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El torturador Billy El Niño recibe el homenaje teatral que merece: "La democracia se construyó con violencia"

El elenco de 'Homenaje a Billy el Niño'.

El policía Antonio González Pacheco, conocido como Billy El Niño, fue la cara más temida del aparato represor de los últimos años de dictadura franquista. Miembro del Cuerpo General de Policía en la Brigada Político Social, se ganó su nauseabunda fama por torturar con saña a numerosos opositores políticos.

Su labor fue premiada con cinco medallas que implicaban aumento de su pensión. La primera la recibió en 1972, y en 1977 fue condecorado con la Medalla de Plata al Mérito Policial por el ministro franquista Rodolfo Martín Villa. Las otras tres las obtuvo también en 1977, en 1980 y en 1982, el mismo año que fue ascendido a inspector del Cuerpo Superior de Policía para posteriormente abandonarlo.

Billy y Rodolfo son precisamente los protagonistas de Homenaje a Billy El Niño, el nuevo montaje de producción propia que el madrileño Teatro del Barrio estrena este próximo 23 de febrero. "Es el homenaje póstumo que se merece", resume a infoLibre una de las dos autoras y a su vez actriz, Jessica Belda, quien plantea que, en realidad, es un tributo "a todas aquellas personas que realmente lucharon por nuestros derechos".

Y prosigue: "Un homenaje a todos aquellas que fueron víctimas precisamente por su lucha activa, que fueron represaliados por su lucha y que con su piel consiguieron muchas de las cosas que hoy tenemos. Aunque aún quedan muchas cosas por hacer, todavía se siguen viendo los efectos de aquellos tiempos".

González Pacheco murió por coronavirus en mayo de 2020, apenas tres meses después de que el Gobierno de coalición se hubiera comprometido a retirarle las medallas. El trámite quedó pendiente, por tanto, y el torturador murió con todas sus condecoraciones y privilegios intactos. "Así que no hay manera de que haya una reparación real", lamenta Belda.

Cuando murió el policía, pesaban sobre él varias denuncias por crímenes y torturas. Pero nunca fue investigado judicialmente, porque los jueces se amparaban, para evitarlo, en la Ley de Amnistía de 1977. Además, la Audiencia Nacional se opuso a su extradición a Argentina, donde lo reclamaron en la querella abierta por crímenes cometidos durante la Guerra Española (1936-1939) y la Dictadura Franquista.

Antonio Gómez Celdrán es el actor encargado de interpretar al repulsivo protagonista de esta historia. Al torturador condecorado ante la impotencia de sus víctimas. "Lo importante que queremos reflejar es la lucha de toda esa gente por los derechos que tenemos hoy", remarca, al tiempo que explica que en esta obra queda retratado como "una especie de seductor sádico".

"El personaje es muy atractivo de por sí, a la par que desagradable. Hemos intentado huir un poco de los clichés de estos torturadores que parece que están todo el día enfadados. Así, la intención es construir un personaje que parte del público pueda, en un momento determinado, sentirse atraído por él", apunta.

La mayoría de la gente que está representada de forma documentada en la obra forma parte de La comuna de presxs del franquismo, encuadrada en la querella argentina. Víctimas que ya tienen una edad que, a pesar de ello, "siguen con el activismo y la lucha política", tal y como señala a infoLibre la otra coautora de la obra, Ruth Sánchez.

Es un compromiso con la memoria actual, con el presente, y una llamada a alzar la voz por la otra historia

Ruth Sánchez — Coautora de la obra

De esta forma, Homenaje a Billy el Niño se convierte en un "compromiso con la memoria actual, con el presente", porque las víctimas siguen reclamando la reparación. "Es una llamada a alzar la voz por la otra historia, por los mismos acontecimientos pero enfocados de otra manera", afirma Sánchez, mientras Belda tercia: "Es teatro comprometido porque además se visibiliza un tema que, a nuestro juicio, debe visibilizarse y restaurarse".

El montaje, dirigido por Eva Redondo y cuyo elenco completa Jesús Barranco, se sustenta en la premisa de que "la democracia se construyó con violencia", según palabras de Sánchez apoyadas en multitud de investigaciones. "La Transición no fue tan pacífica. Hubo muertos, hubo sufrimiento", continúa, para luego rematar: "La idea de la construcción democrática es no violenta, de que las fuerzas mesuradas dejaron de lado los extremos, pero no fue así".

Belda recuerda, asimismo, que hace apenas un mes Rodolfo Martín Villa, aún imputado en Argentina, repitió su discurso de calificar de "errores" las muertes causadas por la policía en los últimos años del franquismo y la Transición: "Reconoció su parte de responsabilidad en las muertes por las que se le está inculpando, pero no asumió que se trataba de un ataque sistemático a un grupo de la población. Por eso no se le puede aplicar el crimen de lesa humanidad, que es la clave de todo".

El texto de esta obra se enmarca dentro del llamado Teatro Documento con testimonios reales. A partir de ahí, se introducen narraciones completamente ficticias aunque "simbólicas, con significado y, casi siempre y por propia elección, bastante humor", según Sánchez, quien concluye animando a acercarse al Teatro del Barrio: "Aunque te obliguemos a pensar y a estar un ratito mal, te lo vas a pasar muy bien. Es una tragicomedia que merece la pena".

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