“La cifra de personas con un patrimonio superior a los 1.000 millones de dólares ha crecido a un ritmo anual del 10% en las últimas décadas, pasando de 140 personas en los años 80 del siglo XX a 2.781 milmillonarios en la actualidad”. Con ese aviso a navegantes comienza el análisis sobre riqueza, desigualdad y recaudación que firman Kane Borders, Panayiotis Nicolaides y el economista francés Gabriel Zucman. Este último es, además, quien da nombre a la polémica tasa Zucman, una propuesta económica que plantea un impuesto mínimo del 2% a los patrimonios más altos y que ha generado una gran polémica en Francia al proponer una tasa que afectaría a los capitales de más de 100 millones. Su nombre está por todas partes y la razón es que pide más presión fiscal para los más ricos.
Las conclusiones de Zucman son rotundas: “A los milmillonarios se les aplican tipos impositivos efectivos inferiores a los de la población general, de modo que el aumento de la disparidad patrimonial exacerba las desigualdades a nivel mundial”. Así concluye uno de sus estudios, publicado por el Instituto Elcano y titulado El impuesto a los milmillonarios: dinámica de la riqueza y recaudación de un impuesto mínimo global.
Las voces en contra de estas tasas —entre las que se levanta la del empresario francés Bernard Arnault, con un patrimonio de 188.600 millones, según Forbes— dicen que subir impuestos provocará fugas de capital y que las rebajas fiscales pueden compensarse por su capacidad para atraer o retener capital inversor. En el otro extremo, otras voces responden que bajar impuestos daña gravemente la capacidad de invertir en lo que es de todos y exacerba la desigualdad al premiar a quienes más tienen.
Entre estos márgenes del debate se reparten partidarios y detractores de una medida hacia la que la Unión Europea (UE) ha dado algunos pasos. Y Zucman mete el dedo en la llaga: "Se calcula que los 499 milmillonarios europeos tienen un patrimonio de 2.418 mil millones de dólares [2,4 billones de dólares, ndr]. Un impuesto sobre el patrimonio del 2% generaría 48.400 millones en ingresos para los Estados", señala en un estudio del Observatorio Fiscal de la Unión Europea.
Un frente fiscal amplio
Para José María Mollinedo, economista del Sindicato de Técnicos Hacienda (Gestha), una reforma fiscal que desborde los márgenes de una región o abarque el ámbito europeo ayudaría "indudablemente" a reducir los movimientos de evasión y las fugas de capital. Para Gestha no son tan habituales como se quiere hacer creer, pero las diferencias en cuanto a fiscalidad también exacerban las desigualdades entre regiones. "Una regulación así, acabaría incluso con los movimientos de capital entre comunidades, en el caso de España", concluye.
Dos ejemplos a nivel nacional de esta problemática macroeconómica son Madrid y Andalucía. "En el caso de Madrid —que es además donde están el 60% de las fortunas de más de 10 millones de euros— existía una bonificación de este impuesto de patrimonio al 100%. Después, otras comunidades comenzaron a anunciar medidas similares, como es el caso de Andalucía", explica el economista de Gestha. Esta forma de dejar inoperativo el gravamen es lo que llevó al Gobierno a crear el conocido como impuesto temporal de solidaridad de las grandes fortunas (ITSGF). Además, es esta dinámica la que anima propuestas como la de Zucman, que, en uno de sus análisis, constata "que la mayor parte de la población de un país paga entre un 25% y un 50% de sus ingresos en impuestos a lo largo de toda la distribución de la renta, mientras que los milmillonarios y cienmillonarios pagan entre el 20% y el 25%".
Así, en Europa el debate en torno a la forma en que cotizan las grandes fortunas ha ido ganando espacio. En el caso de Francia, se ha propuesto desde la izquierda y los verdes como respuesta a su elevado déficit fiscal, pero ha desatado la ira de algunas fortunas, como es el caso del multimillonario Bernard Arnault. El nuevo impuesto que plantea la izquierda gala propone una tasa mínima del 2% o el 3% que se aplicaría a todas las fortunas superiores a 100 millones.
Sin embargo, la propuesta lleva tiempo resonando. El pasado mes de marzo el Parlamento Europeo volvía a poner sobre la mesa la posibilidad de aumentar la presión fiscal sobre las grandes fortunas. Una idea que había prendido a raíz de una propuesta ciudadana liderada por el antiguo presidente de la región belga de Valonia, Paul Magnette y en la que también participaba el economista Thomas Piketty, de cuya escuela es discípulo Zucman.
En el caso de países que ya gravan el patrimonio, como España, podría existir compatibilidad entre la tasa europea y el impuesto nacional
"La propuesta europea funcionaría como un tipo mínimo común del 2%, aplicable a nivel de la UE", explica el Rubén Gimeno desde el Consejo General de Economistas. "En el caso de países que ya gravan el patrimonio (como España), podría existir compatibilidad entre la tasa europea y el impuesto nacional, de modo que lo ya pagado en el impuesto de solidaridad de las grandes fortunas se tendría en cuenta para alcanzar ese mínimo", concluye.
¿Cómo se grava realmente a los ricos en España?
A nivel nacional, el debate sobre la fiscalidad de las grandes fortunas tiene un recorrido reciente. En 2022 el Gobierno de coalición aprobó el ITSGF para evitar que las bonificaciones y exenciones de las comunidades lo dejasen a cero. En el caso español, los tipos impositivos son de un 1,7% para patrimonios entre 3 y 5,3 millones; de un 2,1% entre 5,3 y 10,6 millones y de un 3,5% para patrimonios superiores a los 10,6 millones. "Por tanto, un contribuyente con un patrimonio superior a 100 millones de euros en España tributaría al tipo marginal del 3,5%, muy por encima del 2% que plantea la tasa Zucman", remarca Gimeno.
Sin embargo, el sistema español no es tan duro como pueda parecer. Si se toman las exenciones, las bonificaciones y las reducciones de cuota que se pueden dar a nivel autonómico y nacional, el impuesto efectivo vigente en España está por debajo de los tipos que marca el gravamen de solidaridad. En concreto, Gestha lo cifra en un 0,2%. Y esto es así porque de los más de 934.000 millones de euros declarados como patrimonio por los 228.000 ciudadanos más ricos, casi la mitad (un 44,3%) no se tiene en cuenta para el cálculo del impuesto. ¿La razón? Muchas participaciones empresariales de las grandes fortunas están exentas, como también ocurre con las acciones. A esto se sumaría, explica Mollinedo, el hecho de que algunas comunidades autónomas amplíen las bonificaciones. "Solo en Madrid dejan de ingresarse 787 millones de euros por la regulación que la Comunidad hace del impuesto", concluye el fiscalista de Gestha. Así, una posible aplicación de la tasa Zucman sería más efectiva si salvase todas estas bonificaciones, concluye.
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Los cálculos de Gestha en torno a la baja presión fiscal real que existe sobre las grandes fortunas encajan en los cálculos del economista galo: "Los milmillonarios del mundo tienen unos tipos impositivos efectivos muy bajos, de entre el 0% y el 0,5% de su patrimonio", señala en un estudio publicado en el Observatorio Europeo de Fiscalidad.
¿Cuánto ha recaudado el impuesto de solidaridad?
El ITSGF recaudó en 2023 (último dato definitivo) un 58% más que en 2022, de acuerdo con los datos de Gestha. En total, la contribución a las arcas públicas alcanzó los 1.970 millones de euros en 2023, frente a los 1.250 millones del año previo, cuando la recaudación se vio afectada "las bonificaciones adoptadas por algunos gobiernos regionales surgidos tras las elecciones autonómicas, siguiendo la estela que marcó la Comunidad de Madrid", concluyen los Técnicos de Hacienda.
Con la inesperada fama de Zucman, el debate se traslada ahora a Europa, aunque su vocación sea mucho más amplia y trate de abordar, sobre todo, el problema de la desigualdad y de la progresividad de los sistemas fiscales.
“La cifra de personas con un patrimonio superior a los 1.000 millones de dólares ha crecido a un ritmo anual del 10% en las últimas décadas, pasando de 140 personas en los años 80 del siglo XX a 2.781 milmillonarios en la actualidad”. Con ese aviso a navegantes comienza el análisis sobre riqueza, desigualdad y recaudación que firman Kane Borders, Panayiotis Nicolaides y el economista francés Gabriel Zucman. Este último es, además, quien da nombre a la polémica tasa Zucman, una propuesta económica que plantea un impuesto mínimo del 2% a los patrimonios más altos y que ha generado una gran polémica en Francia al proponer una tasa que afectaría a los capitales de más de 100 millones. Su nombre está por todas partes y la razón es que pide más presión fiscal para los más ricos.