ricardo Darín en El secreto de sus ojos, la película argentina que obtuvo un Oscar en 2009, se puede cambiar de partido político, de religión, de pareja o de trabajo, pero nunca de equipo de fútbol”.

Así pues, tanto la novela Ana como esta entrevista con Roberto Santiago están salpicadas de referencias cinematográficas porque no en vano el autor ha dirigido ocho largometrajes, entre ellos Al final del camino, El club de los suicidas o El penalti más largo del mundo, este último candidato a los Goya. No puede negar Roberto Santiago, ni lo pretende, que le gusta tocar todos los palos de la escritura porque además ha firmado una decena de obras teatrales y varios guiones de programas televisivos. “¡Qué le vamos a hacer! Lo que me apetece es contar historias, en el formato que sea y por medios distintos. No me planteo en absoluto si la próxima temporada me dedicaré más al cine o a la literatura. Sencillamente los proyectos van surgiendo”. Suele ponerse al ordenador sin un esquema previo, sin guion prefijado y las tramas van creciendo, los personajes van surgiendo y entrelazando sus relaciones. “Así las cosas”, relata, “con Ana ha salido una novela larga porque la trama lo pedía y porque mis editores no me han obligado afortunadamente a cortar. Creo que cada historia requiere una extensión y un espacio, no puedes plantearte algo preconcebido”.

Ana acaba de publicarse en España, pero editoriales de Francia, Italia, Polonia o Alemania ya han comprado los derechos de traducción, una circunstancia que alegra especialmente a Roberto Santiago. Como tantos otros creadores reconoce que el oficio de escribir implica mucho sufrimiento, algo que solamente se compensa con el placer de publicar un libro o estrenar una película. “He acabado agotado”, confiesa, “porque el trabajo de campo para escribir Ana me ha llevado a casinos o juicios, a entrevistas con abogados, jueces, médicos o jugadores. Hasta he participado en partidas ilegales para empaparme del ambiente. La mayoría de la gente desconoce la magnitud del submundo que se mueve en torno al juego. Hoy mismo, cualquier día, se puede acudir a muchos lugares en Madrid donde apostar en partidas ilegales en las que muchos jugadores se arrastran hasta la ruina por una pendiente de difícil de retorno, como revelan algunos personajes de Ana”.

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