La sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) está saliendo de Madrid, al inicio de la carretera de A Coruña, junto al Hipódromo de la Zarzuela. Es un edificio que no se esconde pero, sin embargo, parece invisible para los miles de conductores que pasan por su lado cada día, más preocupados por escapar del atasco que por la seguridad nacional.
Pero es que, en serio: ¿Dónde está el CNI? Esa es la primera pregunta que surge viendo El centro, la nueva serie original de Movistar Plus+ que se estrena el 9 de octubre y que propone una mirada inusitadamente íntima y coral al rutinario –sí, a su manera, rutinario– día a día de los integrantes del servicio de inteligencia español. Funcionarios, después de todo.
"Todo el mundo puede imaginarse que hay un Centro Nacional de Inteligencia en España, pero realmente no tenemos mucha idea. De hecho, a mí me pasó igual con el edificio, yo tampoco sabía dónde estaba, aunque realmente está a la vista", concede a este periodista el creador de la serie, David Moreno, quien explica a infoLibre que El centro surge de esa curiosidad: "Queríamos tratar el género de espías, y de repente pensamos que estaría guay contarlo lo más cercano posible a la realidad".
"Una de las virtudes de la serie es que estos espías no se parecen en nada a los espías que uno tiene en la cabeza", tercia Juan Diego Botto, protagonista que encarna a Vicente Alfaro, al que todos llaman Michelín por su afición a la gastronomía. "Cuando fantaseamos con espías, uno tiene la referencia del cine americano, del cine inglés, de James Bond o Tom Cruise haciendo cosas, subiéndose a aviones y disparando misiles desde coches con un traje impecable, tomándose un Martini con una modelo espectacular que siempre se enamora de ellos", señala el actor a infoLibre.
Sin embargo, en El centro, continúa, vemos a un espía como Alfaro, un "señor casado, con hijos, un matrimonio más o menos frío, con un trabajo relativamente rutinario de oficina". "Son unos señores que se toman cafés con leche con churros", prosigue divertido, destacando que, en definitiva, por encima de todo lo demás, "no deja de un funcionariado". "De alto nivel, pero funcionariado", puntualiza, insistiendo en que eso le da a la serie una distancia con el género a nivel internacional para hacerlo nuestro de una forma "más local e identificable".
Para dar con el tono de veracidad deseado, el equipo ha estado asesorado por profesionales del propio CNI. "Hemos tenido relación con ellos para ver cómo son, cuáles son sus preocupaciones, sus debilidades, sus vocaciones, cómo se manejan, cómo de alguna manera se normaliza esa persona que tenemos como un cliché al pensar en la CIA o el MI6", explica el director de la serie, David Ulloa, al tiempo que reconoce que les han ayudado mucho, sobre todo en la "letra pequeña" de su comportamiento en el lugar de trabajo.
"Seguro que se aburren, seguro que dudan, son personas", señala la directora de Inteligencia en la ficción, Clara Segura, para quien esta profesión tiene una clara "particularidad" pero, al mismo tiempo, resulta interesante cambiar el estereotipo que todos tenemos del espía, pues eso "nos va bien también para saber dónde estamos y quiénes somos" como sociedad. "Cuando entramos allí —en el CNI— nos sorprendía a nosotros mismos no ver gente con gabardina", apostilla entre risas a infoLibre.
Se trata, en definitiva, de "acercar y humanizar con toda la sobriedad posible" el mundo de la inteligencia, "huyendo de cualquier cliché que podamos tener en la cabeza que se acerque a lo más yanqui", resume a infoLibre la actriz Elisabet Casanovas, mientras Israel Elejalde pone el foco en su encuentro con este diario en su propio personaje, apodado Marqués: "Él se siente traicionado por la propia institución y siente que su vida ha entrado en la mediocridad, por lo que quiere la posibilidad de una nueva vida a través de ese amor que ha encontrado y ahí cae en la trampa. Se habla de eso, de las tensiones a las que tienen que someterse este tipo de personas".
La relación entre espionaje y periodismo es otro de los ejes que vertebran la trama de El centro, señalando sus coincidencias, contradicciones e intereses contrapuestos, principalmente a través de la figura de la periodista Elsa Díaz, encarnada por Elena Martín (asesorada por Cristina Solias), quien explica a infoLibre que es "habitual un cierto intercambio de información" entre ambas partes "que beneficie a la sociedad", pero siempre teniendo en cuenta que es "muy peligroso" que una periodista entre a "colaborar de forma estrecha" con los servicios de inteligencia, pues puede incluso costar vidas humanas.
Retrato de una lucha de intereses
"Queda retratada, o por lo menos apuntada, la necesidad de la responsabilidad de los medios de comunicación", tercia el también actor de la serie David Lorente. remarcando a infoLibre la existencia de esa lucha de intereses informativos, pues por un lado está el "poder de los medios de comunicación" y, por otro, el de la periodista "comprometida con su trabajo y con que se sepa la verdad". "Este es un tema bastante delicado de tocar porque, claro, los medios te pueden crucificar. Es una pescadilla que se muerde la cola", agrega.
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Y es que, tal y como subraya Moreno, los asuntos que tratan los servicios de inteligencia de todo el planeta son "oro para el clickbait", por lo que es importante también tener claro el papel de la prensa como generadora de fake news y agente manipulador de la opinión pública. "Hay una prensa que hace bien su trabajo y otro montón de prensa que no lo hace bien", asegura.
Botto, por su parte, recuerda que al final el trabajo del Centro Nacional de Inteligencia es "recopilar información y trasladarla a los que toman decisiones". "Se supone, o debería ser así, que el CNI no tiene autonomía más que para recopilar esa información, lo que después se hace con esa información depende del Gobierno de turno. ¿Es necesario que haya alguien verificando información, buscando información lo más veraz posible? Yo creo que hoy en día es imprescindible por cuestiones que afectan a la seguridad nacional, tanto militar, empresarial o lo que corresponda", plantea.
Y todavía agrega para finalizar: "Creo que el tema ahí es fiscalizar con la mayor transparencia posible que efectivamente eso siempre pase al Ejecutivo de turno, y qué decisiones toma este Ejecutivo para blanquear o blindar esa información. Nosotros aquí en España tenemos una ley de secretos oficiales que data del franquismo, que todos los gobiernos siempre dicen que van a cambiar y que nunca cambian. Pero, en general, ese trabajo que hacen estos hombres y estas mujeres de recopilar información es un trabajo que se tiene que hacer".
La sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) está saliendo de Madrid, al inicio de la carretera de A Coruña, junto al Hipódromo de la Zarzuela. Es un edificio que no se esconde pero, sin embargo, parece invisible para los miles de conductores que pasan por su lado cada día, más preocupados por escapar del atasco que por la seguridad nacional.